va anunciando la locura del calor y los álamos tensos.
Sirio abunda en roja combustión mientras los hombres mueren sus ansias y enloquecen a las tres de la tarde.
Ya sabes, vicioso, hoy te darás con la puerta dos veces;
ya sabes, enamorado, hoy odiarás a tu amor cinco campanadas desde que salga el sol.
No llames por teléfono. A la tarde todo se resolverá si tu cabeza está fresca de tanto laberinto diario.
Hoy también, sino mañana, con estos calores, saldrá la vecina gritando que la matan mientras los obreros en la carretera vomitarán el sueldo y el espíritu al lado de las máquinas.
El sol de julio no perdona: nos hace locos, nos hace mierda, nos asa lentamente como a un pollo y se nos va la mano.
Cuidado, veraneante, los veranos no son como los de antes.
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