Me parece que hoy debería estar lloviendo. He estado leyendo a Galdós. Escribe muy bien ese tío. No sé cómo pasar la mañana y me angustio un poco. Me tumbo en la cama y medito o pienso en cosas de la semana, ya que hoy es viernes. Analizo los pocos acontecimientos de los días de atrás. Las vecinas se ríen, no sé de qué. Dos mujeres que hablan parece que invocan a la risa. Ojalá mi primo Perico haya levantado el ánimo. La vida es como una escuela muy grande donde cabemos todos y no paramos de aprender. No hay maestros en ella y si los hay, no tienen título, pero ejercen muy bien su magisterio.
Me parece que hoy debería estar lloviendo. Sin embargo, luce un sol muy luminoso, como suele ser él, el dios de los egipcios. Ya digo que Galdós escribe muy bien, eso se ve a la legua, solo hay que leer alguna de sus novelas aunque sea de refilón o a vuela pluma. Espero que Perico se muestre más optimista ante su situación. No es fácil, pero se puede. Espero que en el pueblo reine la misma armonía que reinaba cuando yo era joven y andaba por sus cortas calles de pueblo, sus felices calles de pueblo. Hay gente que no cuenta lo que hace ni lo que le pasa y crea desconfianza. Ellos sabrán. Hay gente que solo te quiere por el dinero que tienes, ellos sabrán. Y hay gente que te quiere de verdad, ellos sabrán, pero son muy pocos, de esos hay muy pocos, es ley de vida. La gente va a su interés y necesita mucho dinero para vivir bien. Son esa gente con poco seso en su cabeza y con numerosos deseos. Hoy debería estar lloviendo pero no cae ni una gota del cielo. Ojalá el pueblo conserve esa felicidad en las calles que yo tanto gustaba de joven.
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