Hay algunos que andan triscando como los burros por la dehesa y rebuznan de gozo haciendo las guarrerías españolas con la burra, que también se da a los placeres de la carne sin ningún remordimiento. Luego vienen los llantos y las tribulaciones por las consecuencias que trae eso de la coyunda. Que la chica se ha quedado chambrí y hay que hacer algo. Y enseguida se piensa en el aborto. Pero no. Porque hay gente que lo evita y da apoyo emocional y económico a esa chica a la que, quizás, el semental jovenzuelo le ha dado largas y ha puesto tierra de por medio. Y la chica no aborta, sino que tiene el niño y yo me alegro por ella y por el niño, que era ya una criatura en el seno de ella. La vida da muchas vueltas y la vida nos pone en ocasión de decidir lo bueno de lo malo, lo desesperado de lo cierto si nos ayudan. Y siempre hay alguien a quién ayudar y siempre hay gente a la que le gusta ayudar a lo mejor porque cree en Dios o en la vida o en yo qué sé qué cosa que hace que dos almas se ayuden para que algo salga bien. Amén.
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