Esta mañana hacía un frío de mil demonios. El abrigo apenas me cubría de ese helado aire que venía por la calle. Solo he ido a comprar el periódico, que hablaba de bellacos y sus bellaquerías. No hay más que gentuza gobernándonos. Pero las horas pasan pronto y así los días y todo pasa y llegará la hora en que cambien las tornas. Es así: unos entran, adoptan unas ideas y las quieren poner en práctica. Todo sale bien o mal, según sean esas ideas y luego, vienen otros y practican otras ideas que salen bien o mal, según estas sean de buenas o malas. La vida da oportunidad hasta al más asqueroso engendro que pasaba por allí. Pero luego, todo se le vuelve en contra por eso, por ser un vil canalla que no hace más que daños. No tardando, se le verá a la camisa los hilos de que está hecha y una porrada de tiempo pondrá a cada villano en su rincón. Los días pasan, el año pasa y nosotros veremos poco a poco cómo los delincuentes y los terroristas pasarán de moda de modo que se les dará su merecido. Pues no hay gente tan tonta que repita dos veces de una ración de mierda. O a lo mejor, sí. Hay gente como las moscas, a la que le gusta mucho la mierda.
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