El calor que sufrimos estos días de julio es para no contar. Yo no he sudado tanto en mi vida. Nos vamos a cocer como garbanzos.
Ahora se vive de 9 a 12 de la noche. El resto de horas es para estar en casa como beduinos del desierto.
Yo no me canso de decir que estos calores no los he vivido yo nunca. Se nota que algo está cambiando en el clima.
Por lo demás, no se me ocurre nada que escribir en este blog, ni una maldita historia, ni una maldita ocurrencia, ni un maldito pensamiento. Parece que todo se lo traga este maldito calor.
La Gran Vía de Majadahonda estaba muy animada ayer domingo, con muchos chicos de instituto que celebraban sus días de vacaciones y parejas y ancianos que charlaban y miraban.
No escribiré mi novela hasta que se pase el verano. Espero que sepa cómo rematarla con la acción final en que se conocen todos los personajes que he creado. Debe ser un final vertiginoso, lleno de acción y sorpresa. Me preguntó Paco ayer que si mi prosa es ágil. Sí que lo es. Yo no quiero aburrir a nadie con frases muy largas.
Bueno. Eso es todo. Me voy al pueblo otra vez después de haber estado un pelín desorientado la primera semana. Ahora sé ya cómo es el modo de vida en el pueblo y ya no me llevaré sorpresas así que me lo pasaré mejor que la primera semana.
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