martes, 18 de febrero de 2025

 Imagina tus ojos aquellos de 2007, qué bien atisbaban la luz entre los muslos, la cadencia de tu cuerpo. Pero todo tiene su cruz y su caída. Todo se desenvuelve como los bocadillos de la hoja del periódico. Todo se agita y lo que más se agita, el tiempo que pasa. Y ya no volverán más caballitos a la claridad de la luna. Ya no estarán esos kilos de carne trémulos como la hierba, temblorosos como los peces en el mar. Ya un mundo feo que mata el deseo ha llegado en esta actualidad de pacotilla. No hay noticias de ti por la ciudad y siempre tienes prisa. Los diarios se amontonan en mi costado dolorido y triste y las noticias me importan un rábano. Tú eras la noticia entonces. ¿Qué eres ahora? Un aceleramiento, un ir y venir sin causa, una mutilación de mis pasiones.

Ya no es lo mismo eso que fue amor.

Ya yace el sol tras los montes.

 Te amanece el cuerpo mientras ves niños en el parque jugando. Y quieres ser como ellos pero ya fuiste como ellos. Te duele no ser inconsciente de tu propia vida. Quieres que no se note que estás vivo y la verdad, no se nota. Pero la vida te pondrá en situación de hablar con otros. Es cosa de algún tiempo, un tiempo premiado con unos números tranquilos mientras echas un cigarro sentado en un banco. Eres minúsculo entre el paso de los años. Los años te han envuelto como las nubes han envuelto el cielo. El cielo es azul para todos menos para ti, que se desgaja en minutos. Parece que ya no puedes más, que ya está todo atado en tu historia de hombre gris y vacilante. Pero queda una década, queda quizás una década para que sepas que tus huesos habitarán una habitación granada de palabras.

El estar con otros aviva la paz.

No estamos totalmente solos nunca.

 Pasan las horas. En casa pasan las horas. No le hace gracia la TV. La pone y la vuelve a quitar a los pocos minutos. No tiene coche para hacer unos kilómetros y ausentarse entre el tráfico de la general. Un coche es muy caro. Tampoco le hace gracia subirse a un autobús que le lleve a un pueblo, él solo. No va a ningún sitio porque está solo. No ha despegado los labios en todo el día. Bueno. Sí lo ha hecho: frente al espejo mientras se afeitaba, pero no se ha dado cuenta. No le gusta esta soledad que respira, que sufre, que le aplasta. Los vecinos solo sirven para decir hola y adiós. La pena se le hace grande en el pecho. No sabe si robar algo para ir a la cárcel y allí tener compañía. Esas cosas se le ocurren. No sabe si esperar al verano. No sabe si ir al médico otra vez a decir que respira mal, que se ahoga. La soledad le está matando. Se siente estresado a cada cosa que hace. ¿Se hará la comida? Ya no se hace la comida casi nunca. Va al centro a comer. La tarde, una pesadilla de horas vacías. Está solo.

Tenemos gente a la que querer y que nos quiera.

Demos gracias a Dios por ello.


 Ya que  no crees en Dios o en las "cosas de los curas", al menos sé civilizado. Hay una cosa que llaman la civilización del amor. Es cuestión de respetar a los demás y saber ver cuándo se tiene la razón y cuándo no. Y saber perdonar. La vida solo se inventa una vez para siempre y hay que intentar no estropearla con rencores. La vida es única, solo pasa una vez por nuestro lado. Y hay que intentar entendernos con los seres humanos que están cerca de nosotros para que esa rueda que no para se atore difícilmente. Hay cosas que no podemos evitar pero las evitables, las que están en nuestra mano mejorarlas, mejorémoslas. El pan de hoy repartido es la gloria de mañana. La mano tendida vale más que cien palabras. Pax sit tecum. Vale tu frater. Ego valeo.

Vivir a veces es difícil.

Pero el entendimiento lo hace fácil

lunes, 17 de febrero de 2025

 Había un profesor de economía que decía: "no os preguntéis por qué existe la pobreza, sino por qué existe la riqueza. La pobreza, en realidad, es el estado natural del hombre." Si nos quedamos parados, viene la pobreza a visitarnos. Si no luchamos para ser un poco más ricos todos los días, enseguida viene la necesidad a visitarnos. La verdad es que si gastamos en cosas innecesarias, también nos pasa que luego, nos falta dinero para las necesarias. Yo propongo techo y comida para todo el mundo, pero es un ideal. La gente cada vez es más pobre. La agenda 20-30 no sé si se cumplirá (erradicar el hambre en el mundo). Hoy en día, hay 700 millones de personas pasando hambre. Hay niños en las minas de África. En España, se derrocha casi la mitad de la comida que compramos. Ojalá el mundo sea más serio en adelante.

No tires comida a la basura.

No te compres prendas que valgan 500 euros.

 Las nubes buscan acomodo en el cielo. Quieren llover pero quizás la contaminación no les deja. O un estado atmosférico que no promueve la lluvia. Estaremos secos, muy secos, todo el año. Parece que nieva y llueve del otro lado de las montañas, allá, al norte. Pero no lo vemos. Es un dulzura la lluvia. Se mete entre la hierba y las raíces de los árboles, se mete entre la piel de las lombrices, se mete muy hondo, como el pene de un antiguo sátiro en una doncella medieval. El mundo va sin agua y, cuando cae, arrasa tierras y regiones y casas y coches. Es una pena esto de la lluvia. Está tan mal repartida como el dinero. Los bancos y ricos en el mundo han obtenido ganancias récord. Deberían hacer donaciones o repartir un poco esas ganancias en cuestiones sociales, como máquinas contra el cáncer. O dar una oportunidad a ese hombre que está en la Gran Vía pidiendo. La lluvia es generosa. Que lo sean también los ricos.

La riqueza no debería ser patrimonio de unos cuantos.

La riqueza hay que repartirla pero no robarla.

"Me tengo que ir a Bilbao porque mi hermano está en el hospital pero no tengo dinero para ir", dijo este hombre que, como se dice ahora, vivía en riesgo de exclusión social. "Yo te doy cien euros para que vayas a Bilbao", dijo este hombre que se dedicaba a exponer cuadros. A los pocos días, el hombre necesitado estuvo en Bilbao, vio a su hermano, que padecía del corazón, estuvo durmiendo en el hospital esas noches en que su hermano iba a ser intervenido y a mediodía, comía con sus sobrinos y les daba ánimos: "me han dicho los médicos que parece que la cosa va bien". Los sobrinos estaban agradecidos a su tío por quedarse a dormir con el enfermo. Después de la operación, a los dos días, mandaron a casa al hermano enfermo. Se curó bien. Nuestro protagonista (el del riesgo de exclusión social), encontró trabajo de pastor en un pueblo de Santander. Regaló un queso al tratante de cuadros. Le gusta el campo y los animales. Le gusta estar al lado de su hermano, ya restablecido. Le gusta el mundo cómo rueda.

El amor al prójimo no es imposible.

Es más, debería fomentarse mucho más.

 Las noticias del periódico, bien. Ya no me acuerdo de ellas. Las mañanas claman atención de nuestra parte. Las mañanas quieren que participemos en la vida. Nos levantamos y algo tira de nosotros para que salgamos a la calle a ver el aire cómo sopla. Y compramos. Y entramos en los hospitales como en las azucenas. Y queremos que el mundo vaya bien y los conocidos y los clientes nos saluden amablemente. Todo es una rueda en la que nos relacionamos con las nubes, con las latas de judías, con los otros, con los mismos de siempre. Un taxista va al aeropuerto. Otro va a San Sebastián de los Reyes. Bravo por ellos. Bravo por el que se levanta por la mañana y hace algo útil para la sociedad.

El tronco del árbol hacía barcos antes.

Seamos como el tronco del árbol de antes.

domingo, 16 de febrero de 2025

 Metidos en primavera, que es una harina agradable, nos vamos dando cuenta de que la vida es digna de vivirse, de que somos hijos de Dios con alguna potencia del Creador que nos hace parecido a Él. Yo quiero vivir en el orden natural del mundo de la Humanidad. El hombre es lobo para el hombre pero hay que ver también el montón de cosas que el hombre y la mujer hacen por otros hombres y mujeres. Es muy bonito ver los poemas que han creado poetas de todos los tiempos, la enjundia que tienen, la inteligencia que tienen esas poesías de antaño y de ahora. Hay que ver qué cosas han creado los hombres y las mujeres a semejanza de Dios Creador. Los parques de las ciudades son un pequeño mundo donde las ardillas gozan saltando. ¿Quién no quiere a un árbol? Es el ser más amado en lo vegetal sumándose al amor que despierta el trigo y el girasol.

Los campos, los árboles, los animalitos.

Nos rodean, nos llenan de satisfacción.

 Ahora dice mi hermano que quiere tener un gato. Los gatos son muy evasivos, no hacen caso de nadie. Los gatos dicen que son muy inteligentes y muy independientes. La vida de los gatos no hay quién la entienda. Tengo sucia la mesa del escritorio. No estaría de más limpiarla un poco. La tengo llena de papeles y libros. Tengo en la mesa del escritorio un libro sobre Virginia Wolf, que fue muy feminista y bastante rara, la verdad. El túnel del deseo yo ya lo recorrí. Ahora, en mi vida, ya no hay ni túnel ni camino del deseo. La luna y el sol se suceden, la Tierra se sucede. Todos, parece ser, nos sucedemos a nosotros mismos hasta que hincamos la tea.

No hay que ser gafe.

Hay que creer que vivimos bien.

 Me he encontrado con Luis el abogado, que es enfermo mental como yo. Dice que ya ha dejado de robar libros. Dice que su mejor momento vital fue cuando iba a la casa de campo y espiaba a las parejas que follaban dentro de su coche. Ejerció de abogado también durante mucho tiempo y creo que ganó bastante dinero con los juicios, pues Luis es bastante inteligente. Luis tiene una hija en Noruega y un hijo que vive al lado de su casa pero que ve poco. Tiene un nieto de 11 años de su hija la que vive en ese país nórdico. Luis es buen conversador, habla un poco de todo. Luis es una persona que vive tranquila, acomodada y ya no roba libros.

Cómo están las cabezas.

Decía uno de mi pueblo y con razón.

 La veo, le digo buenos días y que le vaya bien y ella me dice que para qué me quiere de amigo. Bueno. Lo importante es no comerme el coco con ella. Lo importante es que me resbale su amistad la espalda abajo. Lo importante es que ella y sus inventos y mentiras no me afecten. Últimamente, cuando me veía solo me decía que tenía mucha prisa, ni siquiera me saludaba como Dios manda. Me decía nada más verme: estoy teletrabajando, estoy teletrabajando. Y yo le ponía cara de pocos amigos. Claro, eso no es saludar, no es ser educado. Se dice "buenos días". Y luego se dice: "qué tal estás". Pero ella no sabía decir esas cosas básicas de la educación diaria. Así que no me rompo la cabeza mucho pues el fallo viene de ella. Ya verás cuando su madre tenga algún percance, quizás me llame para pedir ayuda pues creo que su amiga Sandrita ha emigrado con su nuevo novio. En fin. Ya veremos.

Mi amiga, mi recuerdo de amiga.

Qué desastre de persona.

sábado, 15 de febrero de 2025

 Este blog solo tiene el sentido de beber agua y fumar un par de cigarros. Así que casi da igual de lo que escriba. "Ropa de calle" es una colección de poesías modernas que reafirman la dimensión social del individuo. Las urracas chillan o graznan, tanto da. Camilo José Cela hizo su viaje a la Alcarria. Madrugó mucho el primer día de hacer ese viaje para coger un tren en Chamartín. Y digo que da igual lo que estoy escribiendo. El caso es estar entretenido, beber agua y fumar. La vida da sorpresas. Las sorpresas no se esperan. El agua que corre por debajo de la tierra tiene un misterio, tiene un sabor a barro muy fuerte. Mi hermano descansa en la cama. Hay una urraca que prepara su nido.

Ir romera y venir ramera le pasa a cualquiera.

Cien estudiantes, cien caballeros.

viernes, 14 de febrero de 2025

Hace unos días escuché una entrevista a Pedro Cavadas. Es un hombre portentoso, muy generoso ha sido en tierras africanas y por todo el mundo. Ha ofrecido su habilidad como cirujano en muchos sitios. Para mí, es como un santo moderno que ha llevado la felicidad a mucha gente. Los médicos tienen un aura de demiurgos, de hacedores de milagros algunas veces. Los médicos traen mucha esperanza con sus conocimientos, con su saber hacer, con su diagnóstico certero, con su gran sabiduría. Los profesores también tenemos algo de misteriosos, de contenedores de sabiduría, pero no tanto como los médicos que son sabios, que son esperanza, que son el misterio de la salud encarnados. Los profesores que enseñamos las reglas del lenguaje y a hablar bien a sus alumnos no somos nada comparados con los médicos.

Aristóteles fue preceptor de Alejandro Magno.

Un sabio y un imperio.

 El dinero no lo inventó Dios. Lo inventaron los hombres. Se dice que lo inventaron los fenicios para tratar económicamente con las colonias que tenían por todo el Mediterráneo. Poco a poco, el dinero acabó con el trueque. El trueque es más viejo que el dinero. El trueque podría existir hoy en las selvas amazónicas. Pero el trueque es difícil de llevar a cabo. Es más fiable el dinero, mucho más objetivo. El dinero nos proporciona la manutención y ciertos placeres ajenos a la alimentación más básica. El dinero nos proporciona ropa, techo y comida. Me gustaría tomarme un Bellini. Un Bellini es un capricho alimentario que se hace de melocotón y un poco de alcohol. Lo he leído en una novela. "Póngame un Bellini", dice la chica que ha volado a Roma. Y se lo ponen. Y se lo bebe. Y llega el novio y se van a joder al cuarto del hotel.

El dinero es básico en nuestra sociedad.

Por él, trabajamos, nos sacrificamos, deseamos cosas a veces, inútiles.

 Hoy voy a Madrid por la tarde. Es una ventaja que Madrid esté tan cerca. Iré con mi hermano. En el autobús, me voy fijando en el paisanaje. No faltarán sudamericanos. No faltará alguna pija. No faltará algún alma descarriada de la mano de Dios. El autobús va parando en muchas paradas. Se montan gentes variopintas. A mí me gustaría que esas gentes me contaran a qué se dedican. A lo mejor a alguna persona que va en el autobús le guste escribir o, por lo menos, leer. A mí me gustaría saber la trayectoria vital de esas gentes que van en el autobús. Es difícil saber. Voy especulando sobre esa chica morena, de ojos marrones, que va mirando el móvil. ¿Pertenecerá esa chica al mundo de la lectura y la escritura? No lo sé. Desearía saberlo.

Muchas cosas pasan en el autobús.

La gente se comunica, ve fotos, se ama en el autobús.

 Aquí hablo mucho de la mañana: que si la mañana sube, que si la mañana pasa, que si la mañana se tuerce, etc. La mañana es un territorio temporal en el que luce mucho el sol. Al amante de la noche, la mañana le va fatal. La mañana le hiere los ojos y el corazón. Porque por la noche no se puede estar haciendo más que ofensas al corazón y a los ojos. Drogarse es típico de la noche, no de la mañana. Alcoholizarse también es propio de la media tarde viendo un partido de fútbol o de la noche (me voy a acostar tarde para chuparme unos güisquis). Y, a medida que los días se hacen más largos, el riesgo de consumir drogas legales o ilegales, es mayor. Yo no debería decir nada en contra de los adictos porque yo fumo. Pero creo que no he dicho nada en contra de los adictos. Los adictos a algo suelen dar problemas. El humo del tabaco es malo para todo el mundo. Pero bueno. Ya he dicho algo sobre la mañana y la noche.

Estamos en el bar:

la gente bebe. El partido va a comenzar. Feliz primavera.

jueves, 13 de febrero de 2025

 Me acuerdo mucho de ese amigo del pueblo que estaba sentado a las puertas del cementerio y se puso de pie enseguida para saludarme. Vive ese amigo en Santa Eugenia y creo que trabaja en Iberia o en Aena. Fue un día para rememorar dulcemente. Fue un uno de noviembre, el día de Todos los Santos. Había mucha gente ese día por el pueblo y pude saludar a muchos de los de allí. Me puse muy feliz por conversar con esos amigos: Mila, Francisco, Victoriano, Josela, Pablo, etc. No le pregunté yo a ese amigo por sus hijos ni por su familia. Empecé a hablar de ese barrio y le dije que allí estuve yo dando clases un año. Me pasó de todo. Buen amigo Diego que se paró a charlar conmigo. El pueblo da sorpresas a veces y muy dulces.

Tu pueblo, donde has gastado casi tu vida entera.

Ahora vienen a ti los amigos de tantos años.

 Hay un rumor de barco hundido referido a Europa. Parece que occidente está en crisis permanente. Este estado de cosas la gente del común no las percibe. Es demasiado abstracto pensar en este declinar de la economía, cultura y sociedad en países como Francia o Alemania o la misma España. Hay indicios, como la cantidad de adicciones que hay hoy en día en toda Europa o la corrupción política o lo endebles que son algunas generaciones, en la que me incluyo, que no saben muy bien adónde van. Pero la gente tiene hijos y va al bar, como hacían sus padres y sus abuelos. Charlando, parece que ese decaimiento de la sociedad no tiene lugar o no se lo vislumbra. Porque charlando se cambian experiencias y las experiencias en este mundo son de progreso personal y no de una abstracta decadencia europea.

 ¿Qué es al decadencia?

Cuando una sociedad va mal, tiene muchos vicios, está vieja. Pero mira los padres con los hijos cómo los educan para el día de mañana.

 Cuando un presidente del gobierno de EEUU tenía algo de lo que vanagloriarse, paseaba con su coche oficial para que el pueblo americano le aclamase. Como hacían los generales romanos y el emperador cuando habían conquistado un pueblo bárbaro. Los esclavos hechos en esa campaña militar eran paseados junto al general (el sistema económico romano era meramente esclavista, esclavos que se hacían en las guerras). Pero detrás del general cuentan las crónicas que ponían a un esclavo que le susurraba al general, en su aclamación: "recuerda que eres mortal". Por mucho que triunfemos en la vida debemos recordar que somos mortales, ceñirnos a esa condición de que un día no estaremos aquí, por bien que nos haya ido en la vida.

Conozco dos personas que no han de quejarse de la vida que han llevado.

Camino de rosas para ellos, pero son mortales.

 Uno se levanta y deja atrás el sueño. Pero, ¿qué es el sueño? Para mí no significa soñar. Yo no sueño por las noches quizás por la medicación. Soñar en español tiene otro significado, es como tener ilusión por algo. Yo sueño con ir a la playa y conocer gente, un amigo que merezca la pena. Sueño con hacer kilómetros largos y ver el paisaje tras la ventanilla del coche. Me encanta coger una nacional y comer tramos de carretera hacia el sur o hacia el norte, parar en un área de servicio y tomar un café y fumar un cigarrillo y volverme a montar en el coche y hacer más kilómetros, más kilómetros. Pero, ya digo, yo sueño despierto, no dormido. Durmiendo se sueñan cosas raras, bonitas o nefastas.

Kilómetros, destino, playa.

Eso es lo que soñaría uno que quiere olvidar un poco dónde vive.

miércoles, 12 de febrero de 2025

 Un enfermo mental tuvo mala noche. Se durmió a las 11:00 de la noche pero tuvo insomnio y, como no dormía otra vez, tomó pastillas peligrosas indiscriminadamente. Y se durmió otra vez pero por la mañana se levantó muy aturdido. Y fue al trabajo y le echaron por cometer algunos fallos. Y al cabo de unos días, le echaron de su puesto de conserje en un instituto. Y lo pasó muy mal a partir de entonces porque no veía motivación en la vida ya que no tenía ya ni obligaciones ni horarios a los que ajustarse ni nada. Y le dieron una pensión de discapacidad. Y lo pasó mal hasta que se apuntó al pádel. Y, desde que practica este deporte, está ya mejor. ¡¡Viva el pádel!!

Dormimos, soñamos, vivimos.

¿Cuál de estas tres cosas es más importante?

 Hay a lo largo y ancho de todo el mundo, niños que son explotados en las minas de coltán, de cobre y otros minerales para que nosotros tengamos un móvil. El móvil, en occidente, es motivo de diatribas: que si el móvil engancha, que si es adictivo, que si conduce a la pornografía, que si se dan fraudes y engaños a través de él, etc., etc. El mundo, de este modo, no puede ser más criminal y absurdo. Si tienes un móvil, consérvalo todo lo que puedas y así, no inducirás a la explotación infantil más de lo debido. Pero no. La gente cambia de móvil, de tableta, de todo. El mundo, para que funcione, tiene que joder la vida de otros. Y eso no es justo ni admisible. Las potencias ricas deberían hacer algo por estos niños que viven en la miseria más absoluta.

Los niños, en África, sufren guerras, explotación.

Las potencias occidentales somos crueles y mala gente.

Hubo un hombre, aunque se cree también que sigue vivo y por ende, se debe pensar que hay un hombre que un día fue al banco (no se le ocurrió ir a otro lado) y allí pidió ver al director. Una vez que le presentaron al director, este hombre le preguntó. ¿quién soy yo? Y el director se quedó sin saber qué decir. El hombre insistió: quiero saber quién soy yo pues esta mañana me levanté y no lo sabía. ¿Tiene usted alguna respuesta? El director del banco, muy agudamente, le mandó al hospital, a la sección de psiquiatría. Este hombre cogió un autobús sin saber quién era y se presentó ante un psiquiatra y le hizo la misma pregunta que al director del banco. El psiquiatra, al oír la pregunta, le dijo: usted es un ser humano pensante Y tiene dudas de su identidad. Puedo ofrecerle una plaza en la planta de psiquiatría donde le ofreceremos un tratamiento. Pero el hombre no quiso. Y se fue a una iglesia sin saber todavía quién era. Encontró a un cura y le hizo la pregunta consabida. Y el cura le dijo: eres un ser creado por Dios y es normal que tengas esa duda tan enorme. Te puedo confesar. pero el hombre no quiso confesarse y, hoy día, sigue sin saber quién es.

Somos o no somos: he ahí la cuestión.

Y difícil es saber ser a veces.

 A pesar de que el mundo parece extraordinario y perfecto, a veces parece incomprensible. Se levanta uno de la cama y no comprende nada de este mundo. No sabe por qué tiene que leer el periódico o no sabe por qué tiene uno que escribir en este blog. Ni siquiera sabe por qué uno está vivo y no muerto, tanta es la confusión mental. Un taxista, por ejemplo: ¿no ha llegado un día en el que se pregunte por qué tiene que llevar gente de un lado a otro? Así con todas las profesiones. Y el descentramiento de la realidad es muy grande a veces y nos arruina el día y, si me  apuras, todo el mes. Esto deviene en depresiones al no saber uno cuál es su misión en el mundo porque todo es preguntarse sin respuesta qué hace uno en el mundo, en este mundo y dice: ¿no puede haber otro mundo en el que yo me sienta alineado, integrado, comprendido. Y no. No hay más que un mundo. El mundo de las gentes, los animales y las cosas. Y solo quizás, de Dios.

El mundo es muy grande y tal.

Lo malo es cuando el mundo es incomprensible.


martes, 11 de febrero de 2025

 No sé qué me pasa hoy que no estoy inspirado. No acuden a mí los dulces nombres ni los decidores adjetivos ni los verbos que suelen expresar acción. Tengo mal día para las letras, se me caen de mal escritas que me salen. Pero bueno. Hay un dicho que dice: también dormita Homero. Que quiere decir que hasta los mejores escritores tienen algún lapsus estilístico de vez en cuando. Procuraré acabar ya estos blogs e iré al sol, a tomar vitamina D, que es muy buena. Hoy no hemos puesto ni la calefacción, ya que no hace de invierno. Luce un sol no se si llamarlo impropio o inmundo. A ver si se soluciona lo del cambio climático pero con tanto coche circulando, lo veo malo. Hoc dixit qui sapet multum: mundus proveniet niger.

Está la cosa achuchá,

dice la señora en el supermercado

En la novela "El Jarama" sale un taxista llamado Ocaña, que tiene un taxi destartalado y cuatro hijos. Su mujer tiene una Singer. Y tienen una cuñada catalana que dice de vez en cuando: molt mal y chiquetes. También salen en esa novela un porrón de jóvenes que van desde Vicálvaro al chiringuito de Mauricio en bicicleta, con sus novias en la barra. Hay una pareja que va en moto y son la envidia de todos. Hay  un joven que sabe cantar. También sale coca coña, un discapacitado que juega al dominó. Y salen tantos personajes, entre jóvenes, niños y mayores que la novela es como el mosaico de un domingo en los años 50. Beben tintorro y comen latas de sardinas y filetes empanados y croquetas y queso manchego. Lo malo es que yo no he ido nunca al Jarama, a ver cómo está eso ahora.

Las novelas de personaje colectivo estuvo de moda.

Ahora ya no se escriben ese tipo de novelas.

 La mañana levanta un espíritu en cada persona. Hubo madrugadores cuyo interés era hacer su trabajo y traducirlo en dinero. Hubo insomnes que se quedaron enganchados a la radio a las 4 de la mañana y ya no la han soltado hasta que la claridad del día los ha deslumbrado como cuerpos asolados, mortuorios. La larga noche es para dormir y habrá quizás un médico para esas personas que no duermen. Ojalá se crucen ese médico y ese insomne. Hubo también deprimidos que no aman la luz del día y lloran cuando esta aparece y les obliga a dejar sábanas por pasos inciertos por la casa. Hay solitarios, muchos hombres y mujeres solos en casa y se van muriendo de la soledad, de la triste soledad de los desgraciados de este mundo. Tendría que haber en España un ministerio de la soledad, como lo hay ya en Inglaterra.

Trastornos del sueño, soledad, alcoholismo, falta de cariño:

muerte.

 El lector número 3 bostezaba en su despacho de director de ventas. Hoy estaba aburrido quizás porque era martes, quizás porque había salido de una discusión con su mujer. Dentro de 15 días se sabría el monto de las ventas, un dato que le sostenía en el mando y en el mundo. Tendría que advertir a Manuel, el encargado, de que no se desperdigara tanto en asuntos baladíes sobre los empleados y que sí estuviera al tanto cuando hubiera aglomeración de gente en la tienda. Otro tema era el de los robos. Tenían que ser más eficaces y debíamos advertir a los guardias jurados para que estuvieran atentos  a qué artículos se robaban más y poner coto. El lector número 3 se aburría. Se sacó el móvil del bolsillo. El blog decía: cada mañana luce el sol para todos.

Para el ladrón también hay sol

pero con la posibilidad de dormir a la sombra.

lunes, 10 de febrero de 2025

 La mañana crece como una planta, como crecen las ideas en una persona despierta, como crece el miembro viril cuando se excita. Los programas de la tele no hacen más que confundir a la gente pues cuentan medias verdades o verdaderas gilipolleces. No hay que fiarse de un solo telediario pues cada telediario tiene su amo. Es como los periódicos, dan las noticias que convienen a alguien que paga. Hay que informarse de la gente de la calle: qué les ocurre a los taxistas, a los pintores, a los albañiles. Y así te haces una idea de lo que pasa alrededor. Es como un taxista que habla con su cliente, en una conversación que puede parecer banal, pero el taxista se informa. El taxista es como un termómetro de cómo anda la cosa laboral, la cosa sanitaria o educativa. Porque la gente habla, quiere desahogarse. Y lo hace con un taxista como lo pudiera hacer con un hermano, con su mujer, con su marido.

La gente se comunica.

Comunica problemas, deseos, ansias de vivir, quejas y aspiraciones.

Hoy lunes, muchos se han puesto en marcha. Han acudido a la parada de autobús, se han bajado en la estación, han cogido un cercanías y se han presentado en su puesto de trabajo. A ganar dinero. El dinero es un imperativo ineludible para todos nosotros. Y el medio más común para tenerlo, el trabajo, también es imperativo. Fuerza a levantarse pronto para apurar el día. Parece que las horas de trabajo se acortan y el sueldo va a subir. Este gobierno está en ello. Los trabajadores necesitan un buen trato, para que no se desesperen. Los trabajadores cumplen sus horarios si estos horarios son proporcionados. La riqueza en este mundo está muy mal repartida. Poca gente amontona millones y millones. A lo mejor, hay un reparto o hay una justicia salarial o hay una reducción de horas de trabajo.

La ministra de trabajo se llama Yolanda Díaz.

Ojalá le salieran bien las medidas para los trabajadores.

 Las luces tibias de la mañana, como un bálsamo que cayera a la calle, inundan los troncos de los árboles, la calzada negra, las camas de los que duermen con la persiana levantada. Esa luz tibia se va colando por la casa en un dibujo de sombras y claridad que anuncia una tristeza, la simple tristeza de estar vivo. Y uno se pone a escribir qué está pasando por su alma esta mañana de lunes, qué sensaciones se crean con este pequeño resplandor casi absurdo que puebla las habitaciones. Y concluye que la vida es alegre, que la vida se asoma a la ventana con decisión. Y ya sales a la calle, andas, vas a algún sitio, los músculos se tensan y los ojos se llenan de la luz nueva del lunes.

Templados rayos del cielo

acuden al cuerpo, a las manos, al alma.

En la vida suceden arbitrios que nos confunden la existencia. No entendemos por qué otros han tomado decisiones que nos afectan directamente. Y encima, no nos explican esas decisiones. Así que vamos ciegos a buscar la solución de un problema que otros han creado para nosotros. Y esperas que otros tengan más sensibilidad contigo, recurres a otras instancias para que el problema se resuelva. Y ya no te fías de nadie pues la gente actúa así, sin dar explicaciones, sin tomarte en cuenta cuando aplican su criterio aleatorio, cuando te cambian algo que tú dabas por supuesto. Y debes peregrinar de un sitio a otro a ver si alguien te toma en serio. Así me ha pasado a mí cuando una farmacéutica me ha cambiado las pastillas. Ahora tengo que ir al ambulatorio a ver si allí me hacen un poco de caso. Pero ya no me fío de nadie. Y no espero que las cosas vayan a salir bien. Eso es lo que consiguen los actos arbitrarios, sin explicación ni razonamiento.

Tú no te crees que la gente actúe así.

Pero actúa así y te fastidia.


domingo, 9 de febrero de 2025

 El paso del tiempo a veces nos abruma. Pensamos que los años que quedaron atrás pasaron como un pájaro lejano que describiera una línea breve en el cielo. Dejamos de pensar en el paso del tiempo, nos lo quitamos de la cabeza y quizás, charlamos con alguien y el pensamiento se nos distrae y hacemos otra vez por la vida, por este presente que es lo único que existe. Siempre he dicho que si no pasara el tiempo, ni nosotros ni nadie podría vivir. Vivimos en el tiempo y este, pasa. Es una ley, la más dura de llevar, pero es ley. La ley del paso del tiempo deprime mucho, más que cualquier necesidad no satisfecha. Pero hay que vivir, hay que estar, hay que creer en algo: en la literatura, en tus hijos, en tu vocación de hombre o mujer amable, en tu honra, en la línea que ha seguido tu vida si tu vida ha servido de algo a los demás.

Miramos el cielo, tan grandioso en su azul, en su inmensidad.

Y nos hacemos pequeños pero no tanto que no pensemos que somos algo en este universo inexplicable.

 Esta mañana he sentido ansiedad, no sé por qué. Es un sentimiento o padecimiento que no se lo deseo a nadie. Escribiendo blogs se me ha pasado un poco, pero sigo con esa desazón penosa, esos nervios que me atenazan. En fin. A ver qué da de sí el día y a ver si se me quita esta penosa sensación. La despoblada ciudad se desperdigaba por los comercios. Un viento del norte castigaba los rostros de esos que salían a la calle por turnos. Unos se desperezaban pronto, a otros, les gustaba más estar un poquito más en la cama pero todos se unían en la calle y se decían adiós y compraban la oferta del día. Y así, se iba pasando la mañana y se iban a casa y comían y se volvían a tumbar. Era una ciudad de pastores, era una ciudad de rebaños, era una majada llena de ovejas.

Pasar la mañana. Pasar la tarde.

Por la noche, pronto, coger el camino de la cama.

 Escribiendo estos blogs me voy entreteniendo y calmando mi mal humor, soltando mi bilis negra en la tinta negra de la desesperación. Voy diciendo mis males y lo que pienso de mis males. A nadie le importa ya una ministra penosa; a nadie le importa ya el gobierno. La gente quiere vivir con más o menos normalidad, con más o menos comodidades, con más o menos vigor del alma. La gente no entiende de socialdemocracia o liberalismo. ¿Por qué no dejan que la gente viva en la calle, a su aire, sin saber de palabros tontos? ¿Por qué insisten algunos en tener que oír una y otra vez eso de la cuestión social? Arreglad la cuestión social pero no habléis más de ella, por favor. No habléis más de lo que ha hecho y va a hacer el gobierno, el partido, el líder. Por favor, dejadnos en paz de patriotismo, ideales y organigramas.

Dicen muchos que van a hacer, que van a hacer

y lo dejan sin hacer para poder hablar más tiempo de lo que van a hacer.

 Somos sombras, sombras austeras que no pedimos más que vivir un rato, ni siquiera una vida pues no tenemos derecho a exigir una existencia larga o corta. Dependemos de muchos accidentes que nos pasan por la mañana o por la tarde y por eso, solo podemos aspirar al instante, al paso inquietante de los minutos o quizás, de alguna hora. Somos gente que pasa, a la que nos miden los relojes nuestra vida. Somos gentes que tendrían que tener miedo a la noche pero hay farolas que nos lo quitan. Somos gentes que no somos dioses, que no somos espíritu de nada. Somos gentes tangibles, accidentales, pobres de alma, tercos en el errar. Y, por eso, dependemos de un azar imprevisible, de una suerte que ni intuimos, de un destino que nos dice: aquí vendrás y de aquí no pasarás.

El destino, la azarosa fortuna:

eso que tanto tememos sin darnos cuenta.

 Ayer me junté con mis amigos y cometimos el error de hablar de política. Yo me quejé del tema de la vivienda y hubo otro que decía que se han hecho cosas importantes en ese tema. Así que, unos defendiendo una postura y otros, otra, no hubo tiempo para la risa y el cachondeo. Hubo tiempo para discutir cosas que no podíamos ni probar pues nadie se creía lo que decía el otro. A ver si hoy los veo y tenemos una charla diferente, no política ni social ni de vivienda, sino a ver si nos cachondeamos de algo divertido y disparatado si puede ser. Ojalá salga el tema de algo anodino, familiar, abarcable, sin importancia alguna.

Charlar y charlar.

Y pasar el rato. El rato ha de matarse como se pueda.

 Luis García Montero tiene publicado un libro de poesías que se llama "Ropa de calle". No sé muy bien qué es ropa de calle, la verdad, porque no sé si hay ropa de casa o ropa de estar en un palacio o ropa de andar por el campo, por ejemplo. O sea, que no sé muy bien qué es ropa de calle o si existe alguna ropa que no sea de calle. Ropa de calle yo entiendo ropa de andar por la ciudad, ropa que no descuella de la de los demás, ropa para ir tirando o para no lucirse mucho, para ir como los demás van vestidos y no aparentar gran cosa. Yo debo ir siempre con ropa de calle y no de fiesta pues a ninguna asisto. Yo debo de ir con ropa de calle pues a la calle salgo y entro unas cuantas veces al día. Hoy veré a mis amigos y charlaré un rato con ellos y eso es todo lo que sé.

Ropa de calle.

La camisa, el jersey, los pantalones y el abrigo, eso debe de ser.

La calle está sola, está inhóspita, áspera y solitaria y la acera escupe los pasos que se dan en ella. Es muy triste la calle esta mañana. Se ha ido la gente no sé dónde. El vendedor de periódicos no los vende fácilmente porque no hay nadie en la ciudad. La ciudad se ha quedado reducida a sus calles, a sus plazas dormidas, a sus avenidas dementes, sin gente. Peladas las baldosas de cemento, pelada la calzada para que pasen coches que no pasan, ¿dónde ha ido la gente que habitaba la urbe hace solo tres días? No lo sé. Me da rabia no saber dónde han ido los pijos y los obreros y los oriundos y los que andaban el viernes comprando pan y filetes en plástico y una lechuga fresca para la comida. ¿Dónde están esos que llenaron el ágora toda la semana? No lo sé. No lo sé y me pongo triste.

Abramos el balcón.

Fijémonos en la luna que desvela la noche.



sábado, 8 de febrero de 2025

 En la biblioteca, contaban cuentos para los niños. Los padres los recogían después de unas dos horas y la pregunta siempre era la misma: ¿qué cuento te han contado? Había niños que recordaban el cuento de pe a pa y los padres estaban, por lo tanto, muy contentos de ellos o de su memoria. Había otros niños que se habían aburrido un montón mientras les contaban el cuento y lo que querían era correr o jugar al fútbol. Y no sabían nada o casi nada del cuento. Pero había unos niños que se inventaban el cuento completamente. Ellos contaban otro cuento para los padres, no el que les habían contado. Y estos últimos sí que eran chicos especiales porque eran creadores. Para que no pensaran sus padres que eran tontos. Porque estaban hartos de los cuentacuentos y porque ya eran ellos cuentacuentos de verdad.

Esta noche vinieron dos amigos.

Uno blanco y uno negro

 Cada vez mi hermano Paco y yo comprobamos que la gente se pira los fines de semana. La ciudad ya no es atractiva para quedarse en ella. La gente ha comprado un chalecito en la sierra o se pira a otros sitios que yo ya no sé. En la ciudad hay un complejo comercial con atracciones pero está ya muy trillado por padres e hijos. Hay cines y todo eso, pero la gente se pira. Se irá, digo yo, a una casa rural o a mil sitios que hay para irse, así que se va. Y no se oye ni un ruido en la ciudad y da un poco de pena pasearse sin ver gente en toda la tarde. El que tiene dinero, tiene poder y tiene el poder de comprarse un chalecito en la sierra donde hacen eso de la matanza y muchas cosas más. Otros, quizás, tiran para Madrid, pero creo que son los menos.

Tras saludarse a través de la lona,

Bachir estaba agotado.

 De la luna de lo que sucedió, hablarán, triste o alegremente, las hojas del calendario. No somos nadie ni aquí en la Tierra ni cuando damos el último suspiro. Lo que nos pasa nos pasa a pesar nuestro. No intervenimos en nuestro accidente, aunque Cervantes dijo que somos nosotros los que fabricamos nuestro destino. Muchas cosas de las que nos pasan son ajenas a nuestra voluntad. Podemos poco en este mundo. Pero debemos tener la sensación, según Rojas Marcos, de que dominamos lo que nos pasa. Es como conducir un coche. Debemos tener la idea de que sabemos interpretar las señales y acontecimientos que están delante de nosotros en la vía. La vida es muy tozuda y todo se repite. Debemos hacer para que se repita lo bueno, no lo malo.

El calendario marca unos días.

Días malos, días buenos.

 Louis Armstrong fue un trompetista que cantó a la perfección del mundo en una canción memorable: It´s a wonderfull world. Tenía una voz muy peculiar, muy profunda y como aguardentera, pero sonaba muy bien. The sky so blue, decía: el cielo tan azul. The trees so green. The faces of people, so happy passing by. Louis Armstrong fue muy bueno con la trompeta y cantó otras canciones como Mike the Knife. Para cantar a la perfección del mundo no hace falta desarrollar una poética muy grande. Simplemente con fijarse en el cielo o en los árboles ya casi vale. Pues la perfección del mundo está en todo. Con cualquier detalle que nos parezca misterioso o asombroso, como es el color azul del cielo, ya nos vale. Me acuerdo que Rubén Darío, en un poema de estos de la perfección del mundo se fija en un tigre. Es otra manera de verlo.

El mundo es perfecto.

Por lo menos, el cielo azul lo es.

 En Youtube ha salido un mensaje del Papa. El Papa es una figura religiosa al que hay que tener en cuenta pues yo creo que sabe mucho. No en vano habla con un montón muy grande de gente a lo largo de su papado, como se llama el periodo que está dirigiendo a la iglesia católica de todo el mundo. Las conclusiones que saca Francisco después de oír a tanta gente pueden ser interesantes. Y lo que ha dicho es lo siguiente: que no debemos quejarnos de la sociedad y de los otros, que no debemos quejarnos sino hacer cosas. El católico no debe quejarse. La queja no es a lo que nos llamó Cristo, sino a la acción. Y eso es lo que ha dicho el Papa.

La queja no vale de nada.

Los quejicas no avanzan, no actúan, no se desarrollan.

viernes, 7 de febrero de 2025

 Hoy me dice el horóscopo que voy a cerrar heridas con una persona muy importante para mí y todo volverá a su cauce y me sentiré genial al final de la jornada. Luego, nunca pasa nada de esto. Me imagino al que redacta los horóscopos pensando: ¿y qué le pongo a este? Como mi signo del zodiaco es muy peleón, siempre estoy en guerra con todo el mundo pues el que escribe mi horóscopo ha pensado: como es viernes y tal, pongo que tiene un tregua con alguien y punto. Y así le doy una satisfacción y deja este hombre de pelearse con todos los semejantes suyos. Y así ha sido. Pero yo no me lo creo. No creo que encuentre a una persona muy importante para mí y enterremos el hacha de guerra. No me lo creo. Pero bueno. Reconozco la piedad que ha tenido el horoscopista conmigo y lo doy por bueno. Las buenas intenciones también valen.

El horóscopo:

eso que se lee y se olvida a los cinco minutos.

 Pensando en esto del humor, me pregunto: ¿quién es el que tiene humor, el que crea cosas de humor o el que se ríe de ellas? Las cosas de humor son difíciles de crear pues ya sabemos que el mundo es un valle de lágrimas. ¿De dónde sacar el humor en un puto valle de lágrimas? Yo creo que el humor es un estado del ser, una actitud de aquel que se lo toma todo un poco a la ligera, sin dar importancia a lo que le pasa y, además de no dar importancia de lo que le pasa, va diciendo: si yo me voy a morir y estaré callado una eternidad. Pues ahora me descojono de todo lo que pueda. Y hay otras personas que apenas se ríen, tienen siempre un mismo gesto de la mañana a la tarde, como si este puto mundo tuviera muchísima importancia. Cuando estas personas ríen, les sale tan rara la risa que no parece risa sino sucedáneo. Y hay esos que ríen de las cosas de otros, no de las cosas que se les ocurren a ellos y, por lo tanto, su humor depende de otros pues su forma de ser les impide reírse de lo que les rodea. Son risas por cuenta ajena la de estos últimos y, por lo tanto, una risa alquilada o prestada, no suya. Yo lo que digo es que te rías de este cochino mundo pues no hay otro y la risa oxigena y cura heridas al pasarlas por el espejo de la desfachatez más absoluta.

Humor, risas, cachondeo.

No hace falta estar en una fiesta para disfrutar del humor. La cotidianidad nos ofrece humor si lo sabemos detectar.

 Ahora que pienso, las letrillas satíricas de Quevedo y Góngora y algún que otro soneto de estos autores y de otros más que los imitaron, sí que tienen un humor muy agudo, pero son tan difíciles de leer que aburren bastante al tener que descifrar qué coño quieren decir. Y es que Góngora y Quevedo mostraron una rivalidad literaria a ver quién de los dos lo hacía todo más difícil. Y esto de la dificultad para el lector yo no lo apoyo, a mí no me gusta. Quevedo hacía algunos sonetos guiados por el feísmo como por ejemplo, a la mujer delgadísima, a la mujer con piojos, al hombre calvo, etc. Y, al final, yo creo que son un poco desagradables pues todo va de exagerar rasgos físicos y burlarse de defectos. Hoy en día, Quevedo sería acusado de muchos delitos de odio, así que no tendría futuro.

Quevedo:

de escribir sobre el dios Amor más allá de la muerte a escribir sobre un hombre cojo. Todo lo abarcaba su pluma.

 Una señora iba de rebajas y era esta actividad lo más salvaje que hacía en todo el año. Iba con un capacho bien grande en un costado para meter en él todo artículo rebajado que encontrara. Visitó unos cinco almacenes de prestigio y en cada uno de ellos arreó con dos o tres piezas de precio disminuido. En un almacén, se tuvo que pelear con una jovencita por una prenda que casi rasgan por medio tirando cada una de un extremo, casi la dejan sin mangas a la blusa, casi la descuartizan, casi la desmiembran. Al final, esta señora, por veteranía en esto de las rebajas, consiguió dar un último tirón a la camisa y quedarse con ella, sin destruirla del todo. El capacho venía a reventar cuando llegó a casa. Comió y decidió que por la tarde haría las cuentas de cuánto había gastado. Después de una pequeña siesta, cogió los tiques de compra y empezó a sumar, sumar y sumar y el resultado le indignó. ¿No dicen que las rebajas son para ahorrar? Pues maldito el ahorro que hago yo con esto de los precios bajos. En fin. La vida te devuelve lo que metes en ella.

Todo está muy barato.

Pero muchas cosas baratas salen caro, obviamente.

 Estaba yo pensando en comprar un libro de humor y, tristemente, no sabía de ninguno. El humor es difícil quizás porque hay que recurrir a la exageración, al esperpento, a lo raro y a lo ridículo. Entonces me acordé de un libro que se titula "Sin noticias de Gurb", de Eduardo Mendoza. Pero ese libro está muy localizado en los juegos olímpicos de Barcelona y quizás esté un poco desfasado. Y me quedé sin títulos. Wenceslao Fernández Flórez fue un gallego que escribió novelas de humor pero todo ubicado en el siglo XIX. Entonces, ¿dónde está el humor literario en este siglo XXI? ¿Hay humor literario en este siglo que parece maldito desde que se inició? Quizás lo mire en Google a ver si encuentro algo. No parece que estén los tiempos para el humor y sí para el cabreo y la mala ostia.

Yo me río de Janeiro.

Casi no se puede reír uno de nada sin que le acusen de algún delito. Qué mundo.

jueves, 6 de febrero de 2025

 En la novela "El señor de las moscas", de William Golding, que trata de una isla desierta a la que van a parar unos chicos de secundaria de los mejores colegios británicos, cuando llegan en barco a rescatarlos, la isla está ardiendo por los cuatro costados. Lo primero que aparece en la novela es la división: unos quieren ser cazadores y otros no. Unos quieren que se debatan los actos a seguir y otros no. Mientras, los niños más pequeños sufren una diarrea continua. A un pobrecito que lleva gafas le terminan matando por eso, por llevar gafas que sirven para encender fuego. Eso es lo que recuerdo de esa novela. Divide y vencerás, dice el dicho político más antiguo que la tos. Que no se una el pueblo contra los dirigentes y así podrán perdurar en el poder. Pero dice otro eslogan: el pueblo unido jamás será vencido.

El pueblo encuentra más motivos para estar unido que los políticos.

Los políticos son una nube.

Si el pueblo español es inteligente, aunque lo dudo un poco porque no le van más que programas nocturnos estériles, exigirá a sus políticos que la vida le vaya mejor, no que el gobierno crea en Marx o en su puta madre de Marx. Lo que yo digo es que en otros países la forman gorda si el gobierno le trata mal al pueblo, no porque el gobierno siga los pasos de un líder antiguo de las derechas o de las izquierdas. El pueblo lo que quiere es vivir bien en esos países y que no le suban la gasolina o que no tenga espacios verdes o que no se mejoren las carreteras o que pongan muchas multas de tráfico absurdas y, en último caso, que el gobierno se corrompa como lo hacen todos. La vivienda y el trabajo para los jóvenes, imposible. Quien tenga un hijo de 30 años, ¿no sufre con este gobierno? Que salgan a la calle hijos y padres para pedir vivienda (que no es un derecho) y trabajo. Pero no. La gente no sale a la calle como saldrían en Francia o en Alemania si la juventud estuviera así de acongojada. Salen a la calle por motivos ideológicos de un partido u otro. Hay que salir a la calle por cosas tangibles: impuestos, vivienda, trabajo, escuela, hospitales, carreteras, gasolina...

Me gusta el psoe y podemos porque defienden a la clase baja.

Y una polla.


 Un día fui con un amigo a la sierra. Era maestro, como mi hermano Paco. Comimos en un pueblo y después de la comida, bajamos a El Escorial. Aparcamos el coche más allá de la explanada que hay alrededor del monasterio. Lo curioso del caso es que al venir, se atajaba mucho por la explanada, pero este maestro no quiso pisar esta extensión de tierra porque era "franquista". Yo pensé: cómo está la peña con esto de Franco. La gente ya delira. Tuvimos que rodear toda la explanada para andar bastante más de la cuenta por asuntos políticos. Concluí que la política, en España, todavía estaba en pañales. En otros países, creo, se exige a los políticos que hagan cosas por el bien común y no están dando vueltas a las izquierdas y a las derechas. Por ejemplo, en Francia, salieron a la calle por una subida de gasolina, no porque los del gobierno fueran de una cosa o de la otra. A ver si vamos espabilando y pidiendo al gobierno cosas importantes y no que siga una ideología u otra. Menos mal que ya hay muchas generaciones nuevas que pasan de Franco, de la derecha y de la izquierda y quieren soluciones, hechos, derechos, acciones, viviendas y no la mierda de las izquierdas y derechas y chiringuitos políticos y partidos corruptos.

Izquierdas, derechas:

a ver si vamos superando esta mierda.

 Me acuerdo de un personaje de "Fortunata y Jacinta" que se vuelve muy celoso de Fortunata y un día casi la mata si no le para un compañero de trabajo. Los celos son muy furiosos y locos. Si entra a alguien un ataque de celos fuerte, ese alguien está dispuesto a hacer lo que sea para que ese sujeto al que se ama no lo disfrute otro. En literatura es tema muy repetido. "Otelo" es el personaje más famoso, celoso de Desdémona. Pero en los libros es tema muy recurrido el de los celos para testimoniar un aspecto amoroso agudo en el ser humano. Y es que los celos destruyen al que los sufre y pueden destruir a los que son objeto de los mismos. ¿No es por celos que se mata a muchas mujeres en el mundo? Lo llaman violencia de género, pero yo creo que en estos asesinatos intervienen los celos o la venganza o el odio mezclados con ellos, con los celos. Al igual que las infidelidades, los celos son tema recurrente en películas, novelas, etc. Es un tema que ha acompañado al ser humano desde que estaba este en las cavernas.

Celos:

Quieren a un ser para sí solos, para el disfrute de uno mismo y único.

 Me da a mí que al pueblo español estos líos de corrupción económica de hermanos y consortes le da un poco igual. No va a estar el personal todos los días siguiendo al detalle qué ha pasado o dejado de pasar. Lo que quiere el pueblo español, quizás, es una alternancia en el poder: a ver cómo lo hacen otros. O a ver si este gobierno cae de una vez, corroído de corrupción y le dejan en paz al pueblo ya hasta la próxima corrupción que protagonizará, seguro, otro gobierno. Y así por siempre. No hay gobierno en España que no traiga su corrupción. Que si sobres y gúrteles antes, que si a mi mujer la quiero mucho, que si mi hermano es músico, que si las mascarillas ahora. No hay cosa en un gobierno español que no suscite el ladronicio. Y vendrán gobiernos y vendrán nuevas rapiñas de lo público.

Qué triste esto del dinero público en España.

Parece que no es de nadie y es de unos que se lo llevan crudo siempre.

miércoles, 5 de febrero de 2025

 Ya decía el arcipreste de Hita, allá por 1400, que el hombre y la mujer a todas horas quieren "facer esa locura". Los animales tienen su temporada de celo pero el ser humano jode a todas horas. Quiero decir que no tiene temporada de celo impuesta. Este estado de cosas supone un cataclismo en ciertas personas. Y el "Libro de Buen Amor", que escribió este arcipreste, se basa enteramente en esta peculiar característica del ser humano. Así que yo creo que el ser humano debe andar con cuidado. Cuántas ruinas de la persona han venido por este hecho idiosincrático del ser humano. Y cuántas y cuántas historias verídicas o de ficción llevan este tema entre sus páginas. Reyes, caballeros, aristócratas y gente del común se han visto afectadas por esta forma de ser del ser humano. Cualquiera, por unos minutos de satisfacción erótica, puede caer en su ruina personal en cuestión de días, unas semanas o un puñado de meses.

El ser humano se topa con muchas trampas en la vida.

Una de ellas es el placer sexual indiscriminado.


 Hoy por la mañana no ha sucedido nada espectacular. No sé si es mejor así o necesitamos un extra de asombro para que no nos parezcan todos los días iguales. Todos recordamos, por ejemplo, el día de la lotería de navidad. Qué expectación, qué ansias de que saliera el número nuestro, qué emoción cuando comprobamos los números a ver si nos ha tocado siquiera "un pellizco". De la cruda realidad aburrida parece que surgen las infidelidades. El hogar es también aburrido, como la realidad circundante, y a todos les gusta "echar una canita al aire" como se suele decir, para romper la cotidianidad. Hay mucha excitación en pegársela a la mujer o al hombre que habita bajo el mismo techo. Tomar una copa con la conquista que has conquistado amorosamente es una forma de romper la vulgaridad del ambiente que te rodea. Ni qué decir tiene que la infidelidad es motivo de miles de novelas, sean estas sentimentales o de otro género. Y todo es por el aburrimiento y la monotonía. Hay que probar a salir de la monotonía en la familia o se caerá en la infidelidad. Así son muchas novelas. Y las novelas se basan en una realidad.

El tedio de la vida:

ese motor que cambia las cosas.

 Creo que la inmensa mayoría de españoles prefieren ver "Sálvame" o lo que haya ahora en sustitución de "Sálvame" que las noticias políticas o económicas que se dan en España. Lo veo normal porque las noticias económicas o políticas son un verdadero rollo y muchas veces no hay quién las entienda. A lo mejor sería bueno que la gente estuviera al tanto de esas noticias a la hora de votar. Si el presidente dice que la economía española va no como una moto si no como un cohete, la gente debería saber por qué va así la economía de su país o pensar para quién va bien la economía. La verdad es que he leído que los bancos han tenido ganancias récord este año. Pero, ¿hemos tenido los mortales españoles ganancias abultadas como los bancos? Los pensionistas han visto cómo sus pensiones han subido. ¿Los autónomos están contentos como los pensionistas? Quiero decir: ¿la microeconomía también va como los bancos? ¿O nos estamos volviendo más pobres? La inflación es muy fuerte. El mundo está en guerra y eso cuesta. La deuda española es billonaria. La verdad es que no se sabe qué pensar. Viendo el "Sálvame" de turno no hay que pensar mucho.

En la tele salen muchas cosas.

Pero la gente ve en la tele lo que quiere ver, no la realidad.

 Esto de los blogs es un mero entretenimiento mientras bebo agua y fumo algún cigarrillo. Ahora no sé qué decir, no sé de qué estaría bien hablar. En el periódico he leído que parece una especie de broma que un tío de 78 años sea el hombre más poderoso del planeta. Cuando ese tío debería dedicarse a pasar su vejez lo mejor posible. Como decimos en Castilla, con sopas y buen vino. Pero bueno, yo creo que la historia se repite y quizás también en el pasado más remoto o cercano habría hombres viejos gobernando. Como los emperadores romanos, por ejemplo. El mundo no es nuevo nunca y encima, tiende a repetirse, así que creo que no debemos sorprendernos casi de nada. La historia cuenta con tantos casos singulares que la sorpresa no existe.

La historia cuenta cosas rarísimas.

No nos sorprendamos de las cosas de la historia.

 La palabra mañana es polisémica en español; polisémica es una palabra que tiene varios significados. Mañana tiene al menos dos: periodo que va desde el amanecer hasta las 12 del mediodía (en inglés, morning). Y el otro es el día que sucede al día de hoy (en inglés, tomorrow). Menudo lío se deben hacer los de habla inglesa cuando estudien esta palabra. La mañana es muy astuta, surge cuando ya el sol está más bien alto. El "día de mañana" es una expresión para referirnos al futuro. Los padres que dirigen un hogar deben mirar por el día de mañana, que viene a ser ahorrar un poco por si en el futuro vienen mal dadas. El día de mañana puede ser mañana mismo porque no sabe uno qué pasará en el futuro, en cuestión de horas o incluso de minutos. Ayer ya se sabe qué pasó pero adivinos no somos nadie.

El fluir de las horas 

puede ser amigo o enemigo, nunca se sabe.


martes, 4 de febrero de 2025

 Hoy no estoy inspirado. Hoy no me salen palabras bonitas de la mente. Hoy tengo cita con la prosa esta tarde. No sé si saldrán los párrafos ni las metáforas. No sé si el lujo de escribir vendrá a los postres. La vida es dura, sí, la gente la hace dura y te fastidia y así, no hay tranquilidad para los versos. Pero procuraré seguir narrando las vidas de otros tantos personajes que tengo por ahí, dando vueltas en mis escritos como animales dóciles o agrios. A los personajes hay que dotarles de vida, hay que hacerlos vivir unas horas o toda la existencia. Los personajes no perdonan el olvido, en eso se parecen a la gente. Los personajes nacen en media res quizás, pero luego, deben vivir, a mí me lo piden por las tardes.

Esto de escribir va por rachas.

Hay rachas malas en que no sale nada de nada.

 Esta tortura que me da en la cara, este cuidado que guardo en mi corazón para las mariposas frágiles, me está saciando de soledad. Me está llenando los días esta tortura de un pensamiento de augurio feo, de primavera podrida. Pero hay que seguir adelante y leer el periódico procurando no fumar, sentado en un banco al sol de febrero. Luego vendrá el porfiar con delirios. Luego vendrán los colgantes comportamientos raros. Luego vendrá la luz de abril. La estrella que reluce al lado de la luna tiene la respuesta a tanta tortura, a tanta desazón, a tanto desvío que ocupa a mi corazón.

Allá va la furia vestida de tristeza.

Una tristeza que no vale la pena hacer caso.

 Podría haber empezado este blog hablando de la mañana. Por ejemplo: cómo ha amanecido en Toledo, en los barrios altos de Toledo donde se infiltra el sol por esas calles tan estrechas. O cómo ha amanecido en Valencia, con los taxis circulando ya temprano llevando turistas o una pareja de ancianos al hospital oliendo la capital a mar por todos sus poros. O la mañana de Barcelona que se gira de esquena, llena de ratas. O la mañana de Soria, fría y sola en la meseta castellana. Pero no voy a hablar de la mañana. Voy a hablar de un artículo que no he entendido bien en el periódico que hablaba, creo, de vivienda y de cachorros del pp. Y luego, cuando pase la mañana, hablaré de unos garbanzos fritos, de la tarde y sus esperanzas y de que si una puerta se cierra, otra se abre.

Dulces son las mañanas estas de febrero 

ya anunciando la primavera.

Me dijo: sigue tu camino. Y yo lo seguí y le olvidé al instante, como que mi camino era muy distinto al suyo. Mi camino deseaba la verdad y ser útil para alguien. Mi camino estaba lleno de cuidados, cuidados que podrían durar un mes si fuera necesario. Y el camino de él no sé yo dónde estaba si no fuera un almacén y viajes y caprichos (eso creía yo que era su camino). Y entonces, cruzando el paso de cebra ya mi camino se borró del suyo prontamente y definitivamente y ya no le vi y ya dejé de saber de él y ya el olvido vino como un camión que descarga su masa de arena o de ladrillos.

Hay caminos que se bifurcan.

Hay caminos que no se cruzan nunca.

 


lunes, 3 de febrero de 2025

 Un menda que yo conozco se ha ido a Valencia y las playas son todas para él. Y dice al levantarse: buenos días, mundo. No he conocido un tío tan irrisorio como este. Pone fotos en el facebook y está muy pagado de sí mismo, se cree alguien. A mí también me hubiera gustado ir a Valencia y decir las mismas paridas que él, pero no voy. Me quedo en la citi, en la áspera citi. Tengo que freír una butifarra y luego de comérmela, tengo que ir a la farmacia, a que me aclaren un tema de pastillas. Tengo muchas cosas que hacer. El que no tiene nada que hacer puede ir a Valencia o a Ituero, que está más cerca y divertirse la mar de bien. Ego habeo res qui facere. Habet gens qui non habet res qui faciat.

Otro blog escrito.

Otro rato que se ha pasado.

 Era el final del verano y las farolas ya no alumbraban las tardes de merienda por la calle, un bocadillo de salchichas con kétchup, los bañadores ya guardados por nuestras madres en un rincón del armario. Era el final del verano y había que comprar los libros, los lapiceros y todas esas cosas de ir al colegio. Había que acudir por las noches a ver qué decían los chicos mayores de la vida, de lo que salía en televisión, de las canciones de Perales. Y ya la piscina estaba cerrada y parecía un mundo el montón de tiempo que faltaba para que la abrieran otra vez. No como ahora, que todo pasa volando.

El tiempo, ese remero de una barca que no para.

El tiempo, ese cambio que sufrimos en cada momento.



 He adelgazado bastante. A lo mejor ha sido por las grandes cantidades de agua que he bebido. A lo mejor porque como austeramente y me doy paseos largos. A lo mejor porque como de lo que yo guiso y no como de las cosas preparadas que, al final, dan un poco de asco y son carísimas. Por ejemplo: el otro día mi hermano fue a por una pizza. Resulta que en la pizza echan 50 gramos de cada cosa. A mí me daba que esa pizza valía, según lo que llevaba, cincuenta céntimos o un euro como máximo y la cobran a 8 euros. Un negocio redondo. Claro que tardan minutos en hacerla y todo va rápido. Yo me tiro 3 cuartos de hora en hacer unas lentejas con chorizo. Pero las he hecho yo y están buenas y no ahorro en ellas.

Comida rápida: para una vez está bien.

Comida hecha en casa: siempre está bien.

 La luz como una flor envejecida cayó del cielo unánimemente. Todos los barrios de la ciudad se agruparon en derechas e izquierdas y salieron a la calle pidiendo lo mismo. Torturaron a los que habían estado propagando discursos de odio, discursos que separaban a unos de otros de la verdad y les hicieron decir la mentira de los partidos políticos. Se organizaron asambleas en donde se decidió que no hubiera más líderes políticos de pacotilla, de mucha propaganda divisoria entre los ciudadanos, de mucha secta oscura y peligrosa. Fundaron una plataforma política en la que ya no cupieron más arribistas y chupópteros, más líderes dudosos y mentirosos. Y proclamaron un manifiesto: solo queremos paz, orden, respeto y educación.

Los partidos políticos riñen entre sí.

Los ciudadanos quieren las mismas cosas de siempre. 

domingo, 2 de febrero de 2025

 En las ordinarias horas que surgían después de comer, tú te echabas la siesta y yo me iba a la playa a leer un libro. Me leí un libro muy triste de un profesor que olvidaba sus lecciones quizás en un macuto demasiado grande. Luego, yo luchaba por evitar pensar en los exámenes de septiembre. Luego cogíamos el autobús e íbamos al centro del pueblo, quizás a comprar un anillo, quizás a merodear las aceras en busca de inspiración. La vida se complicaba en exceso. Yo ya luego no te vi, no sé lo que hacías, pero te enseñé cómo se iba a Villalba y a Torrelodones  y a Cotos antes de no verte. Y tú has debido de andar y nadar por ahí, dulcemente, cansinamente, como se hacen las cosas cuando uno está solo y quizás, triste.

Mucho fue lo que aprendimos.

Mucho fue lo que perdimos también.

 El duque de Alba se quedó asombrado de que pudieran existir dos seres tan risueños, tan pasotas, tan ácratas. Y demostró su simpatía llevándose a los labios un sorbito de champán. La vida, entonces, era muy divertida. Comíamos un cocido maragato en no sé que calle de Madrid. Quedábamos antes en la calle Fuencarral número 20, donde los maricas pululaban como moscas. La vida entonces era muy divertida. Yo llegaba de algún punto de Madrid, atravesando kilómetros en metro y autobús de donde había dado clases y ya la tarde se nos iba en dar paseos y paseos por las calles. Pero yo iba cargado con mi mochila de exámenes y redacciones. Y era muy pesado, así que lo dejamos. Y luego, un mal día, dejamos de vernos porque todo era un problema. El amanecer y la administración eran un problema muy grande, así que lo dejamos.

Tú fuiste la alegría y el problema.

Yo fui el descontento y el olvido.


 Las campanadas del reloj se han hecho oír más allá de las salas de cine nocturnas, de las calles que tiritan de frío, de tu mano que yo cogía al pasear. Las campanadas del reloj han sonado en las iglesias, en las plazas de los pueblos del sur llenas de turistas, en las plazas de los pueblos con ayuntamiento, en tu cuerpo de noche. Ya han pasado muchos años y tu empecinamiento en dar vueltas a los problemas que no existían han conseguido el resto: la soledad. Al paso del tiempo se ha unido la soledad. Y ni una sola llamada ha llamado a los kilómetros que recorrimos juntos, a los bancos en que solíamos sentarnos a decir que éramos pobres, a decir que todo el mundo se junta por algún interés, a quejarnos un poquito de la vida.

Las farolas ya no lucen en la noche.

Alguien las apagó con la intención de que no volviéramos a vernos.

 Apenas existían los kilómetros. Todos ellos estaban ahí para recorrerlos. Eran otras épocas. Solo necesitábamos un mapa breve de los alrededores y nos sumábamos a la tira de gente que los domingos salían del centro hacia el norte o el sur. Sonaban los partidos de fútbol en la radio y las misas vespertinas. Sonaba el motor del coche comprado a medias. Sonaba un cascabel en nuestras cabezas que seguían con los ojos los carteles de las carreteras nacionales. E íbamos contentos, unas veces al sur, todo más pobre, y otras veces a la sierra, todo chalets que nos provocaban envidia. Y todo eso pasó para dar paso a tardes metido en casa, tardes melancólicas, sin tu risa resonando alrededor.

Era muy divertido enseñarte trayectos, parajes, sitios.

Para que supieras que existían al lado de una pequeña libertad.

 A través de las tardes de fútbol y el amago de crear unas historias que perduraran y me dieran fama, tú llegabas como un ciclón y con un coche muy viejo de color blanco y nos íbamos a algún lugar. Yo te tenía que enseñar cuál era el oeste y el sur todas esas tardes. Yo te tenía que enseñar como accionar el intermitente y la primera marcha y el uso del freno. Pero llegábamos quizás a algún castillo y a ti te gustaba andar por las alas del castillo y sentirte princesa del castillo y salir del castillo ya camino de casa. Y nos llevábamos un gran recuerdo de aquel lugar y de un beso y del camino de vuelta. Y ya en casa, el fútbol seguía sonando en la radio.

Qué tiempos aquellos.

Era como parar las horas a nuestros pies y hacerlas nuestras.

 Es fastidioso tener que tener uso de razón para darte cuenta de que tienes unos hermanos mayores. Es fastidioso que no te hagan más caso que el necesario toda la vida. Pero así ha sido. Las muestras de cariño han sido escasas. Hay una canción que dice: somos las ovejas negras de todas las familias, o algo así. Pocas muestras de afecto llevan a vivir una vida pobre. Desprecios parece que tampoco ha habido. Es un estado neutro de falta de demostraciones de cariño como de gestos despectivos. Estaba ahí, siempre con esa distancia tan exasperante. Vivía la vida en soledad, consiguiendo logros que nadie felicitaba. Las penas y las alegrías eran tuyas, solo tuyas. Como si no fueras uno de ellos, como si vivieras ausente.

La idiosincrasia de cada grupo social

determina al individuo.

sábado, 1 de febrero de 2025

 Por el East River y el Bronx iban las muchachas desnudas, haciendo de sus vientres un amasijo terco de entrañas y movimientos. Los negros extraían la plata con sus picos de acero y lo inmensos barcos cantaban nanas agitando las aguas del muelle. Daba miedo el soberbio patrón que iba con un látigo. Daba miedo la sibilina figura de la dama del patrón que hablaba entre dientes, maldiciendo a la raza negra desde que amanecía hasta la noche. Los negros los tenían miedo, más que al pico afilado. No podían decir nada porque la horca les esperaba si se ponían soberbios con los soberbios. Tenían que ser humildes y darle al pico y sacar la plata. Darle al pico y sacar la plata, así todo el rato. Pero había una canción que cantaba al patrón. Una triste canción que cantaba al patrón para hacerlo todo un poco más amable.

Si te oprimen, di que no.

Si te oprimen, canta una canción.

Cuando las gentes están incomunicadas mucho tiempo pierden el afecto de unas por otras. Pero pueden ser leales todavía. Las circunstancias las han alejado pero el olvido no ha tenido lugar. Siguen esas gentes con el recuerdo de los años pasados juntos. Recuerdan que un día, alguien las sostuvo en la adversidad comunicándose con ellas, llamando por teléfono, preguntando por cómo iban las cosas. Y se crea un fidelidad a esa persona que sí que llamaba cada tarde a ver cómo estaba uno, que se preocupaba de saber la enfermedad, el problema o el disgusto. Esas gentes volverán y las que no llamaron, las que pasaron de uno, no volverán nunca.

En los reveses, tiene que haber ánimo.

Y alguien que te apoye moralmente.


Entre rumores de sol abierto escucho la creación. Las verdes hojas de los árboles, agitarse. Los trinos de los pájaros, estremecerse en un viento dulce. Incluso oigo el temblor de los insectos horadando y chupando dulces despojos de la tierra. Las gentes salen a la calle y dan su vida al calor del día, llenan la mañana de gestos y parabienes que salen de sus bocas amables. Yo me siento bien también si no fuera por un aviso que tengo rayándome la conciencia, que me toca y me dice ten paciencia. Yo me siento bien en el día, sin estorbos absurdos, sin comportamientos extraños y por eso me siento libre de todo ello. Y me fijo en las esquinas de las calles que rompen la luz diseminándola en rayos de abundancia tranquila.

Muerden los perros aunque sean mansos.

Los perros son animales, son animales.

Las malas personas crean miedo en las buenas porque las buenas nunca actuarán como las primeras, ni devolviendo el golpe ni mandándolas a la mierda. Pero mucho se cuidarán las buenas personas de no tener contacto con las malas, eso sí. Hay gentes que actúan soberbiamente y la soberbia es pecado de mucha culpa. Hay personas envidiosas y codiciosas que son pecados de mucha culpa. Las personas buenas ven a estas malas como una aberración, como un desvío de lo mandado por la tradición humana y por Dios. Las personas malas hacen sufrir a las buenas desde que el mundo es mundo. Hace falta mucho cuajo para soportar a la mala gente. Pero ya dijo un líder religioso hace mucho tiempo: sed como las palomas pero también como la serpiente.

Con sigilo pisa un malvado la huella del bueno.

Con sigilo el bueno rehúye al malo.

 


viernes, 31 de enero de 2025

 En el horario que me daban al entrar en un instituto, quizás había un día o dos que no tenía que madrugar. Entraba, a lo mejor, a las 10, pero salía tarde. Las últimas horas de los viernes no las quería nadie pues los alumnos ya estaban hartos de clase y solían estar muy revoltosos. Esas horas las tenía yo que vivir con mucha dificultad. Pero, al cabo de dos clases de esas horribles, de mucha indisciplina, inventaba yo una forma de pasarlas más entretenidas y llevaderas. Y así, llevaba el periódico al aula, después de habérmelo leído, lo comentábamos (lo que se podía comentar) o les pedía a los alumnos el día de antes que trajeran recortes de revistas para hacer un collage. Todo valía para pasar una hora sexta de forma tranquila y relajada. Lo agradecían ellos y yo también.

A la vida hay que hacerla ligera a veces.

Para que todo pase más rápido.


 Había un alumno en un instituto de Alcalá de Henares que se había aprendido un montón de batallas y las contaba en la pizarra para asombro de toda la clase. Se sabía tanto batallas entre romanos y cartagineses como las de la II Guerra Mundial. Nos las mostraba con círculos y flechas que querían decir las tropas que entraban en una ciudad o los aviones que bombardeaban esa misma ciudad. Me hice muy amigo de todos ellos, de todos los alumnos que eran compañeros del contador de batallas. Era una clase muy especial de alumnos con dificultades de aprendizaje, pero logramos hacer una piña ellos y yo y las clases que di en ese curso fueron muy gratificantes para ellos y para mí, se salieron del contexto académico y las lecciones tenían para ellos y para mí un significado más grande que el mero dictado de unos conocimientos. Sacamos ideas sobre la amistad, sobre el futuro, sobre la vida... Me sentí muy bien con ellos.

Saborear la vida junto con personas queridas

es lo mejor que te puede pasar.

 Cuán bella es la vida y no lo vemos. Solo el dibujo que hace el sol por las mañanas, desparramándose de luz por todo el orbe, daría de qué hablar a los poetas por semanas y semanas. Todo lo creado tiene su perfección y su salero. Alcanzan las nubes ese cielo con la dejadez de lo suave y lo olvidado. Me he paseado por la calle, después de unos días de cielo encapotado y he visto las esquinas relucientes y los reflejos del sol por todos lados. Ando tranquilo y las gentes vienen de sus casas a la calle, a pisarla y a llenarla con su vida. Andan algunos cabizbajos y otros altaneros y soberbios. En mitad de esa diferencia está la verdad de la existencia. Llego a la cafetería, tomo un café y leo el diario y ya todo me parece extraordinario.

La vida es un misterio en el que unos disfrutan de lo que ella da.

Y da para todos, si lo queremos ver.

jueves, 30 de enero de 2025

 Dice un verso: mi pequeño tesoro quiere ver cosas. No sé lo que veía yo de pequeño pero he vivido en un plaza, en una plaza se desparramó mi infancia. Aprendí a montar en bicicleta. Aprendí a jugar al fútbol. Aprendí que quería ser mayor, tener responsabilidades conmigo mismo. Y no ha salido mal ese deseo de ser mayor. Burlé el oficio de taxista. Fui profesor. Escribí mis historias. Y luego, pasé mi vista por mi casa y cargué con errores ajenos. Mi hermano gemelo es mi hermano gemelo. Eso no lo discuto con nadie. Estuve un tiempo junto a una chica. Mi vida no ha sido de mucho hacer maletas. Pero estoy contento con lo que soy más que con lo que tengo.

Si eres alguien, 

no te hace falta mucho dinero.

 El insomnio de los lavabos acecha a las mujeres desnudas que, de madrugada, se levantan de sus lechos, acuden a la necesidad, ansían el dolor del sexo abierto. No son mujeres cualquiera sino las que quieren probar lo nuevo, lo prohibido. Están estas mujeres vigiladas de día, con cien ojos encima, con el calor de la vergüenza todo el tiempo en sus caras. Estas mujeres barren los dormitorios una y otra vez y limpian los insomnes lavabos antes de irse a acostar. Estas mujeres viven la distopía de la nueva sociedad, viven la dictadura del gran hermano y sienten sobre sus cuerpos las órdenes del ministerio del amor. Hoy, las mujeres están atrapadas por una política errónea y confusa.

Mirad a las mujeres quejándose.

Siempre hay una queja en ellas. ¿No podría ser de otra manera?

 Cuando hay tensión entre las personas en cómo ven el mundo, la comunicación entre esas personas, se rompe. Yo he hecho cosas en mi vida que casi me parecen increíbles, como haber podido ser profesor 20 años. Yo he visto profesores que han tirado la toalla y han dicho que no a enseñar. De esos me consta que hay muchos, que no siguen adelante. Yo he seguido hasta el final. Y estoy orgulloso de ello pues he conseguido una meta con la dificultad de ser enfermo mental. Lo cuento en un libro que se llama así: "El profesor enfermo". Y todo lo doy por bueno en mi vida. Hay otras personas cabreadas con su forma de vida. No han alcanzado metas por sí mismas, todo ha sido un poco dado y reniegan de sus propios logros porque no los creen suyos. Y desean más que nadie tener más que nadie. Y así les va. Mohínos todo el rato y enfadados con el mundo.

Que nadie te dé nada en esta vida.

Así no tendrás que estar agradecido siempre.

 Somos lo que somos y no lo que tenemos o pretendamos tener. Y, además, algunos, por el tener, han dejado de ser lo que eran y han llenado su vida de error. Hay mucha gente que se compara con el que más tiene, no con el que menos tiene y sufre por ello. La vida es corta y no es necesario llenarla de deseos que nunca se cumplirán. Eso de los deseos no de ser mejor sino de más tener es una trampa que pilla a muchos y les deja en la cara una mueca de descontento continuo. Disfrutar de lo que uno tiene bastaría para hacernos felices y no desear. Es como el chiste: papá, yo de mayor quiero ser hijo puta. ¿Cómo dices eso, hijo? Sí, porque tú dices: mira el hijo puta qué coche tiene. Mira el hijo puta qué chalé tiene. Hay que desear ser mejor nosotros mismos, mejores personas, y, para ello, hace falta una cura de humildad y no tanta soberbia. La soberbia mata todo lo que tenemos dentro de nosotros, lo que realmente somos.

Pide a la vida riquezas que no tienes y te amargarás.

Pide a la vida por tus seres queridos y te alegrarás.

miércoles, 29 de enero de 2025

 Se deslindan los caminos y cada uno va a un sitio. Yo conozco mi camino y me deben dejar caminar por él. Hay un grupo de muertos detrás de la puerta que juegan al dominó. No traspasan la puerta. Es demasiado para ellos porque están muertos. Son como gatos podridos que se encharcan de luna llena, son como peces fríos que nada dicen a los semejantes. ¿Quieren a alguien esos muertos? No se sabe. Quieren demasiado a la moneda, a la pobre moneda de cobre, eso sí. La quieren con toda su alma, la quieren en sus manos. Oye, dicen, vente al bar y pagas. Y un perrito como un niño va y paga. Uno invita, el otro paga. Y nunca compran pasteles para celebrar los cumpleaños infinitos de sus hijos. Nunca están porque se han enfadado. Nunca perdonan ya porque el rencor lo llevan como una montaña, como un barco enorme, como el mar entero.

Piensan en dinero. 

Piensan como heridos, como seres dormidos, como dolores.

 En tus caderas se tiende Apolo, se hace luz de la mañana en el tibio corazón del temeroso. La gente no quiere hablar. O tiene prohibido hablar. O es mejor que no hable. Los que no llegaron nunca al umbral de mi casa no tienen derecho a enseñar la mano. Fuimos dos barcos por el mar mientras se agitaba la tormenta. Las lenguas que llaman por teléfono no calman las olas, las hacen más feroces. Nada se resuelve por teléfono. Luego se llama, todo resuelto, y dicen qué tal. Bien. Pero no acuden a este techo que cobijó todo. Y los que quieren mandar no saben mandar por su exceso de orgullo y porque pecan de gandules y no cruzan las jambas de la locura aquí ni allí. Y se van de vacaciones y llaman al enfermo y le ponen peor. Y no saben nada. No saben nada.

Qué mal está todo.

Pero hay ejércitos detrás de ti que no concibes ni en sueños.


 Tu esquiva soledad te conduce a los hoteles. Allí montas un pequeño tinglado de palabras durante toda la tarde y lo envías a los grandes hombres y mujeres que viven la vida tranquilos porque no les pasa nada. Y sales del hotel de noche y paseas por la ciudad que destila una lluvia menuda como el ombligo de un niño. Antes de ir a los hoteles, ibas a la montaña y a los castillos y a las afueras de los barrios de Madrid a ver si los dioses tenían alas o no. Y ya dejaste aquellos viajes de ir andando por el sendero hasta la laguna. Y ya dejaste de dar besos a una mujer. Y ya dejaste de hacer kilómetros en un coche barato como la coca cola. Y ahora temes una enfermedad, un desliz, una debilidad. Pero yo soy yo y no lo que tengo.

Mira mi nostalgia cómo fluye.

Mira ayer y ayer era distinto.