Se pasa la tarde con los padres. Los padres cuentan cosas antiguas de cuando había fidelidad, amor y respeto por los mayores. Se cuentan historias de aquellos que criticaban a los poderosos, pero que, en caso de apuro, recurrían a los poderosos que tanto criticaban para enchufarse en una empresa o para solucionar algo con la administración. Esta gente era roja de boquilla porque tenía más que agradecer a su familia franquista que a ningún rojo. Eran gentes estas que las piaban mucho de cara a la galería y votaban a los rojos y se les llenaba la boca de encomio para los gobiernos socialistas, pero que lo que habían conseguido en sus vidas se lo debían a un tío franquista que les enchufó ya para toda la vida. Qué contradicción. Yo me he sacado la plaza de profesor yo solo, sin ayuda de nadie y a mí estos rojillos no me dan lecciones de nada. Son lo más cínico que existe en la Tierra. Menudos hipócritas. Encima tienen la mirada perruna que no llega al cielo ni a Dios. Se declaran ateos y no saben ni lo que quiere decir el ateísmo. Son gente incoherente, caprichosa y fea de alma.
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