Llega la noche tan deprisa en invierno.
Las
estrellas se cansan de brillar.
Hay
lunáticos a las seis y media.
Los
astrónomos preparan bocadillos
Para
contemplar largamente el universo.
Los ancianos
se saben todos los anuncios de la tele.
El sol se
fatiga con las nubes y no brilla.
Dan ganas de
surcar las horas nocturnas
Por un
Madrid silencioso de madrugada.
Devanar la
noche en las calles
Donde no hay
nadie.
Así rendiría
yo tributo a la noche,
Recorriendo
las aceras vacías
De las
cuatro de la madrugada,
Haciendo que
mis pasos resonaran
Por el
ligero asfalto de la noche.
Y luego,
cuando el alba llegara por fin,
Subirme al
primer autobús de la mañana
Y dormir el día que le hurté a la vigilia.
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