En todo el año las aceras no se curan de su triste epidemia.
Pero haremos lo posible por no pisarlas
e ir por el sendero de la alegría.
Se hace estrecho este paso, pocos van rectos por él.
Pero el que le sigue, llega con dicha al final,
sin arrepentimientos ni tocados por el mal.
Por este sendero te toparás
con gente que amarga la Tierra,
pero ganarás al fin, lleno tu corazón de bondad.
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