martes, 23 de julio de 2013

Quizás mi sueño dorado hubiera sido haber viajado por todo el mundo y por haber viajado mucho, tener muchas cosas que contar esperando en el tintero.
Sólo tengo la experiencia de haber sido profesor de unos pobres muchachos que en su mayoría estaban desorientados y no daban una a derechas.
He recorrido la provincia de Madrid por quince años y he enseñado lo que he podido, lo que me han dejado.
Pero mi mente siempre piensa que hay muchos modos de vida que yo no he visto, que ni siquiera me imagino.
Mi ideal sería sentarme durante toda la tarde y escribir y escribir, como si de un Ruyard Kipling se tratara, cómo viven los buscadores de oro, cómo mueren los santones hindúes, cómo disfrutan los magnates rusos, cómo mata sin piedad el cartel de Medellín.
Pero sólo puedo contar lo que pasaría en mi barrio, que está al alcance de mi mirada y eso no sé si interesa a nadie.
Dice un refrán español: de un cuento nacen ciento.
Así debe ser. El cuento será infinito cuando deje yo el mundo.

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