Escribir es algo misterioso que requiere un acto de concentración e invención muy importante. Las palabras son muy útiles sobre todo para el escritor, que crea mundos con ellas.
Los mundos que crea el escritor, si son lo suficientemente sugeridores y placenteros para sus lectores se pueden convertir en paradigmas de lo narrado, ejemplos a seguir por otros escritores a la hora de crear una literatura.
La palabra acompaña a esos mundos como el cincel acompaña la madera que se talla, haciéndola y creándola y sacando una figura.
La palabra crea la narración y la narración crea al escritor.
Yo quiero crear un mundo narrativo bello y polícromo, sencillo también en la expresión pero con la calidad de atrapar al lector en mi invención.
Mis personajes los quiero de fuertes rasgos, con la convicción de lo creado que sigue viviendo al margen del escritor que los crea.
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