lunes, 26 de noviembre de 2018

Ya Heráclito decía que todo fluye (panta rei, en griego) y que todo cabía en el tiempo (jronos panta ejei, en griego). Pero hay otros que decían, como Parménides, que todo permanece. La mentira permanece en el ser humano porque la mentira le sirve para conseguir cosas. La envidia permanece porque siempre nos creemos menos que los demás. El engaño y la falsedad permanecen porque así parece que somos otros, mejores, pero seguimos siendo una mierda. Yo conozco un señor muy, muy pelota que la hace para estar a bien con todo el mundo con el objetivo de pedir cosas luego muy, muy sibilinamente. Es un jeta como no he conocido otro y hace dos meses que no lo veo. A lo mejor le ha entrado una pelotitis aguda y se ha muerto pero no lo creo. La gente rancia y asquerosa suele permanecer, como decía Parménides.

A un día sigue otro día y las mujeres menstrúan cuando les llega la hora y se vuelven muy pesadas. Hoy he visto un matrimonio con un hijo recién nacido en una cafetería y no se han dirigido la palabra en media hora. Me ha parecido algo sintomático. Sintomático de las relaciones raras que se establecen ahora entre los seres humanos. Y es que no hay cosa más rara que un matrimonio. Todo permanece o todo fluye.

Hay gente en el mundo que no queremos ni ver, pero están ahí. A lo mejor es por algo.

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