Había un pastor que se tiraba las horas muertas con las ovejas oyendo la radio. Siempre radio nacional. Tenía tal memoria este pastor que se acordaba de todas las leyes de los gobiernos desde que existía la democracia en España. Sabía de toda ley del gobierno que sucedió al fallido golpe de estado. Sabía todas las leyes de un presidente con bigote, de derechas, que torció el mandato por una guerra. Sabía todas las leyes de un pasmarote tras unas cejas que creó 5 millones de parados. Supo las leyes de un vago presidente que no supo hacer reformas y ahora sabía todas las leyes y su funcionamiento de un chulo presidente que se había arrojado a la radicalidad filo etarra e indepe de sus socios. Así que se hizo asesor del presidente entrante y no había tenido un presidente un asesor de este calado e importancia en su vida. La nación empezó a funcionar debidamente con este pastor a la derecha del presidente.
Pero se cansó de la política y volvió con su transistor al campo. Después de que dejara este director de rebaños su puesto, todo fue a peor en esta nación llamada España. Y él oía por la radio cómo todo iba a peor. Y de nada se dolía.
Hasta las lilas blancas hacen sombra.
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