"Gira el mundo gira" dice una canción. Claro que gira. Me dijo un día Venancio que el tiempo no se distrae con nadie, como hacemos los seres humanos, que nos distraemos a charlar mientras vamos con un objetivo por la calle. Por ejemplo, vamos al ayuntamiento y nos cruzamos en el camino con un amigo y ya nos ponemos a charlar y tal. Eso no lo hace el tiempo. El tiempo sigue y sigue. Venancio ha muerto. Le dio un jamacuco en su casa y murió. Venancio daba vueltas por las calles del pueblo, entraba en los bares y no solía hablar mucho. La gente que habla mucho, mucho se equivoca. El sol sale para todos pero los humanos nos encargamos de hacer la puñeta a nuestros semejantes aunque el sol salga para todos. Es así. Dice una conversación entre dos: "dicen que se iban a repartir las riquezas". Contesta el otro: "yo me conformaba con que se repartiera el hambre". Las riquezas son un punto muy conflictivo en la vida del hombre; el hambre, no tanto porque cada ser humano tiene su hambre y no la puede evitar. Todos tenemos hambre, no todos tenemos riquezas de índole material. Sería más justo que se nos saciara el hambre en vez de la sed de riquezas.
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