Hay que ver lo bueno que es para la mente salir de tu entorno diario y ver otras cosas aunque estén tan sólo a 80 kilómetros de distancia.
Ayer estuve a Navacerrada; de allí fuimos a Cotos y de allí, a Segovia donde todo reposaba como en un tazón de leche muy fría. Fue divino para mi mente, que el día de Reyes estaba un tanto torturada, lo que se traducía en angustia para mi persona.
Yo fui notando a medida que avanzaba la mañana que mi cabeza se iba clarificando ante la vista de un sol precioso y una montaña que acogía mi ser como una madre. Yo iba notando que mi mente descansaba de cálculos penosos que hice en mi ciudad. Yo notaba una tranquilidad delante de mi vista como no la había notado mucho antes.
Y es que eran muchos días pasados viendo solo coches y la Gran Vía de mi ciudad, lo que conllevaba un aburrimiento grande de mi persona. Manos mal que este viaje me ha dado una vidilla que necesitaba para poder avanzar y he avanzado en mi tranquilidad.
En cuanto a los acompañantes, fueron mi novia y una amiga de esta. Yo no hablé mucho. Sólo respiré el aire puro y sentí mis poros llenos de tranquilidad. Un día muy bonito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario