Estoy atado al ocio, a las horas muertas y eso genera que me junte con muchos necios estúpidos. Los que no tienen nada que hacer se juntan para no hacer nada y de ahí nace una pequeña desgracia para los dos.
Debo no depender de tanto ocioso con que me junto. Los ociosos se divierten haciendo bromas, bebiendo en el bar y ni leen ni escuchan al interlocutor, van a su puta bola y encima piden tabaco y que los invites. Los ociosos andan mal de dinero siempre y son estúpidos por naturaleza. Creo que el plan es hacer un horario y cumplirlo en todo lo posible. Para ello, el horario de tareas no debe ser muy rígido pero tampoco se debe hacer para saltárselo al segundo día.
Tanto ocio acumulado me ha puesto de los nervios porque yo ya parecía un barco a la deriva que se iba a dar una ostia.
Negocio, nec otium, no ocio. Necesito un negocio. Necesito perder de vista a las malditas horas muertas. Necesito vivir las horas con alegría.
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