Adonde va el río, surcando gentes y prados
voy yo sin darme cuenta.
Me siento las carnes dormidas en la vida
y pienso en un café, en un amigo, quizás en esa guerra.
Y poco a poco mi cuerpo va cumpliendo
el destino al que fue atado cuando vino al mundo
y ando y río y cuento cosas y oigo otras
y mi nacimiento ahora es esto que contemplo en el espejo.
Yo moriré.
Y cuando muera no habrá ríos ni pájaros de estos que vuelan en el pequeño teatro de mi ventana.
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