lunes, 13 de octubre de 2025

 Se trata de lo siguiente: tomar un café bien calentito mientras ves  a la gente cómo va. No perder tiempo con ningún tonto de estos que abundan por la ciudad. Ver la telenovela turca en la que salen hombres muy guapos. Leer un libro que te haga imaginar mundos que ni se te pasaban por la cabeza. Andar unos kilómetros por el hecho de andar y hacer ejercicio. Regalar a tu pareja una hora o dos de intimidad y pasarlo bien. Comer con apetito y dar gracias a Dios por nuestro pan de cada día. No lamentarse y ver que tu vida esta llena de cosas buenas si las sabes ver. No quejarte internamente de lo que no tienes pues probablemente, ya no lo tendrás. Así que la vida que vives te conduzca a la vida buena, no a desear otra vida que no existirá.

 El que acepte en la vida lo que hay y se conforme, ese es un héroe de la vida contemporánea. El que tenga una sonrisa que dar a los demás, ese es el supermán de estas épocas baldías de toda la tranquilidad y de toda satisfacción. Nos acosan con anuncios. Tenemos que estar delgados, tenemos que viajar, tenemos que probar esta comida en tal sitio, tenemos que estar contentos a todas horas, tenemos que comernos un kit kat, etcétera, etcétera. La gente va como por impulsos, como traída y llevada por estímulos cada vez más raros de cumplir. Y si no reaccionas a esos latigazos, tu vida no merece ser vivida, te hacen pensar. Pero para eso está la razón: para que disfrutes del desayuno que más te guste y disfrutes de las cosas cotidianas, no artificiales, que trae el día para ti.

Ya he dicho aquí que los psiquiatras, mediante las pastillas, nos tienen a los enfermos mentales a raya, de forma que estamos ni alegres ni tristes sino con una pasión mitigada. Por eso quizás mi tono en este blog es oscuro, tristón, de un perfil muy bajo en cuanto  a las emociones. En este día nublado se puede conquistar el mundo tuyo si pones un poco de atención en todo lo que tienes. Vivimos bien. Comemos bastante bien, hay muchos productos buenos en el mercado para hacernos felices. Por ejemplo, un melón y unas lonchas de jamón. Con la televisión podemos pasar gratos momentos de huida de la realidad y con los libros, también. No debemos quejarnos porque, a nuestra manera, somos ricos. Más ricos de lo que nos imaginamos. Celebremos el lunes y mañana martes también. Hay que sentirse a gusto con la vida. La vida está llena de paraísos terrenales por descubrir.





 Un torero que se corta la coleta, un taxista que hubiera preferido ser rico, una ama de casa que va a la cocina, un dolor que no se expresa, un abogado que hubiera preferido ser poeta, un poeta en la ciudad mesetaria al que le hubiera gustado ser marinero, un cantante que querría ser pirata con un parche en el ojo, una pasión que hay que apaciguar todos los días, un padre que se asombra de sus hijos y que no sabía que ser padre es ser padre. Una chica joven que se vende en las redes sociales como única dedicación, un camionero que llora cuando está muy lejos, la vecina de enfrente que hoy tiene que hacer comida, el cura que ya no cree y no lo dice. Somos todos un deseo que no se cumple en este mundo feo. Somos todos lo que no quisimos ser y lo somos. Somos pasión, querencia refrenada por el día a día.

 No muchos escritores viven de lo escrito. Solo unos pocos son los elegidos por las masas que los leen. Los demás también escribimos pero no tenemos repercusión pública. Es como lo del Real Madrid: solo un puñado de jugadores puede aspirar a jugar en ese club de fútbol tan elitista. Pero si me leen en este blog, ya me doy por contento. Una vez dicho esto, me paro a contemplar el día gris pero sin lluvia, la mañana escurridiza de pasión alguna y los pasos por casa, todos muy medidos y sin sorpresa alguna. Y luego pienso: debo estar agradecido por lo que tengo, no debo llorar por lo que no tengo. Y escribo aquí unas letras sometidas a la razón, unas letras que transitan el conformismo más hondo. Y me doy la razón a mí mismo.

domingo, 12 de octubre de 2025

Un señor dibujaba comics, luchaba con la viñeta siguiente. A veces la viñeta siguiente no acudía a su mente y lo pasaba mal, se quedaba atorado en mitad de la historia. Pero casi siempre salía triunfante porque se daba un paseo por la ciudad y le venía la continuación al ver a una señora que decía tal cosa u oía en la cafetería, mientras se tomaba un café, una historia que le valía para rellenar su cómic de la siguiente viñeta. Pero llegó un día en que la gente solo hablaba de papeles, de política, de asuntos administrativos y de otros asuntos que no creaban una historia. Y el hombre se quedó sin historia que contar, se quedó agarrado a la brocha, se quedó solo frente a su cómic. Y no fue capaz de seguir el cuento porque la gente ya no tenía cuento, solo tenía problemas político burocráticos.

 Yo, a los 14 años, lo tenía claro: yo quería ser escritor. Pero me ponía a escribir y solo me salían descripciones. La descripción es contar cómo es una persona, un lugar, un ambiente determinado. No me salía una historia. Mis referentes eran, en aquella época, Delibes y Cela. Compraba libros y leía. Pasaba muchos ratos con los libros. Recuerdo que me compré "La guerra de los botones" y también "Memorias de un niño de derechas". Yo no leía los clásicos juveniles como "Los tres mosqueteros" o "Viaje a la luna" sino lecturas demasiado literarias en las que primaba el estilo sobre la historia. Y creo que por eso no me salía ninguna historia, solo descripciones de gente de mi pueblo o de lugares que me inventaba. En mis creaciones literarias, no pasaba nada. Solo salían personajes retratados o situaciones, nunca había acción propiamente dicha.

 "Pane lucrando" es una expresión latina, un latinismo que viene a decir cómo se gana el pan cada uno en esta vida. Séneca decía en una máxima que no es muy difícil ganarse el pan en esta vida. Siempre hay un oficio o dedicación que permite comer caliente como mínimo. La vida la hacemos difícil el propio ser humano poniendo trabas, impuestos y burocracia al arte de ganar un dinero. El otro día vi un hombre que vendía boletos de navidad por la Gran Vía. Otros venden cupones de los ciegos. Otros hacen remiendos y arreglos a la ropa. Otros hacen recados o venden libros usados. Otros... En fin, cada labor que se inventa el ser humano está justificada por ser para "pane lucrando".

 ¿A qué has aspirado toda tu vida? ¿Se han cumplido tus sueños?¿ O solo has ido pasando etapas y aprovechando ocasiones que se han ido presentando? La gente que no ha tenido una vocación fuerte, ha tenido la oportunidad de irse metiendo en un nicho laboral o social que se han ido fabricando sobre la marcha. Estudiar algo te da la opción de que se abra un abanico de conocimientos que puede dar lugar a una vocación. No estudiar nada te conduce a que tengas que aceptar lo que se venga, lo que no ha sido elegido. Pero todo es bueno para ganarse la vida, que es el principal objetivo de la existencia. Si no te ganas la vida, la vas perdiendo en horas de hacer el ganso y matar horas sin ningún sentido.

sábado, 11 de octubre de 2025

 Viene un viento por la ventana no fresco, sino frío y he tenido que cerrarla. Este mes de octubre ha sido muy anómalo, ha sido una continuación del verano. Llevamos desde abril del año pasado, seis meses sin llover. El clima algo estará indicando del modo en que se comportan los meses de otoño. La vida va en estos días de un modo un poco tonto, siguiendo los patrones del mes de julio o agosto, sentándose la gente en terracitas, tomando refrescos en esta aberración de los atmosférico. Los camareros ya no dan a basto ante este verano de cuatro meses que tenemos, ante la gente que se agolpa en los asientos, en las mesas, en la calle y pide de beber.

 Los psiquiatras, cuando actúan con el enfermo mental, procuran, mediante la medicación (lo único que tienen a mano para curar esta enfermedad), tener al enfermo mental en un tono vital bajo, medio contraído de emociones, medio tristón. Es para evitar emociones fuertes que podrían derivar, en mi caso de trastorno bipolar, en una manía, en una euforia que llevara a cometer cualquier locura. Y así, los enfermos mentales parece que están en un limbo o en un sentimiento muy modesto de emociones, no se ríen apenas, quiero decir no nos reímos, no desbordamos nuestra emoción, estamos medio tristes, medio bobos por la vida. Así es la manera de controlarnos.

 Sin ninguna duda, lo más duro de tener un problema o pasar una calamidad, es no poderlo contar. Se crea una bilis fuerte en el cuerpo que hace difícil la vida. Yo creo que antes de estas épocas hubo otras en que la gente convivía más, se contaba sus fracasos y alegrías. Pero ha venido un tiempo de polarización, como lo llaman, de modo que el vecino y el que pasa por la calle es un enemigo potencial porque piensa de manera diferente. Nos han dividido a los individuos de esta sociedad española, somos todos diferentes porque hablamos hasta de manera diferente la lengua española. Somos tontos todos los españoles porque hemos caído en la trampa de que somos diferentes. Y no somos diferentes. Cualquiera ve que sufrir sufrimos todos, obviando todos los malditos politequeos.

 A veces se siente uno ofuscado con la realidad. La realidad es muy contundente en algunas ocasiones. Solo te ofrece A o B cuando quizás existan otras opciones que no aparecen. Pero adaptarse a lo que hay es una de las hazañas no contadas que vive el ser humano casi siempre. Y lo hace bien pues no suele quejarse, sino que se pone el traje de camuflaje y avanza por la selva o por el desierto con cierto donaire que le hace otro héroe mucho más real que el de las películas. Y así debe ser porque siempre cuecen habas en nuestra casa y en la del vecino. Lo malo es que ya no hay a quién contárselo, ya nadie habla con el vecino. Ya nadie habla en el bar con nadie o, simplemente, ya nadie va al bar a distraerse. Ese ejercicio de supervivencia de la vida solo lo sabe el que va sobreviviendo.

viernes, 10 de octubre de 2025

 Escribir una novela entraña un esfuerzo intelectual grande y un tesón fuera de toda duda. Yo ya he escrito varias y mi trabajo me han costado. Ha habido un momento, en la novela española, en el que las novelas no tenían ni personajes ni argumento. Eran una especie de fragmentos sin sentido, una colección de escritos involuntarios e irracionales que no llevaban a ningún lado. Me gusta que existiesen esas novelas para compararlas con lo que yo escribo, que sí tiene un sentido, que sí debelan un esfuerzo literario exhaustivo. No seré yo ese autor que se refleja en la vitrina de una librería pero sí seré yo, en el fondo un escritor que escribe esto del blog y algunas historias originales.

 Me estoy leyendo un libro sobre una catedrática de Filosofía. Hay que ver qué cantidad de libros se tiene que leer esa señora. Tiene que ir también a conferencias y tomar nota de ellas. Tiene que preparar una especie de oposición muy dura. Tiene que buscar en los libros que lee una novedad académica que solo ella tendrá. Tiene que investigar en más y más libros el pensamiento de los clásicos y de los modernos. En fin. Una tarea bárbara. Yo no me puedo considerar un erudito, esos que saben un poco de todo, pero sí que me he tenido que estudiar una oposición de 70 temas durante ocho años. Y eso se debe de notar. La pena, lo digo siempre, es que no tengo con quién hablar de mi libro.

El otro día, leyendo la Biblia, me topé con el Libro de Job y quise leerlo de principio a fin. Todo el mundo sabe el refrán ese de tener más paciencia que el santo Job, pero son pocos los que lo han leído. Yo lo voy a leer con un poco de paciencia y un poco de interés. La Biblia, ahora que lo pienso, esta llena de situaciones extrañas, de enviados de Dios a la Tierra, de reyes crueles, de batallas, de profetas, de versículos que quieren amar a Dios, etcétera, etcétera. La Biblia es interesante al permitirnos acceder a un mundo distinto, un mundo lleno de violencia, lleno de santidad, lleno de sabiduría. Los Salmos, por ejemplo, son una poesía muy bonita, ya quisieran los poetas de hoy en día escribir así.

 Unas veces me siento gordo y otras veces me siento feo. La percepción que tengamos de nosotros mismos nos condiciona bastante. Las pastillas que tomo hacen que engorde solo por el hecho de tomarlas, no porque yo coma demasiado. Si me siento feo es por el poco contacto social que tengo hoy en día. Aunque dicen que más vale solo que mal acompañado. No tengo con quién evaluar si soy guapo o feo. Solo tengo una amiga que veo los sábados por la mañana. Ser guapo o feo no lo he considerado importante en mi vida, solo que entro en el ascensor y hay un espejo y unos días me parezco feo a mí mismo. La verdad, el físico mío me importa poco. Lo que me importa es tener buenos hábitos y pensar positivamente, cosa que, por mi enfermedad no siempre ocurre.

 Si lograra traspasar el estilo de estos blogs a las novelas que escribo que digo que escribo, no estaría mal. Porque creo que el estilo de estos blogs es bastante bueno, son ocurrencias bastante originales. Luego, lo que contara en mis novelas, sería algo menos importante. Ayer me tiré una hora de reloj escribiendo una novela o lo que fuere eso que escribía y me sentí bien, como un trabajo beneficioso para mi mente. No solo beneficioso para mi mente, sino que me facilitó eso, pasar una hora de la tarde entretenido. Luego de escribir, me siento mejor, me siento satisfecho de mí, como si hubiera hecho lo debido. Esta tarde pienso volver a reanudar la marcha literaria vespertina.

 Ese hombre, que debía ser médico, me hizo unas cuantas preguntas. Después, me mandó firmar en un papel y dijo: la plaza es tuya. Aprendí una palabra de él: sinusoidal. O sea, tres días triste y tres días alegre. En un vaivén continuo. De la risa o del gozo a la melancolía en cosa de días. Había que saber llevarlo, dijo el tipo. Yo ya he aprendido y he notado a lo largo de mi vida que sí, que es así la cosa. Aunque he notado que los días felices duran ya cada vez menos y son menos intensos. Las ideas negativas se me quedan más tiempo junto a mí. Ese es el llamado trastorno bipolar, que es el que yo padezco. Pero ni un día de mi vida he estado yo borracho. Me he tomado siempre las pastillas. Y mi vida no ha sido aburrida hasta estos días de hoy. La vida del enfermo es hacer caso a la enfermedad.






jueves, 9 de octubre de 2025

 En la farmacia puedes preguntar, venden pastillas para no soñar. El cabreo incomprensible de Paco que no dice por qué está cabreado. La mañana luminosa pero deprimente hasta que llegue mañana. Las luces del cielo a reventar de claridad. Los libros quietos, alejados de mis manos y de mis ojos estos días. Menos mal que hay una buena noticia: Hamás e Israel acuerdan un alto el fuego. Cuecen habas en todos los sitios. A eso debemos atenernos, a las habas. No a una ensoñación marítima gastronómica. He visto al diablo por la calle. Iba vestido con unos pantalones grises y una americana también gris. La parafernalia del sentirse mal se agita como una bandera sucísima.

 Parece que fue ayer cuando andaba por los institutos peleándome académicamente con los alumnos. El tiempo pasa, no para. Hoy es jueves y también es el domingo que viene. Hay un bolígrafo en mi mesa que ha apuntado de todo este año. Me derrumbo de pena frente a los años pasados, frente a los días. Ayer fui a Madrid. Anduve por Moncloa. Me tomé unas cervezas mientras caía la tarde. Compré un libro. No sé si es bueno o malo. La vida es un acierto cuando se tienen gustos normales. Yo quisiera olvidarme de que soy pobre y eso es fácil: hay gente que no tiene para comer hoy carne. Todos somos un producto de lo que pensamos. Por eso, piensa bien.



 Pío Baroja se decantó por las novelas, escribió muchísimas novelas en trilogías o sueltas. Azorín escribió "La voluntad", que  a mí me parece un gran libro. Pío Baroja escribió "El árbol de la ciencia" que es un libro muy muy pesimista, en el que todo falla en la vida del protagonista. También escribió "El mundo es ansí" que va de una mujer extranjera que se casa con un español de aquella época, un español mujeriego y jugador que se lo hace pasar mal a esta mujer. Unamuno escribió novelas también, a las que llamó nivolas. Un ejemplo de nivola es "Niebla" que a mí no me gustó. Otra nivola fue "La tía Tula" que a mí tampoco me gustó. En fin, la vida es pura novela. Somos los protagonistas de una novela que no sabemos cómo acabará. O sí.




 La capa está rota. Como la capa está rota no me dejan entrar en los sitios. Fuera, me enfrío o me aso de calor. La vida tiene estos caprichos, estos principios que funcionan como una llave y su cerradura. No voy a ver a los que se sientan en el parque. Estar solo es una incomodidad del alma. Voy a comprar el periódico esta mañana de octubre, esta mañana de tanta sequedad en el aire. Las raíces de los árboles están hartas de ahondar en la tierra en busca de humedad. Ha muerto un vecino. La hojarasca se acumula, la hojarasca da forma a este siglo infernal. Comeremos hoy macarrones con carne picada y tomate y queso que se funde. La vida no da para más pero da para seguir viviendo y quizás ya eso sea mucho. 



 Ya van tres días que me levanto a las 9.30. Las mañanas huelgan, las horas traspasan el deseo, lo vuelven volátil. Me gasto dinero en humo, un humo malo. Las avenidas se llenan de autobuses, coches, ambulancias y gentes andantes que buscan un ideal que quizás no encuentren hoy y ningún día. El que se lamente de ser pobre, peor para él, va a ser pobre y lamentoso. Viene un viento fresco por la ventana. Lo noto, lo albergo en mis pulmones y lo expulso como si no valiera para nada. Y, sin embargo, sirve para que viva, para que se oxigene mi cuerpo. Agradezcamos lo que tenemos, no deseemos de lo que carecemos y nos irá mejor. Hoy el día se hará largo o corto si nos llega a gustar. Vivamos con paz mental y deseo de mejorar.



miércoles, 8 de octubre de 2025

 Ya he bebido bastante agua y se me ha pasado la sed que provocan las pastillas de la noche. El mundo se agita en constante pelea. Putin desea la guerra. Otros dirigentes desean la guerra. El campo de la Tierra está minado por los deseos de unos y de otros de empezar conflictos. La diplomacia se agota. Yo, por mi parte, he de ir aprendiendo a estar solo, no me queda otra. La soledad es beneficiosa cuando trae alguna dicha. La soledad querida no es mala. A ver si me cruzo con alguna puerta abierta en medio de la calle, puerta que conduzca a un conocimiento bueno y deseable. En la vida hay que hacer descartes, abandonos de los corrillos de gente aburrida, escapatorias de grupos sosos y lentos en el pensar.

 El otro día sábado fuimos a eso de las 4 de la tarde a El Pardillo, pueblo de al lado de Majadahonda. Paco quería ver un pinar del que le habían hablado que estaba al final del pueblo. Pero antes, yo le dije que me parara y que le esperaría en una terraza de las que había al lado de la parada de autobús. Me metí en un restaurante peruano y esperé a que viniera Paco. Me instalé de frente a la carretera en una mesa pequeña. Y fui, por unos momentos, muy feliz. No sé porqué allí, viendo pasar autobuses y coches que pasaban por la carretera, me sentí dichoso esperando a Paco. Paco vino diciendo que hacía mucho calor, que había estado en el pinar y que era un buen sitio para pasear. Luego, dimos un paseo por el pueblo, pueblo más tranquilo que Majadahonda, donde sí que se respetan las zonas peatonales, y luego de hablar de unas cosas y otras en un banco, nos venimos a casa. Sorprendentemente, se nos habían pasado tres horas.

 Ayer puse el despertador para levantarme a las 9:30. Parecerá ridículo para un trabajador pero es que antes me levantaba a las 10 de la mañana y lo veía un poco impropio. Hoy me he levantado a esa hora que marcaba el despertador. La mañana está silenciosa. La mañana ahonda en su calidez de sol inexorable. Los que se levantan tarde no notan la velocidad de la hora. En esta ciudad, aunque te levantes a las 11:00, parece temprano. Es un engaño que tiene esta ciudad. Pronto, voy a beber agua con intensidad porque tengo sed (quizás sean las pastillas de anoche) y luego seguiré escribiendo aquí de lo que se me ocurra. En Madrid, por el barrio de Arenal o similar las calles ya bullen de gentes que van y vienen, que van y vienen con propósito o sin él.

 Voy a hablar de los que nos reuníamos en Colón. Solo había un señor que leía libros y podía hablar de libros con él. Los demás que iban, se callaban muchas veces y no había diálogo. Quedábamos a la una del mediodía hasta la una y media o dos. Era una hora bastante intempestiva. Se hablaba de lo que ocurría en la ciudad y lo que ocurría en el país a veces. Contábamos nuestros problemas médicos. Todos los que formábamos el grupo éramos pensionistas, pero con poca cultura en general. A uno de estos pensionistas le gustaba inventar cosas, no te podías creer ni una palabra de lo que decía. Otro de los que se reunía allí decía que estaban todos mejor colgados cuando se hablaba de delincuentes o políticos corruptos.

 Voy a hablar de la asociación en la que estuve: se llamaba "tú decides. Estaba formada por enfermos mentales pero el que la llevaba decía que no se podía hablar de enfermos mentales sino que había que decirse personas con problemas mentales o algo así.  Que no era una enfermedad la que teníamos. También decía que el trabajo no debía ser una aspiración para el enfermo mental cuando todos los consejos que yo he leído y escuchado dicen que el trabajo es una forma que tiene el enfermo mental para socializarse y recuperarse. El que lo llevaba exponía sus puntos de vista sobre la enfermedad ajenos a los que exponía la ciencia médica sobre esta enfermedad. Las subvenciones a esta asociación no se veían por ningún lado, no llegaban a los usuarios. Yo nunca he tenido amigos allí quitando las horas que nos reuníamos. Después, no había amigo ninguno ni para tomar un café. Paco regañó con el que lo llevaba y dejamos de ir. No hay mal que por bien no venga.

martes, 7 de octubre de 2025

 Estoy oyendo música: cada canción, cinco minutos. No me importan las canciones, me importan los minutos. La última canción que he oído me ha transportado al pueblo en verano. Me he sentido bien. La playa tiene menos música  en mi recuerdo. Viva la música y los minutos, minutos musicales.

Dice una mujer: habla con propiedad. No escatimes vocabulario.

Hay que expresarse bien. No llamarlo a todo "chisme' o decir muchas veces: así es que... Yo tenía una novia que hablaba portuñol pero lo hablaba muy mal, no la entendía y como era algo fea, la dejé. Así con una rumana que debía hablar rumuñol.

 El otro día nos encontramos en el intercambiador de Moncloa a un tipo cuya cara me sonaba pero no sabía de qué. El caso es que nos pusimos a hablar con él. Yo le dije que estaba jubilado y fue el tío y se puso a largarme un rollo de nóminas, de contratos que yo debía tener que hizo que me agobiara un poco. No había hecho que verle y me soltó un coñazo de datos y de obligaciones laborales. El caso es que quedamos con él en Majadahonda y no vino y no fue capaz de llamar para decir que no venía. Ahora Paco intenta quedar otra vez con él pero yo ya le he dicho que con malquedas yo no quiero relacionarme. Este tipo no me gusta y, cuanto antes dejemos de verle, mejor.

 A la hora que escribo esto, la gente de mi edad está trabajando. Ha madrugado para entrar a las ocho en su puesto de trabajo. Unos trabajan en el servicio de limpieza de algún hospital, otros en el servicio de limpieza de un intercambiador de transportes. ¿Por qué lo llamarán intercambiador? Luego salen a eso de las 3 y ya por la tarde no trabajan. Se dirigen a su piso compartido y ven a su novia a eso de las ocho, para tomar algo y hacer el amor donde se pueda. Algunos de estos trabajadores tienen coche, que es un gasto, pero así tienen dónde hacer el amor con su pareja. Otros no tienen coche y hacen el amor en el balcón, que es el verso de una canción muy antigua.

 Lágrimas de las campanas viejas, dulce rumor del aire que viene del campo y se enreda en las esquinas de las casas. Por el pueblo, anda la soledad atrapándose ella con otras soledades. Se abarca el cielo cuando se mira a la torre de la iglesia. Ya el verano pasó pero siguen los calores calentando el suelo que pisan las gentes. La plaza está muy solitaria, ya casi vieja, ya casi enorme por su abandono. Quizás uno del pueblo avance solo y quimérico por la calle adelante. ¿Busca a alguien? ¿Qué quiere este vecino hoy martes de octubre? Nunca logrará este viandante de calles cortas atrapar su quimera.

 No sé si será factible encontrar algún amigo, dejados atrás la asociación y los amigos de Colón. En Colón había uno que no paraba de inventar "asaltos a punta de pistola en las tiendas" y "a una que no había ofrecido un cigarrillo a un moro y este la había amenazado con una navaja". Yo leí una novela sobre París en la que, en los barrios bajos, salían argelinos que llevaban navaja encima. No sé si los marroquíes que hay en España lo hagan. Sacar la navaja por un cigarrillo me parece excesivo pero a este amigo de Colón le gusta inventar cada día más. Por eso es que ya casi no voy a Colón últimamente.

lunes, 6 de octubre de 2025

 -Hola, qué tal.

-Hola, Salvador.

- Que digo que si te pasas por el "Lope de Vega" y me devuelves el libro que te dejé, que ya van para dos meses que te lo dejé y lo echo de menos en mi biblioteca. No es que lo necesite como necesito el agua y el alimento pero me gustaría que me lo devuelvas porque me acuerdo ahora mismo de un capítulo muy bonito que quiero releer. Me gustaría que entre mañana y pasado te pasaras por el "Lope de Vega" y que cuando llegues, me llames. Ya sabes que vivo cerca y no voy a salir de casa. Por favor, devuélveme el libro.

-Lo he vendido.

-¿Cómo que lo has vendido?

-Creía que te habías olvidado de él. Yo necesitaba el dinero. No tenía un duro.

-¡¡¡¡Lo has vendido!!!!

La amistad Salvador-Julián acabó mal. Salvador olvidó a Julián para siempre. Salvador compró otro ejemplar del libro prestado pero no  era lo mismo. Solo Salvador sabe por qué no era lo mismo. Una vez Salvador vio a Julián de espaldas charlando con una chica y le arreó tal golpe que le derribó al suelo. Todo por un libro. Es increíble.

 A veces los enfermos mentales no sabemos qué pintamos en el mundo. Este sentimiento lo puede tener cualquiera que no padezca de la mente, pero los que sí padecemos, este sentimiento se muestra muy fuerte, como si no supiéramos si estorbamos en la vida. Y de ahí vienen los pensamientos de suicidio. Yo los he tenido un verano de mucho tiempo atrás y estos pensamientos son muy duros de llevar pues se lucha contra ellos en la mente. Es sufrir viviendo y la salida es la muerte. Viene a la mente la idea de suicidio de manera recurrente porque no ves en tu vida la solución a tanta tristeza que sientes. Si en esos momentos de ideas suicidas, estás solo o con algún problema grave sin solución, es probable que intentes morir por tus medios. O que vayas al psiquiatra y se lo expliques y, si el psiquiatra es un poco competente, quizás te mande un antidepresivo y, si lo ve muy grave hasta ordene tu ingreso en una planta de psiquiatría de un hospital hasta que se te pasen esas ideas.

 Como el lavaplatos se ha roto, me he hinchado a fregar cubiertos y vasos y tazas. Las sartenes y platos los he dejado para esta tarde. A ver si Paco intenta arreglarlo porque yo soy un manazas para estas cosas. Hemos ido también temprano a lo del ojo de padre, que le lagrimea pero la oftalmóloga ha dicho que a la edad de padre, ya es muy difícil hacer algo. Le ha prescrito una espuma y un colirio. Me he bebido una gran cantidad de agua porque los fumadores debemos hacerlo, ya lo he leído un par de veces en internet. Esta tarde leeré de las novelas que compré en Gran Plaza II y a ver si empiezo de una vez la novela decimoséptima que he empezado.

domingo, 5 de octubre de 2025

 El enfermo mental, a veces no puede dormir, no concilia el sueño y se tira hasta las 4 o las 5 de la madrugada cuando le toma el sueño. Yo he pasado por periodos de estos, aún tomándome toda mi medicación y aún tomándome somníferos supletorios. No se sabe por qué vienen estos tiempos de insomnio. Bueno, cualquier problema que se tiene con la enfermedad mental no los sabe nadie. Yo he oído decir a un psiquiatra, "será la primavera". O cualquier otra chorrada. Lo que no me explico es que una vez, cuando llevaba ya mucho tiempo de insomnio, cogí un taxi a las 4 de la mañana y la taxista, al verme me dice: "tú eres el tío de Carlos". ¿Y cómo lo sabía? ¿Por la hora loca de pedir un taxi? ¿Por mi parecido físico con mi sobrino? A día de hoy, todavía no sé cómo supo que yo era el tío de Carlos.

 Nuestras barrigas, la de Paco y la mía nos desfiguran el cuerpo. Pero si pensamos que yo tomo 5 tipos de pastillas, más o menos como Paco, que dicen (todas) en el prospecto: "posible tendencia a ganar peso", la batalla de tener un cuerpo liso y delgado está perdida de antemano. Y más cuando empiezas a tener una edad. Por eso, las chicas que tienen enfermedad mental, por presiones de la sociedad (esto es, la maldita delgadez) y el miedo a engordar que tienen esas chicas, hacen que se nieguen al tratamiento, lo que las hace recaer en alucinaciones y delirios, en depresión o manía y tarden mucho de recuperarse en el tiempo. Es penoso que las pastillas que regulan la enfermedad mental tengan tantas contraindicaciones. Tantas, que hagan que el enfermo rehúya de ellas y coja miedo de efectos adversos. Conozco el caso de una chica enferma mental que adelgazaba y caía en depresión, engordaba y estaba estable mentalmente. Yo le decía que era más importante la salud mental que el físico, pero no hacía caso a nadie. No la he vuelto a ver, de conocerla hace mucho tiempo. Quizás ha sido víctima de las malditas contraindicaciones de las pastillas.

 La canción de Julio Iglesias "La vida sigue igual" tuvo mucho éxito. Los estudiantes de secundaria enseguida comprueban que mucha literatura clásica española trata del paso del tiempo, de lo poco que es un ser humano, lo poco que es el poeta que lo canta y lo breve que es la vida. Quizás por eso el verso que se incluye en esa canción, esto es: "las obras quedan, la gente se va" o este otro de: "siempre hay por quién vivir, por quién luchar" llenaran de emoción a los oyentes de Iglesias porque son verdades como puños que, ya digo, desde los tiempos de bachiller llevo yo oyendo en novelas, poesías y teatro de la Edad Media y luego, más tarde, en el Renacimiento hasta hoy. Lo que pasa en el bachillerato es que la gente de bachillerato se fía de chuletas, resúmenes, copias más bien mal hechos todos y así, si no lo lee de verdad, no se entera de la literatura española. Pero ese es otro cantar.

 El otro día, navegando por internet, me encontré con un vídeo de Creedence. Miré su importancia en Wikipedia y realmente, la tenía. Creedence fue un grupo de música californiano de renombre internacional. Pero lo que me chocó, es que los miembros de esa banda musical, vestían como mi hermano y como yo; o sea, un pantalón vaquero y una camisa de cuadros. Los Creedence son los creadores de esa mítica canción "Have you ever seen the rain" que suena casi casi constantemente. Lo otro que quería decir yo es el rollo de las modas. Yo no me fijo en un anuncio cuando voy a comprar ropa. De hecho, voy muy poco a comprar ropa. Los Creedence son de los años 60, pero ¿no hay instituida una moda retro para la gente? Yo tampoco soy consciente si voy "retro". Yo me visto y listos, esa es toda la cuestión.


viernes, 3 de octubre de 2025

 Hands up, dijo la policía. Y todos alzaron sus manos. Estaban siendo detenidos. Ellos no habían cometido ningún delito. No estaban muy asustados. Fueron pasando del pequeño velero a un barco. Horas más tarde, ya estaban en una cárcel cercana a la costa. Lo que sí estaba claro es que todos eran activistas, sea esto lo que sea. Ellos se habían activado por cuestión de la guerra o el genocidio o la masacre. La verdad es que un líder político estaba haciendo cosas no comprensibles para la comunidad internacional: matar a gente indefensa y echarla de su propio país. Lo malo es que detrás de todo esto estaba un partido terrorista que se negaba a devolver unos rehenes que hizo en un atentado terrorista masivo y brutal hacía ya un año.

jueves, 2 de octubre de 2025

El camino de nuestro ser apareció ante nuestros pies un buen día en nuestra juventud. Y lo anduvimos ciertos, de corazón. Y ya no perdimos de vista a los amaneceres. Hoy, sin embargo, nos levantamos tarde y el punto al final del día ya no está. Nos hemos aficionado a vivir sin camino y sin misterio pues ya las horas se alargan sin jeroglífico que descifrar, sin mentes a tu lado que piensan. Es una pena que los momentos de dicha frente a la aurora caigan en el vacío de las mañanas muertas. Ojalá haya algo en un futuro que levante lo instantáneo a un valor desconocido aún.

miércoles, 1 de octubre de 2025

 El invierno ya está detrás de la puerta. El frío vendrá para todos. En la iglesia reparten abrigos para los más pobres. Acariciando el cielo estaremos todos pues todos tenemos esa tendencia después de haber nacido. La vida se presenta a veces con un olor a rosa distribuida entre el alma y las narices. Y vamos disfrutando de un café y una conversación entre las esquinas de una mesa colocada en la calle más próxima. El que va a Madrid no deja de maravillarse: esos trajes a medida, esos vestidos que casi vuelan, esos abrigos que dan tanto calor. De todas formas, el que más y el que menos, atiende a la llamada de lo humano: esto es, que nos tenemos que ir de aquí algún día y parece que esa partida hace justicia si no pasa mucho tiempo.

 Hoy, en Madrid, en la capital del reino de España, se han formalizado contratos millonarios mientras el mendigo transita por la acera formalizando su hambre y su desgracia. A nadie le va bien del todo porque, menos mal, somos todos imperfectos. Todo el mundo quiere más y más en este circo de pobreza y riqueza ambientada en despachos y aceras inhumanas. Decía Mark Twain que explotar al pobre se llama negocio. Hay demasiados ricos por kilómetro cuadrado. Y hay quien come muchas patatas y luego la boca le huele dolorosamente a patata cocida. Las terrazas están ahí: siéntate y disfruta del café y la conversación. Quizás mañana sea tarde. Somos moribundos que pasean por la ciudad.

 Tu piel me devolvía algo antiguo y el olor de tu pelo me sigue oliendo a enamorado. Las aceras siguen teniendo la misma querencia de tus pasos tranquilos. Parece que el tiempo ha acunado dos corazones que se duermen en la calle. Los días iguales esperan un sonido más fuerte que esta composición de la sangre. Somos lo que no tenemos la mayor parte del tiempo porque desear y errar es humano, muy humano. A dos horas en tren hay una playa y un destino que ya no es atractivo porque el sol se ha inclinado y no da calor suficiente. Es octubre, es muy tarde en el reloj. La gente ya no se moviliza para cumplir un sueño.

 Ayer fuimos Paco y yo a "La Cuba", un restaurante que da menús. Me comí allí un arroz con setas que es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo. Estaba buenísimo. Por la tarde, en vez de echar siesta, me puse a leer los libros que compré. Y lo pasé bien. Después de leer fui a ver a mi padre, al que han practicado un injerto de piel en la calva. Estaba el hombre cansado porque no había podido dormir casi nada por los dolores de la operación. Mi hermano Paco y mi hermana le llevaron al ambulatorio ayer pues despertó sangrando en la zona. Hoy parece que ha dormido mejor, según me cuenta Paco. Ayer mi  padre fue a comprar al supermercado y anduvo por la Gran Vía. Si no tuviera fuerzas no lo habría hecho.

martes, 30 de septiembre de 2025

 En una población de 10.000 habitantes, el 1% es de enfermos mentales. O sea, que 100 habitantes lo serán. Una psiquiatra mexicana muy simpática de Youtube dice que hay que convivir con la enfermedad mental. O sea, que si algún enfermo está descompensado o dice y hace locuras, hay que soportarle. Cuando mi hermano Paco se pone malo, suele insultar pero no agredir. Se le pone un humor fuerte y agreste hasta que cede y quiere ir al hospital. También piensa y dice cosas raras. Lo malo es cuando a la enfermedad mental se le une la pobreza y la falta de recursos. Anda que no he visto yo enfermos por la calle, sufriendo los males de sus delirios y alucinaciones.

 El presente es un tesoro inmóvil. Lo que hagamos en el presente, nos define y nos llena de gracia de estar aquí en la Tierra. Yo escribo, otros ganan mucho dinero porque son autónomos y echan muchas horas en una tienda o en un vehículo. Escribir no tiene mucho sentido, no se gana dinero escribiendo, no se adquiere notoriedad poniendo frases una detrás de otra. Solo unos pocos viven de la literatura y no dejan que la literatura de otros, se lea. Cuántas novelas muy buenas yacen en el olvido mientras otras, muy malas, se incorporan a los escaparates de las grandes librerías. Porque en España, lo que funciona es hacerse un nombre aunque sea a zancadillas al contrario, a empujones, a brazo partido. Luego, el lector juzga. Y el lector no se deja engañar por un nombre.

 Me gustaría ir en coche hacia la costa, aunque no llegara, aunque me quedara a 100 kilómetros de ella. Sería bonito que hasta el centro de España llegara la acción del salitre en el aire, que oliera a mar de vez en cuando tierra adentro. Entonces quizás algunos enloquecieran, les entrara una enfermedad mental. Por acción de la salinidad del viento. Y tendrían que tomar pastillas y ver al psiquiatra. La luna se volvería verde como el mar. El aire suspendería miles de moléculas de peces y algas. Y lo que sería más bonito: nos alegraríamos todos de respirar ese aire turbio, ese aire cargado de sales minerales. Los más osados, cogerían el coche por la mañana, dirían adiós a sus trabajos y vivirían en una cueva cerca del mar toda la vida para empaparse las narices del aire marítimo y sureño.

 Es una suerte que me guste escribir y mate en este blog cuatro ratos. Por la mañana me levanto, desayuno y escribo. Luego, leo libros. La fe en la palabra no es una fe cualquiera. Necesita de un lector para que el engranaje funcione. Tengo tres lectores de este blog cada día. Pero más que leer, me gustaría hacer kilómetros, irme a la costa en coche. España es una península rodeada toda de mar. Quizás por eso, España es poderosa o es vulnerable al enemigo. Yo estoy tan tranquilo aquí, frente al ordenador, mientras que quizás se esté preparando en algún sitio la invasión anfibia de España. Como estamos en guerra, es previsible que ese plan invasor exista. Cuando seamos invadidos, ya no se podrá ni escribir ni leer, solo ver el telediario del invasor enemigo.

lunes, 29 de septiembre de 2025

 Ni la propia familia del enfermo mental sabe gran cosa de la enfermedad mental. No se hace pedagogía. Los médicos psiquiatras no la hacen. La gente más próxima al enfermo mental no sabe qué es un antipsicótico, una alucinación o un delirio. Sería mejor para el cuidador de un enfermo mental que supiera algo de ella. Las asociaciones de padres de enfermos creo que hacen alguna labor en ese sentido, con charlas y actividades de algún tipo. Las redes sociales sí cuentan casos grabados, entrevistas, salen testimonios, etc. Si uno se quiere informar, las redes están bastante bien. Yo encontré un psiquiatra que tenía alrededor de 50 vídeos sobre la enfermedad mental. Pero los medios generalistas no abordan para nada esta enfermedad, todavía no sé por qué.

 Hay personas que han perdido a un ser querido o sufren de ansiedad por algún tema de trabajo o accidente vital cualquiera. Entonces, se les receta, para aliviar ese malestar mental, algún medicamento de los que los enfermos mentales tomamos a diario. De esa manera, podrían saber estas personas cómo nos levantamos los enfermos mentales por la mañana. Los medicamentos que se recetan, ya digo, ante una vivencia vital traumática, pueden ser un ansiolítico, un antidepresivo, incluso un antipsicótico. Yo viví la anécdota del estúpido de turno que me decía que no tomara pastillas. Pero a la madre de este estúpido, que le dio cáncer, la empezaron a recetar pastillas para la mente, para que estuviera tranquila. Y ese estúpido comprendió de esa manera y no volvió a decirme que no tomara pastillas. La gente que ha tomado estos medicamentos sabe del aplanamiento mental que se sufre. Hay que figurarse que un enfermo mental los toma a diario y tiene que seguir viviendo a diario con pastillas.

 Estaría bien que en la televisión o en los diarios, así como tratan temas de personas con discapacidad mental, esas personas que nacieron con parálisis cerebral o con síndrome de Down u otras dolencias cerebrales, también hablaran de las personas con enfermedad mental (básicamente esquizofrenia y trastorno bipolar). En los periódicos sí he podido leer alguna historia de cuidadores de esas personas con discapacidad mental. Todavía no sé cómo es el nombre oficial de las personas con enfermedad mental pero no somos discapacitados mentales. A eso de la adolescencia o antes, nos ataca una serie de síntomas (principalmente, delirios y alucinaciones, manía o depresión) que nos hace la vida difícil. Lo que me fastidia es que salga alguna noticia de un crimen y lo achaquen a una persona con enfermedad mental pero la realidad la ocultan. La realidad es que nos asignan un psiquiatra que nos ve cada dos meses al que no podemos acudir si tenemos alguna pega con nuestra medicación, siempre hay que ir a urgencias. Tendrían los periódicos y televisiones que ir a una consulta de urgencias de psiquiatría a ver quién es el que sufre la enfermedad, a ver quién es el que lo pasa mal y no llenar titulares asquerosos con un crimen que lo podría haber cometido una persona sin enfermedad mental.

 El País (periódico nacional) habla en una noticia del "estigma social de los monopatines". Yo digo que si los monopatines no van por la acera, sus conductores llevan casco y no superan los 25 km/hora, vamos bien. Pero no es el caso. Así que ya salió otra vez ese diario victimizando a algo o a alguien. Sin embargo, poca didáctica se hace con el estigma de la enfermedad mental, que sí existe. Llevo todo el año comprando y leyendo periódicos y estos no hacen ni un esfuerzo pequeño en hablar de la esquizofrenia o del trastorno bipolar y su estigma, que, en este caso, sí existe. Podrían ser más didácticos con este tema de las enfermedades mentales y aleccionar un poco a los lectores de ese periódico o de otros periódicos, pero no. Nadie hace pedagogía de las enfermedades mentales y sí escriben algún delito con el membrete: estaba en tratamiento psiquiátrico. Este periódico, de izquierdas, El País, siempre hace de las cosas un asunto político. Algún día, ir a mear, en ese periódico va a ser un asunto político. Estos periódicos que leo (los leo todos por días) no tienen el menor empeño en contar historias o noticias de los enfermos mentales excepto si alguno ha cometido un crimen. Todos los enfermos mentales pagamos la fama de asesinos por un crimen aislado. No tiene razón de ser pues el 99% de los enfermos mentales llevamos una vida normal, con nuestras penurias pero sin hacer daño a nadie. Ya es hora de que hablen de la enfermedad mental tal cual es, no un espectáculo de consumo morboso para gentes ignorantes de la misma.

domingo, 28 de septiembre de 2025

 La vida del psicópata es desconfiar de todo el mundo, desear solo su propio bien la mayor parte del tiempo y tratar de manipular a todo el mundo para sus fines. Los psicópatas no van al psicólogo. Los psicópatas están instalados en la sociedad como otra persona cualquiera pero el mal que hacen a lo largo de su vida a los demás puede ser grande. No sienten nada al hacer el mal a otra persona, se creen que se merecen todo el beneficio que puedan conseguir aunque tengan comportamientos morales que cualquiera que no fuera psicópata los podría ver. Suelen ser egoístas y ambiciosos, no ven el límite de sus acciones con tal de que les vaya bien.

 En la esquizofrenia se oyen cosas que no existen (oigo voces, que es lo único que la gente sabe) pero las alucinaciones, que es como se llaman, también pueden ser visuales incluso olfativas. Se vive en un mundo propio en el que también se tienen delirios que pueden ser de grandeza (soy Napoleón, que es lo que la gente sabe) o de otros tipos mucho más complicados. La esquizofrenia conduce a la paranoia o a los delirios de persecución. Quizás a eso se debía que mi hermano se escapaba de casa cuando se ponía malo. Pero no se sabe bien qué comportamientos se darán en la esquizofrenia. Mi hermano padece un trastorno esquizoafectivo que participa de la esquizofrenia pero también tiene síntomas del trastorno bipolar. Un psiquiatra debe tener una cultura y unos conocimientos grandes de la realidad del paciente para diagnosticarle primeramente y curarle posteriormente.




 El trastorno bipolar que yo padezco se basa en una euforia en la que yo me creo invencible y creo que puedo con todo, en la que hay fuga de ideas (una idea te lleva a otra idea en un carrusel inverosímil), deseo de emprender grandes acciones, etc. Y después de esta euforia, que en términos psiquiátricos se llama manía, pasa a depresión, tristeza. En mí la manía se manifiesta en que no paro de hablar, taquilalia, se llama. A mí me pasó en el medio de la carrera universitaria: estuve todo el curso alterado, no paraba de hablar y en el verano,  me dio la depresión en el pueblo. Todo el mundo sabe lo que es una depresión. Te sientes culpable, tienes ideas de destrucción, pierdes el apetito, etc.

 Después del último ingreso de Paco, me interesé por la enfermedad mental en las redes, básicamente, Youtube. Oí algunos testimonios bastantes duros como intentos de suicidio, oí a gente que bebió alcohol siendo enfermo mental y todo se descarriló para ellos. Otros formaban familias a la vez que soportaban el acoso de delirios o alucinaciones. A unos se les notaba en el rostro y en el habla las consecuencias de la enfermedad. Otros trabajaban y llevaban una vida normal y, a la vez llevaban un grupo de youtubers en internet contando el día a día de la enfermedad. También oí a psiquiatras y psicólogos que se esforzaban por hacer visible esta lacra asquerosa de la que nadie hace caso. Luego, me interesé por los medicamentos: olanzapina, benzodiacepinas, somníferos, antipsicóticos, ansiolíticos, etc. Especialmente recuerdo a un psiquiatra de un hospital de Barcelona que se explicaba muy bien hablando de las distintas enfermedades y de la acción de los medicamentos. Cada vez, la gente se medica más pues estamos en una sociedad que, en gran medida, fomenta la enfermedad mental. De todas formas, todos estamos locos.

sábado, 27 de septiembre de 2025

 La gran ciudad reparte sus papeles: unos ríen constantemente, hablan por el móvil con alegría, tienen un montón de amigos. ¿Tienen un montón de amigos? La gente se despendola emocionalmente porque eso da envidia a los demás. La gente parece que desea dar envidia, presumir de todo un poco, de amigos, de días en la playa, de coche nuevo... La gente, sin embargo, no sabe lo que es en realidad una amistad. Una amistad es pasarlo mal y seguir en la brecha. Una amistad es ayudar cuando uno lo necesita. Una amistad es tener la vida enganchada al amigo, una amistad es rogar a Dios que todo acabe de una vez. 

 Tres caminos acudían a la mesa donde estábamos sentados. Pasaba gente. Cenamos ya en la oscuridad de la noche. Llegaron unos que eran un tanto glamurosos y excesivos en el saludo. La noche nos hizo amigos una vez más. Luego dimos un paseo hasta la plaza donde se veía gente pasar. No estuvimos mucho, nos fuimos pronto a ver la tele. Entre nosotros no había mucha efusión, no había grandes expresiones de afecto. Comentamos unas cuantas cosas. Vimos en la tele una entrevista. Era viernes. En la cama, dejó de ser viernes. Hoy sábado me sorprendió la luz en calzoncillos. La vida no tiene mucho color desde el sitio que ocupo en ella. Hoy veré a alguien querido. Hoy veré a una amiga.

viernes, 26 de septiembre de 2025

Los enfermos mentales lo tenemos chungo: se nos recuerda por los comportamientos extraños que tuvimos en su día por dejar la medicación o por beber una temporada. No se nos da la oportunidad de ser normales ya, estigmatizados por hechos del pasado: mira lo que hizo este, se recuerda constantemente, cuando hay otros comportamientos en el ser humano, como la falta de sentimientos del psicópata, que hacen mucho más daño. Hay gente, que con su actitud diaria daña a los de su alrededor más que un enfermo mental en su vida. Hay gente mucho más dañina por su comportamiento mental que cien enfermos mentales. Y le aceptamos y decimos que es una gran persona incluso.

 Pongo en una de mis novelas a un personaje que da discursos a gente desfavorecida basándose en la Biblia y en El Quijote. No sé si esto sería posible en la realidad. No sé si es posible que se use la calle para dar discursos. Para dar un discurso a la gente, el comunicador debe tener una entidad social y de liderazgo, como la tenían Luther King o Gandhi. No creo que a una persona del común, aunque sepa oratoria o tenga algo que decir, se le dejara hablar sin permiso de un ente público, un ayuntamiento o el mismo gobierno. Pero estaría bien que alguien del pueblo, que no fuera político ni líder de nada, hablara ante un público. Y a ver qué pasaba.

 Hoy es viernes. Hoy mucha gente deja de trabajar por la mañana y tiene la tarde libre. Si no tiene amigos, quizás gaste la tarde en descansar. Si los tiene, queda con ellos de parte noche y toma algunas bebidas con ellos viendo un partido o viendo las musarañas o a las chicas que pasan o a los chicos, si es un fémina la que está libre de obligaciones laborales. Los viernes pasan muy ligeros, anunciando el sábado en los que hay alguna tarea familiar (ver al padre o madre en la residencia), limpiar un poco la casa, etc. Los que no son solteros tienen que tener algún plan para el fin de semana, un plan para los niños, básicamente, para que no se aburran en casa y den la lata. Se los lleva a un centro comercial o a alguna instalación especializada en familias o se los lleva al campo o al pueblo. Y luego llega el lunes y vuelta a empezar. A lo mejor un sábado de estos es crucial para la familia o el soltero y todo cambia de repente.

Hay enfermos mentales a los que se les nota mucho la enfermedad: tienen un rictus en la cara de boca sumida y están como congestionados. En el caso de Paco y yo no se nos nota mucho. Pasamos entre la multitud como personas normales pero si nos ponen en situaciones de estrés, la enfermedad aflora. Por eso creo que nos han jubilado, porque una actividad fuerte nos desencadenaría los síntomas de la enfermedad. Los síntomas de la enfermedad son alucinaciones sensoriales y delirios. Pasamos por rachas de estar un tanto obsesionados, pero se nos va. La vida del enfermo mental debe ir acompañada de una rutina y de una tranquilidad grande. Y no beber ni drogarse. Y tomarse todas las pastillas prescritas por el psiquiatra. 


Ayer escribí cuatro blogs, hice la comida, fuimos a Las Rozas y cuando llegué, me tumbé a meditar. Luego, a la tarde, me leí 60 páginas de un relato que estoy escribiendo. No me pareció mal. A la noche, conseguí leerme 40 páginas del libro titulado "Un caballero en Moscú". Acaba con una escapada del régimen ruso soviético espectacular. No estuvo mal, muy literario todo. El día de ayer estaba como atravesado, hosco, pero con estas lecturas conseguí estabilizarlo de alguna manera. Ahora, voy a beber agua. Voy a hidratarme convenientemente. Voy a llenar mi estómago del vivificante líquido esencial. ¿Qué es el agua? Y nadie supo contestar.

jueves, 25 de septiembre de 2025

 Puede surgir en la vida la conmoción de nuestras entrañas, la dura visión de nuestra alma retorciéndose en dolor. Puede el temor producirnos una parálisis de nuestra conciencia y ya no poder disfrutar de nuestro presente. Las acciones malas a las que estamos expuestos un día u otro, puede que nos agarrote la voluntad. Un fallo en la consideración de nuestras fuerzas, puede dar lugar a que no podamos saborear ni el aire que respiramos. Puede que una conjunción de seres malhadados nos muestre un camino no querido, nuestro corazón herido de falta de libertad, nuestra voluntad tirada en el camino de nuestra vida, la fe en Dios rota para siempre.

 Menos que un soplo somos los seres humanos. Todo queda menos nosotros, que latimos un corazón tibio en medio de la masa viviente. Aguardamos el futuro como tontos que no saben qué les va a pasar y solo tenemos a Dios y nuestros rezos a Él para evitar la desgracia de ser humanos en el mundo. Porque Dios nos hizo débiles y volátiles como el aire. Porque no duramos en la Tierra más que la hierba o el insecto. Sin embargo, el mar perdurará y el aire y otros pájaros distintos pero iguales a los que vemos con los ojos y oímos con los oídos. Todo nos sobrevivirá y la oración es básica para ponernos a bien con un Dios que nos puede borrar de este mundo en un decir Jesús.

 Todas las palabras son de arena y viento. Todas las playas convocan un aire nuevo. La luz que surgirá en octubre me llenará de ganas de reiniciar la historia de mis creaciones. La palabra me bastará para acabar la trama, el sentido de las novelas atrevidas y lúcidas. El aire libre de mi lenguaje surgirá como arma poderosa contra el tiempo de la nada. Viviré con mis personajes en ese campo de libertad creadora. Y seré, al fin, dueño del cuento y dueño de la expresión aquilatada en unos párrafos acertados como el vuelo del águila. La luz de la narración volverá a llenar los minutos de la desidia y habrá un final de la sorpresa y el esplendor.


 Somos granero de la Humanidad. Todo el mundo es útil. Dios nos creó para que lo fuéramos. Por eso, no hay que considerarse nunca que sobras en la sociedad. Nos podemos llamar a engaño y pensar que hacemos un trabajo no valorizado por la gente. Pero, como dijo un médico que yo tuve, es mejor un buen barrendero que un mal abogado. Debemos saber para qué estamos en el mundo y tras saberlo, actuar como si fuéramos un engranaje más de este mundo imperfecto, sí, pero armonioso a veces, cuando día a día hacemos nuestro trabajo bien. La vida nos coloca en medio del vendaval. Nosotros debemos saber qué aire somos en ese vendaval. 

miércoles, 24 de septiembre de 2025

 Solo sé que hay que tener las piernas fuertes para cuando se sea viejo. El ejercicio es básico, el ejercicio diario. No sé nada de mi futuro, como todos los coetáneos con los que convivo, pero sé que mi futuro dependerá de la fuerza que tenga cuando sea viejo. La vida pasa a marchas forzadas y de pronto, eres mayor. Eres más bien viejo. Y no hay quién te ayude. Mis piernas me ayudarán. Hay gente que contrata sudamericanas para que los cuiden. Otros deciden ir a una residencia. No sé cuál será mi caso, pero intentaré vivir independientemente todo lo que pueda.

 Por lo que he visto a lo largo del tiempo, saco esta conclusión: los de izquierdas quieren saber todo lo que puedan de ti pero ellos se cuidan de que tú no sepas nada de ellos. Es una clara conducta de control de las personas que tienen alrededor. También suelen ser lacerantes y burlones con aquellos que se relacionan. Los de izquierdas aman el cotilleo, el saber cosas de los demás, el encontrar el lado débil de la persona con la que están. Los de izquierdas también quieren llevar la razón siempre y acuden a consignas del gobierno sin crítica alguna y, con esas consignas, quieren ganar dialécticamente al contrario. Se enteran de cosas que a los demás nos importan un carajo. Cuentan historias absurdas, saben de aquel que ha vendido un solar y todo lo  miran bajo la lupa estúpida de sus ideas de izquierda.

 Han salido en la televisión una pareja de drogadictos a los que se les hacía una entrevista. La mujer estaba fumando droga. Los dos decían que querían salir de esa situación de robos para pagarse la droga. El drogadicto dice que pinchó a uno y lo mató. Cárcel, calle, hambre, droga, marginación, abandono, desesperación de ver pasar los días en el mismo agujero. El hombre decía que hoy mismo saldría de la droga si le ayudaran pero que ponían muchas trabas para darle una oportunidad. Comían mal y poco. Todo se lo lleva la maldita droga. Y nos quejamos los que tenemos techo y comida en abundancia. Las imágenes de gente así nos tenían que hacer reflexionar qué queremos y qué tenemos.

 Tenemos más de lo que necesitamos, dice un paisano mío que anda por aquí, por Majadahonda. Tenemos libros que no leemos. Tenemos vicios como el fumar. Tenemos horas que no  disfrutamos, que las dejamos pasar sin pena ni gloria. Tendríamos que mirarnos a nosotros mismos y pensar que esta vida se va pronto, más pronto de lo que pensamos y que deberíamos aprovechar el tiempo con pensamientos, rezos y dedicaciones virtuosas. Yo debería ponerme a acabar la novela que empecé este año. Otro debería disfrutar de sus hijos y otro más debería saber gozar de la mañana que nos da Dios. La vida no es de juguete, la vida es dura en cuanto nos descuidamos. De ahí que en los momentos buenos hay que apurarla como una copa de champán.

martes, 23 de septiembre de 2025

 La soledad se va haciendo: hoy no hablo con nadie, mañana tampoco. Sales a las calles y tuerces a la derecha o a la izquierda, lo mismo da: no hay nadie cuyo rostro te diga algo. Una canción es imposible en las horas de soledad. Lees libros pero no hablas con esos que dominan la mañana, que la retuercen a su antojo hasta que diga cosas, cosas interesantes. Hoy tomo un AVE a Sevilla, mañana voy de caza. El sol da luz, pero no hace más que eso. Dibuja rostros desconocidos, los cambia por otros. Ya has andado la calle y sales a la principal y el desconocimiento de las gentes es ya mayúsculo.

 Salgo descalzo a caminar caminos, la soledad se mete en mi costado. Las calles tuercen la voluntad por no saber de nadie. Me cuesta andar sin decir hola a los demás. No conozco a los que rompen la mañana. Las esquinas de los edificios nada dan, solo un aire gélido que viene de otras calles igual de solitarias. Ando con pies desnudos, con la boca también desnuda de palabras, no hablo, no digo, no comunico nada. Y se pasa la hora, se pasa la mitad del día y no sé nada de nadie, no sé quién es mi amigo, no sé de los hombres y mujeres que avanzan conmigo perfectamente calzados.

 Todos disfrutamos de la vida pero también la sufrimos. Los días que pasan iguales persiguiéndose nos dan ese sabor a harina sin cocer. Los soles alumbran lo mismo para nuestros ojos. Las noches se hacen de plastilina en nuestras manos. Las horas son idénticas, son machaconas medidas por el reloj. Y así pasa el tiempo, como si no pasara, como si te hiciera el mismo regalo todos los días. No tenemos ganas de escribir siempre lo mismo y aun así, escribimos. Estamos solos en el universo, en casa y en la calle. La soledad vende entradas para ver la nada, la nada más absoluta. El cielo repetido y hosco no promete nada. Sigue azul, sigue informe e inconcluso.

lunes, 22 de septiembre de 2025

 La pena se pone negra en el interior del corazón, del corazón de los que no estábamos destinados a vivir en la Tierra. Otros han hecho lo que les ha dado la gana a costa de los demás. Todos tendrán su premio, su juicio al llegar el crepúsculo. No veo más que almas muertas que no saben saludar siquiera. Los que disimulan su maldad, pronto morirán del todo frente a la vieja. Morirán enteros, morirán sin que ni un músculo de mi cara se mueva, morirán hartos de ponzoña. Los que hacen la vida difícil aquí en la Tierra, harán la vida fácil cuando mueran.

 Se entrevé el mar azul, solo se entrevé. Domina en mi alma esa masa de agua que empieza donde acaba la tierra. Son trescientos kilómetros, quizás un poco más, para ver el inicio de la sal y la arena. Vibra el aire del salitre, vibra el cielo que se refleja en las anchas aguas. Los caminos están ahí para recorrerlos, para hacer de ellos una manga de alquitrán que alfombra las olas de lejos, el líquido fulgor. No estoy aquí dentro sino allí lejos, pendiente del asombro de la vida marina, de los peces y las estrellitas de mar, el mar al fondo, no solo de mi casa sino de mi deseo.

 Yo no entiendo cómo se está destrozando una nación, Palestina, y las demás naciones no hacen nada por evitarlo. El genocidio está ahí, no hay que darle más vueltas. Y han pasado muchos días de bombardeos y hambrunas y las naciones no lo han impedido. La ofensiva de Israel es desproporcionada en todo. Se ve a los palestinos que ya no saben dónde huir, que les caen bombas encima y escombros que los sepultan y ninguna nación hace nada. La pobre gente que sale de Gaza no sabe qué dirección tomar. Son como conejos ante el cazador, sin escapatoria. Ojalá las naciones hagan algo.

domingo, 21 de septiembre de 2025

 Dulces son las formas que ilumina el sol. Así las hojas de los álamos y los colores de los pajarillos. El día abarca muchos paisajes visibles, muchas naciones que viven todavía en paz. Pero el tambor anunciaba un mal temporal. Los que gobernaban los pueblos querían más territorio, querían vender sus productos, querían doblegar otros países. Y la paz estaba en entredicho. Europa es vieja, Europa no anda muy bien. Torciendo el cuello al cisne no se consigue nada pero se rompe tanto romanticismo barato. Las gentes son más débiles mentalmente, acostumbradas a ver el mundo por los periódicos, acostumbradas a sol y playa, acostumbradas a no hacer nada. Y la guerra continúa dando muerte.

 Se aúpa la mañana en el grito callado del que despierta. A la luz del sol que inicia su recorrido, la Tierra va cansada, los terráqueos van cansados. ¿Qué es un ser humano?, preguntó lánguidamente. Y no hubo respuesta. No quería ir a por el periódico, no quería asomarse al mundo. Recorrió la batalla ya perdida antes de que empezara. Los domingos se escuchaban muy lejos, allá en las playas ya vacías, en las montañas quemadas, en los bosques que atrapaban al ruiseñor. ¿Y es esto todo lo que tienes para contar? No lo sé, no era mi intención llenar líneas de lo obvio, de lo fraseológico. Quisiera decir alguna verdad pero no me ha dado tiempo la mente para prepararla. Asistimos a un día más que parece un día menos.

sábado, 20 de septiembre de 2025

 Ha habido muchos en el pueblo que mezclaban alcohol y tabaco. Mi hermano Ángel fue uno de ellos. Mi amigo "Torero", Epifanio, Félix, el conductor que trabajó para mi padre, y un largo etcétera murieron por efecto del cáncer, que en mi pueblo llaman peste. Los jóvenes de ahora en el pueblo rehúyen del tabaco porque, visto lo visto en sus padres, prefieren no catarlo. Hay una campaña en el pueblo silenciosa pero muy tajante en contra del tabaco. Lo poco que he ido al pueblo, me lo han dicho varios: déjalo. Pero no lo dejo. Vi en internet la historia de Yul Bryner: se fumó desde los doce años 5 paquetes. Saber eso me supuso una liberación. Yo no fumo tanto. Me quedé pensando que yo fumo poco. Hubo un tiempo en que fumaba todo el mundo, que estaba de moda fumar. Ahora no, ahora eres tonto si fumas. Fumar me marca el día y me quita ansiedad, por eso fumo.

 Y todas aquellas personas que, a sabiendas de que sus víctimas estaban deprimidas porque su aspecto lo decía, y aún así, quisieron humillar un tanto más a esos inocentes que se llenaron de estupor porque no entendían tanta saña en una persona, a esos hijos de puta no les quedará otra en la vida que recibir el castigo por tanto dolor causado. Y no solo eso, sino que pueden seguir causándolo. Porque todavía la vida no les ha castigado. Al revés, han vivido mucho mejor todavía que antes de causar estos males en personas inocentes que se vieron atrapados en su arbitrariedad, en su puta maldad de gente desequilibrada. Si suponemos que están locos, ¿por qué no son locos como la locura que tengo yo que no me meto con nadie? Su locura tiene que ver con un ego atrofiado, con la avaricia, con sus ganas de meterse en las vidas de los demás. Un día caerá sobre ellos una maldición, un rayo de justicia y yo me alegraré.

 Algunas acciones, como humillar a una persona cuando está débil de ánimo precisamente por la acción que lleva a cabo el humillador, son llamadas de hijo de puta. Si encima que le has montado al humillado una zapatiesta grande y luego le dices cosas que humillan más, no mereces otro nombre que hijo de puta. Un hijo de puta zahiere al ya quebrado por su acción con palabras que le humillan más y le confunden para siempre porque no creía el humillado que esa persona era eso, tan hijo de puta. Pero sí, estamos rodeados de esos que llaman narcisistas, que disfrutan haciendo daño innecesario después de ya haber hecho un daño. Y no los entendemos pero los llamamos hijos de puta. Es un término que sale solo, describiendo una realidad, no insultando.

 Hay que hacer análisis de las cosas para aclararse las ideas. Sin análisis, no hay comprensión de lo que vives ni de lo que piensas. Al venir de la feria, me dio por pensar de mis allegados en términos imposibles por  extremos. Hasta que lo escribí todo y no sé si me pasé con los exabruptos, pero así lo sentía yo. Hay gente que se merece exabruptos para mencionarlos para que la pasión se muestre. Los exabruptos ayudan a limpiar la mente de esos mismos exabruptos que andan rondando los pensamientos. Pero, después de todo, ¿no hay grupos de gente que se matarían entre ellos por las putadas que se han hecho? No hay que preocuparse excesivamente entonces pues la sangre no ha llegado al río en ningún momento. Pero había que hacer análisis.

 Ayer vi una película de tres españoles que van a Biarritz a pegársela a sus mujeres. Pero hay uno que es soltero y nunca ha besado a una mujer. Pero vienen a Biarritz sus mujeres. Y se arma un pequeño lío a ver quién se la pega a quién. Al final, hay una pelea en una boîte y los llevan a los maridos a comisaría. El soltero, que es interpretado por José Luis López Vázquez, consigue una cita con la camarera del hotel, que es de Turégano y quiere montar una mercería en Segovia capital. Al final del todo, el soltero viene otra vez a Biarritz y sale corriendo de la mano de la camarera del hotel para casarse con ella. A mí me dio una tristeza grande al ver esta película, la tristeza de los solteros que no se casan. El amor sentimental de las películas me pone mal pues yo, sentimentalmente, no valgo mucho.

 Ya no me acordaba de las inmundas aceras, de las farolas antiguas, de los muros de los colegios, de las esquinas de las calles ni de las verjas de las urbanizaciones. Me acordaba, con algún exabrupto, de los que me rodean. Y analicé y menté algunas cosas porque se pueden hacer bien las cosas o mal; se pueden hacer cosas malas o buenas. Se puede hacer daño o estar neutral frente a los demás. O se pueden hacer cosas malas e incomprensibles. Las fui poniendo, las cosas y me alivié un tanto pero sigo teniendo miedo a estas personas imprevisibles, locas, imperativas y desequilibradas.

viernes, 19 de septiembre de 2025

 Parece mentira que las cosas hayan pasado así pero han pasado. Y la desconfianza entre unos y otros ha crecido por acciones inverosímiles pero fehacientes de una falta de rigor ético por parte de unos y de otros. Paco y yo no hemos dejado de dirigirnos a ellos educadamente a no ser algunos insultos en este blog por mi parte para desahogarme. Pero es que las cosas que han hecho son de gente rarísima, de gente sin escrúpulo alguno, de gente que pone por delante el dinero y las propiedades que la confianza que se ha puesto en ellos. Y así, ya se sabe a estas alturas que no se puede fiar uno de ninguno de ellos con alguna excepción. Es una pena pero ya se han roto todos los vínculos entre ellos y nosotros.

 La psicología de estos dos toca pelotas es muy rara. Mi hermano y yo la hemos calificado de narcisista pero es que no llegan ni a niños de teta, las ocurrencias que tienen. Dan una cal y veinte de arena. Son gente extraña que planea cosas en la sombra, como  lo del abogado, y luego te meten en el lío sin que te des cuenta. Por eso, cuando haya pasado todo, los evitaré para siempre porque no hacen más que daños. Robaron en mi casa, robaron las llaves de nuestra casa. Los he aguantado por respeto a mi padre y en cuanto este falte, no los volveré a ver en mi vida.

Va cundiendo la desconfianza. Unos que realizan unas gestiones dudosas en cuanto a un negocio. Otros porque roban llaves y roban en mi casa. Otros porque le dicen a mi padre que por qué ha llamado a la alcaldesa del pueblo (el que no está en su derecho es mi sobrino). Cunde, ya digo, la desconfianza y ya no sabe uno qué es suyo o qué te pueden robar. Me dijo mi hermana, por un wasap que mandé que era para denunciarme. Lo podría haber hecho. Solo era por llamarles ladrones que es lo que han sido y fue antes de robarnos las llaves. Me hubiera gustado preguntarle a mi padre cómo aparecieron las llaves al mes del ingreso de Paco en la casa de mi padre pero la rabia me pudo y no quise preguntar. Cunde la desconfianza en unos seres que roban, que molestan y que podrían tener muchos intereses en Paco y en mí. Pero los alejaremos de nosotros en cuanto todo pase.

 La psicología de esta persona es extrañísima. La última acción que se le recuerda fuera de todo sentido es andar deprisa para que mi padre se cansara detrás de ella. Luego se disculpa sin pedirle nadie disculpas. A mi madre la tuvieron una madrugada entera en un ay después de oír la recomendación de las médicas. Son dos, no solo esta extrañísima persona con una psicología de víctima/ejecutora. A Paco y a mí nos robaron las llaves de nuestro piso y entraron en él a robar. Se pierde la confianza. Pero no solo eso: cunde como la masa de harina la desconfianza ante este ser que, guiado por otro ser come mierda, hace cosas inverosímiles, difíciles de entender por una persona normal. Ya digo, la psicología de estos dos toca pollas es rarísima y hay que estar con ellos con mucho cuidado de que no te la armen una y otra vez.

Yo creo que todo ha partido de un perro sarnoso come mierda que le ha dicho a una perra sarnosa come mierda también, oye, haz esto o haz lo otro. Y aquí los tienes a los dos metiéndose siempre donde no les llaman. Y luego yo los llamo hijos de la gran puta en un papel que se preocuparon de robarme. Y se pierde la confianza. Y crees que volverán a meterse donde no les llaman. Y así. Nos robaron las llaves. Nos robaron en casa. Fotocopiaron mi solicitud mientras me decía la perra sarnosa: tenías que pagar la gasolina de venir aquí. Son delincuentes, son dos personas peligrosas que están como regaderas. Trataré de evitarlas cuando todo esté ya hecho.

 Cuando se pierde la confianza en las personas, se pierde todo. Cuando una persona se ha metido en tu vida vilmente y encima, no conforme con eso, te humilla, ya no es la misma persona de antes. Hay un después amargo que se va destilando con el tiempo y ya no dejas de ver a esa persona como un enemigo que te la puede liar otra vez. Ya no son de fiar esas personas, piensas ya de ellos que buscarán otro momento para hacerte daño cuando tú estés más solo o débil porque son así, unos hijos de puta asquerosos. Y estás alerta y no quieres ya saber nada de ellos porque se ha roto el vínculo con ellos y sabes que si se vuelven a meter en tu vida es para hacerte daño.

jueves, 18 de septiembre de 2025

 Cuando voy por Madrid y también aquí en Majadahonda, me fijo en los enfermos mentales: cabizbajos, tristes, deprimidos, en su mundo interior lleno de nieblas y oscuridades. Luego, yo me miro y veo que gozo de una salud mental mayor que los compradores compulsivos, que los adictos a todo tipo de sustancias y hábitos, que mucha gente que se cree el no va más porque lleva puesto no sé qué camisa exclusiva. En la asociación de enfermos mentales había una chica que compraba y compraba cosas que no le hacían falta. Se crio en el Barrio de Salamanca. El deseo del lujo estaba en ella. Pero pidió a la Comunidad de Madrid que la tutelara: le pusieron un psicólogo y le limitaron el uso de su dinero. Y está bien. Yo no tengo problemas de dinero pero sí familiares que no me hacen ni caso. A lo mejor, Paco y yo, andando el tiempo, pediremos que nos tutele la comunidad de Madrid.

 Pocas muestras de cariño, arrinconamiento, olvido. Esta es mi experiencia. Cuando Paco y yo estemos viejos para morirnos, sí que creo que nos visitarán y se harán los amistosos. Cuando muera mi padre, sí que vamos a estar solos Paco y yo. Recuerdo que cuando Paco se ponía malo, llamaban mi hermana y mi sobrino a su teléfono y lo querían arreglar todo sin moverse de casa. Yo, que estaba con Paco en casa, veía cómo mi hermano se enfurecía tras esas llamadas y se ponía peor. Ahora los tiene bloqueados. Mucho mejor. Para esas ayudas, mejor el silencio. Otra cosa es la tónica de esta familia: medio regañados todos por rencillas estúpidas y nadie llama a ver qué tal estamos. Yo los veo de casualidad a todos, como si fueran meros transeúntes.

 A los enfermos mentales no se les hace mucho caso. Los psiquiatras están diez minutos contigo, a lo sumo, cuarto de hora y a correr. Te citan para dentro de dos meses o tres. La gente se cree que estamos bien porque nos tomamos nuestras pastillas y no nos comportamos violentamente con nadie. La familia, cuando algún enfermo mental sale de la planta de psiquiatría ni le ve. Se cree la gente que es hasta divertido esto de ser enfermo mental. Es más bien asqueroso. Y si hacemos algún daño es a nosotros mismos cayendo en depresiones u obsesiones o algún ideario extraño. Pero no nos viene a ver ni nuestra familia, ya digo. Con que lo van a hacer otros. Paco y yo estamos solos, olvidados, desasistidos por la administración médica y por los allegados.

 Se me hace duro escribir hoy aquí, pero vamos a intentarlo. He salido a dar un paseo y me he encontrado con un amigo peruano licenciado en Historia que ha estado de crucero por el Mediterráneo. Ha visto el Partenón y las ciudades croatas. Yo, este verano, me he tenido que conformar con las calles majariegas. Las calles majariegas son de ir al supermercado y venir de él todo el rato. E ir al Rodilla y al Sanuz. La vida no da respiro al enfermo mental. El enfermo mental todo lo teme: yo le temo a la manía o a la depresión. Me da miedo salir de mi casa, de mi ciudad, de una rutina impuesta. Los enfermos mentales no contamos con una asesoramiento, con un plan de trabajo, con ayuda, en suma.

miércoles, 17 de septiembre de 2025

 Yo no escribo en este blog sobre una camisa azul de la marca tal que se vende en no sé qué tienda o servicio de paquetería a domicilio. Yo no me compro una bicicleta porque para mí, los días de bicicleta ya pasaron. Yo escribo aquí del comportamiento humano, de lo que Dios a lo mejor nos quiere, de lo que va con la edad y no de quimeras absurdas que se adquieren con dinero. Yo sé que pertenezco a la clase social más amplia de España. Y no debo descuidarme para caer en la clase social que está debajo de mi estamento. Yo sé que no debo malgastar mi dinero. Mi dinero salvaguardará días que no conozco todavía pero sé que yo un día seré dependiente. Mi dinero es mi dinero. Lo he ganado con el esfuerzo de 20 años en la educación y de tomar pastillas y de aguantarme mis depresiones. Mi dinero será útil. Por eso lo ahorro.

 Son las 12:00. Dentro de una hora, me voy a comer con mi padre y mi hermano. Las calles estarán bulliciosas esta mañana. Los hijos de Dios hacen compras, cuidan de sus niños, trabajan, ven de acá para allá con un trajín propio de seres humanos queridos por el Creador. El Señor es misericordioso, lo perdona todo porque somos su pueblo. La política no suele facilitar nada a los gobernados, más bien, crea una serie de intereses que la hagan permanecer en el poder. La política no es amorosa, es utilitaria, es inmanente, no se alza sobre las circunstancias, se vale de ellas, de las circunstancias para seguir mandando. Al poder político le interesa poco la vivienda, el trabajo y la seguridad ciudadana. La política se consume a sí misma, la política sirve al que manda, no al mandado.

 No sé si esto del blog lo voy a seguir haciendo cuando yo sea viejo. Las residencias tienen ordenadores para los viejos intelectuales. Yo no voy a estar en una residencia cortando cartulinas y jugando al dominó. Yo seguiré leyendo y escribiendo hasta que me muera si no me falla la vista. En una residencia donde está metida una tía mía, hay una biblioteca bastante amplia. Las residencias tendrán acceso a internet, supongo. Yo tengo un escrito sobre unos viejos en una residencia y les doy mucha libertad a mis personajes. Si yo ingresara en una residencia, tendría libertad para pasear con Paco, mi hermano, por la calles donde está esa residencia. Y si no, pues escribiría blogs de estos hasta hartarme.

 Pienso en mi vejez, por eso ahorro. Para poder pagarme una buena residencia que vale un dineral. Yo no me gasto todo lo que tengo y luego miro la cuenta corriente y no hay nada. Hay que ahorrar porque no sabemos nada del futuro. El futuro cada vez es más incierto. Paco y yo estaremos solos frente al futuro. No nos asistirá nadie. Los sobrinos no son familia verdadera. He oído que la Comunidad de Madrid hace visitas para los ancianos por las residencias antes de ser dependientes para que puedan elegir. Yo hago deporte (andar) todos los días que puedo para tener las piernas fuertes. Mi padre es un ejemplo a seguir. Cuando dependa de los demás, iré a una residencia donde espero que me traten bien por mi dinero y por lo que soy.

 Hay que convivir con el pobre lo mismo que con el rico pero la clase media a la que pertenezco tiene la ventaja de saber bien dónde está su medida de las cosas. Los que imitan a los ricos, ya saben que parte de su riqueza irá a cosas superfluas que un día le privarán de lo necesario o le hará tener que trabajar más de la cuenta para soportar su tren de vida, para emular al que tiene mucho. Otra clase de personas nos ponemos una camiseta de 15 euros en verano y un abrigo de otros inviernos para pasar bajo el frío de diciembre. No nos preocupamos los que sabemos a qué clase pertenecemos de ir engolados y emperejilados a todos los sitios. No sabemos qué es el lujo en el vestir y sabemos ahorrar. Yo digo si el consumismo compulsivo es una enfermedad o un modo de vida.

 Ante unos comportamientos extraños o no propios de la edad, nos sorprendemos y decimos que esas personas que actúan como si tuvieran 10 años menos no sientan la cabeza nunca. Nunca la han sentado ni la sentarán. Se creen que la vida es un sarao continuo, que siempre han de hacer su voluntad aunque vayan contra unas normas no escritas pero que todo el mundo conoce. Hacen extravagancias propias de chiquillos que no saben muy bien que han crecido lo suficiente para no hacerlas. Han vivido siempre derrochando el tiempo y el dinero, un dinero que quizás no era del todo suyo, no han aprovechado las oportunidades que les han dado. La vida se les va en francachelas y gastos superfluos. Como sigan gastando lo innecesario, algún día llorarán por lo necesario.

 Yo me meto aquí mucho con los que gastan. La verdad es que todos gastamos pero unos más que otros. Hay gente que no entiende el ahorro y sí la exclusividad de llevar una camisa de marca. Y se gastan un dineral en ir como iría un famoso o un rico de verdad. Porque los que gastan siendo pobres no saben muy bien lo que hacen. Cada uno pertenece a una clase social, eso no lo remedia nadie, pero intentar asemejarse a una clase social más alta por medio del ropaje es de insensatos. Yo creo que los consumistas compulsivos tienen siempre un problema con el dinero, les quema en las manos y lo tienen que gastar casi al instante de ganarlo. Compran sin ningún sentido pues ya tienen de todo. Me los imagino tirando ropa porque se ha pasado de moda o porque tienen una manchita o porque desean comprar otra camisa que sustituya a otra camisa. En fin, una cosa de locos.

martes, 16 de septiembre de 2025

 Me gustaría pasar una semana en plena naturaleza. Solo oír el canto de los pájaros entre los afilados alfileres de los pinos, oír el sonido del viento a través de las rocas, ver el culmen de una montaña todos los días de esa semana. Y se acabarían pronto esos siete días, serían como un regalo del tiempo para estar siempre con lo mismo aquí en la ciudad. Pongamos que esa semana sería un combustible de tranquilidad y armonía en el que solo miraría qué pasa en un bosque, qué no pasa por mí en estos días convulsos del mundo: Palestina, Ucrania, Polonia. Me olvidaría de mirar las noticias del desasosiego, de ver gente problemática, de ser yo y la naturaleza mirándonos.

 Ante los crímenes de un país contra otro en los que muere gente inocente, está bien que haya una respuesta, una protesta, un hacer algo. Pero que sea de forma pacífica y que no afecte a un tercero. Estos días seguro que habrá muchas manifestaciones para el orgullo de todos los cargos del gobierno de España y el líder supremo Sánchez ha sabido subirse al carro propalestino. Le ha venido muy bien liderar esta bandera de Palestina. Ha ganado enteros, la gente le ve bien, la gente ve que lidera una protesta mundial por Palestina. Pero Sánchez, ¿no actúa egoístamente?, ¿no se sube a este carro para que se olvide la gente de sus corrupciones? De todo hay pero también hay un oportunismo electoral muy grande.

 Creo que fue Mao el que dijo que la muerte de una persona es un asesinato mientras que la muerte de un millón de personas es una estadística. Así se excusaba un líder de la izquierda. Hay otros líderes que también se excusan en intereses maquiavélicos para tapar sus crímenes. Esta vez, en Palestina, la excusa es la liquidación de Hamás. Pero está muriendo mucha gente inocente. Sánchez hace campaña con este genocidio. Otros países se suman. ¿Acabarán con el genocidio? No se sabe. El objetivo es tomar la capital de Gaza y la tomarán y pondrán un gobierno sin Hamás, que había ganado por mayoría absoluta a través de su brazo político. Es como si en España gobernara HB o Bildu. Hamás, para mí no son milicias, como dice El País, sino un grupo terrorista que ha cometido crímenes como asesinatos y torturas. O sea, que todo esto va de gente mala, malísima. Israel ha tenido su 11S. Pero la consecuencia de ese 11S israelí es descabellada.

 Ayer Sánchez dijo otra mentira: la manifestación en Madrid fue "pacífica". Con mentiras y manipulaciones y aprovechando cualquier causa para tapar sus propias causas, Sánchez va avanzando. Dicen que ya son muchos países en los que se manifiestan propalestinos. Lo que pasó el domingo en la Vuelta a España parece haber tenido eco. Yo creo que sí es un genocidio lo que se está haciendo con Palestina pero yo siempre recuerdo la figura de Gandhi, mi héroe de la fuerza pasiva. No debe haber violencia en una manifestación, eso la desacredita a mis ojos y a los ojos de la gente pacífica. Pero bueno, así fue la revuelta, la protesta en contra de Israel. Ya están tomando la capital de Gaza las fuerzas militares israelíes. Por un lado, ya era hora que los que están en contra del genocidio se les hiciera ver.

lunes, 15 de septiembre de 2025

 Cuestiono mi sistema de vida: tantas pastillas. Y me voy a la calle: los hay peores: sin pastillas y adictos a toda una variedad de mierda psicoactiva. En fin. He comido panceta y un café con leche y me he acostado pero no me he dormido. Había que estar vivo aun en las ocasiones de ausentarme un poco de la vida. Me canso de ser yo mismo que no anda, que no va a la playa, que no surge de sus cenizas. Estoy un tanto depre, qué le vamos a hacer. Mi pelea es conmigo mismo, dulce pelea de darme cuenta de que valgo, que soy mucho mejor que esos que visten muy bien y luego no saben nada de lo que aprendieron. En fin. La gente anda de acá para allá y al final, no hace gran cosa.

 Las aceras sufren ese extraño engaño de la existencia. Dormir sería una solución intermedia entre quitarse de en medio y volver a encontrarte vivo. Tomo pastillas para no soñar, para dormir, para sentirme bajo de tono, para calmar mis deseos. Se lo montan muy bien los psiquiatras para no tener problemas con los pacientes. Me tienen atontado y flojo, sin deseo sexual ni moral. La moral no sube, la moral está baja con tanto Xeplion, Plenur, Tranxilium y Zyprexa. Pero da igual. Hoy voy a pasármelo bien contándome chistes a mí mismo, de memoria, de mente. Mi horizonte es muy declinante, todo va llano y feo como una autovía en medio de la nada.

 Ayer, ronda de cubatas Ballantains coca. Yo, solo coca. Se habló de las fiestas y del caso Negreira. No me entono. Me piro. Tardamos en dormirnos por lo de la pierna inquieta. Por la ventana a estas horas dela tarde, surge una tranquilidad fuerte. No se oye voz humana ninguna. Si se oyera a los árboles seguro que pedían que lloviera. Otra temporada de sequía por el centro de la península. Y van muchas. Viene un moscón que suena y sueña con el aire dulce de las urbanizaciones. Land of plenty. Tierra de abundancia con guerra al fondo. Es triste no saber dónde ir ni qué hacer. Haremos lo posible por desterrar esta estado de mi mente.

 Me tiendo, intento dormirme pero no puedo. Hace una claridad muy irritante que trae el sol este de septiembre. Quiero ir a la tarde a sentarme en un banco y beber una cerveza. Quiero que venga Paco conmigo. La llanura de la mente aun no la he alcanzado, hay una cumbre que subir todavía. En el recóndito cuadro de césped y álamos se respira una calma transitoria. El concierto de las estrellas no se ve en la ciudad, no se oye tampoco el sonido celestial que producen. Las manos se ciñen a un sueño que no llega nunca, pero seguiré leyendo, escribiendo, viviendo.

domingo, 14 de septiembre de 2025

 No tengo ganas de fregar el suelo, ni de ducharme, ni de leer, ni de salir a la calle. Por la ventana viene un olor a hojas de los árboles, a césped, un olor a naturaleza verde. Se oyen conversaciones de sudamericanos, se oyen gentes extranjeras, se oyen acentos de ultramar. España es rica aunque esté todo más caro. Para estas gentes que vienen de fuera, España es una garantía de progreso si trabajan duro. De hecho, a los que veo yo con los pantalones de trabajo son a los sudamericanos. Son gente sencilla que se tapa el pecho con una camiseta sin grandes alharacas ni aparento. Los sudamericanos mandan grandes remesas de dinero a su familia y todos, los que están aquí y los que están allá, prosperan y se hacen un casa rica. Y ya digo, no aparentan riqueza alguna en el vestir.

 Las rosas exhalan su olor gratuitamente y es bonito que entre ese olor por tus narices y lo disfrutes. El campo está ahí con sus caminos para que los andes, también para que los disfrutes gratuitamente. Los pinos dan su sombra de balde, no cobran, y su olor a resina y a pinabete es muy profundo. Pero la gente se mueve en otra onda, quiere emular a la grandeza de la Tierra y gastar. No se llevarán nada de todo lo que han adquirido con tanto esfuerzo. Porque estos que emulan a la grandeza, deben trabajar para costearse su tren de vida. No hay otra forma para ellos de ganar dinero que trabajar. Les puede tocar la lotería pero no. Yo he bregado con adolescentes durante 20 años. Ya he escrito aquí y en otros sitios de la dureza de vida del interino en educación. Me han dado una pensión, pero gasto poco, el dinero es muy necesario ahorrado en el banco.

 A sus cuarenta años ya había fundido una fortuna. Entre visitas a tiendas de ropa exclusivas y a otros establecimientos exclusivos, en los que una camisa valía doscientos pavos, no se cortaba este tipo de aparentar riqueza en sus ropajes. Si iba a correr por el campo, llevaba un pantalón corto de cien pavos, una camiseta de otros doscientos pavos y unas zapatillas de trescientos. Casi nada. No sé qué dispositivo psicológico le hacía derrochar a este tipo como si fuera rico. A lo mejor se creyó todo el tiempo que era el favorito de la casa y así, se creía en la obligación de vestir caro siempre. Sus padres le adoraban y también gastaban todo lo que tenían en vestir caro, así que sus padres llevaban también ese ritmo de vida tan rimbombante. Cuando miraban la cuenta en el banco, se sorprendían de lo poco que había a fin de mes y no se daban cuenta de que visitaban muchas tiendas exclusivas entre semana.

 El estúpido del notario insinuó que al testamentario le quedaban pocos años de vida pero no pensó que se podría morir él antes que el anciano que tenía delante, como ocurrió. Hubo que sustituir al notario por otro y así, siguieron las diligencias cuando murió el abuelo. Y todo era la división por cuatro de todo lo heredado, al formarse la familia por cuatro hermanos. Parecería que salían ganando los dos hermanos que vivían juntos y salían perdiendo los dos huérfanos de padre del hermano difunto. Pero así estaba establecida la herencia. Podría haber eso que llaman quitas o mejoras para los que no salían tan beneficiados pero  no se sabía bien. La realidad es que la herencia estaba dividida en cuatro partes.