Son las 9 de la mañana del día 2 de diciembre de 2021. La mañana avanzará como nunca lo ha hecho. Irá directa a la satisfacción de los deseos del más desdichado del planeta Tierra. No sé cómo tendrá lugar este misterioso milagro pero a mí me da que la Providencia, esta vez, se acordará del más menesteroso de los mortales y le agraciará con un premio, con un consuelo, con una alegría que el más triste y acongojado que pisa suelo terráqueo ni se le ocurrirá que este regalo de Dios tenga lugar en su persona. Y es que no siempre son malas noticias. A veces Dios hace surgir de su seno un remedio para todos los males que acosan al deprimido, al agobiado, al atribulado que ya echa los bofes por permanecer otro día calentado por la luz temporal. Y la generosidad de Dios con esta persona que lo está pasando mal en la faz del globo va a ser infinita pues ya no tendrá que preocuparse más este hombre o mujer (pues no sabemos el sexo de este ser cercado por la miseria) de mendigar su comida, de pasar frío, de andar con andrajos o de refugiarse en albergues anónimos. El socorro llegará para este hombre o mujer en forma de dinero o quizás de una serenidad que le haga pensarse el mas dichoso hombre o mujer sobre la Tierra. Nadie sabe cómo actúa la Providencia, si con bienes materiales o espirituales. Así sea. Que Dios actúe sobre estos seres humanos que no tienen nada.
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