Acabo de leer a Gloria Fuertes. Es la poeta que hace de lo cotidiano, poesía bastante profunda. Ayer tuve que parar los pies a una cuidadora del ayuntamiento por preguntar demasiado sobre mi vida. Estos días he escrito mucho sobre mi familia. Claro, yo soy familia de mi familia y tengo que hablar de ella. A ver si hay más unión este año en la familia, he pedido a los Reyes Magos. Paco me ha dicho que pasa de la familia. Yo ya voy pasando también, pero a ver si veo lo bueno y no lo malo en ella. Ayer también hablé por teléfono con mi hermana Cecilia. Se puso un tanto nerviosa por nada, pues ella misma se lio a hablar de asuntos que yo no pregunté. Yo solo preguntaba si tenía el currículum de Tatiana, la nueva cuidadora (las famosas 20 horas) que viene del ayuntamiento. Y ella se lio a decir que no hablamos más que de quejas (lo mío no era una queja) y cosas así. Espero que se le haya pasado la rabieta. La vida va pasando y son ya los seis días que hemos comido de enero. La luz vendrá o no vendrá. Nadie lo sabe.
Hablar es bueno pero no demasiado.
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