Esta semana de atrás ha sido muy rara pues me he agobiado conmigo mismo y me he sentido deprimido, como si las horas pasaran muy despacio y sin sentido. Sobre todo por las mañanas, una angustia me recorría y no daba yo pie con bola. Como resultado, me he impuesto a mí mismo la hoja en blanco y he pasado dos o tres mañanas delante de ellas hasta que se me ha ocurrido tres o cuatro historias que no se si valen para algo o no valen para nada. Quizás el tiempo ha influido, pues unas nubes grises agobiantes se han instalado cerca del suelo pero no ha llovido ni una gota. A mí me gusta que llueva, no que haya nubes en el cielo improductivas que oprimen. Las mañanas han sido muy malas y ha habido un fin de semana que también lo he pasado mal. Ha sido el puente de la Almudena. Lo recuerdo como un aburrimiento atenazante. Luego, todo ese malestar ha pasado y me sentía yo liberado de la angustia pero no del hecho de no hacer nada. Cuando me pongo así, añoro el hecho de no haber ido a algún sitio en coche y haberlo pasado bien, haber roto con el aburrimiento y la rutina haciendo kilómetros o yendo a Madrid o donde sea, haciendo algo nuevo, rompiendo el escaparate de la realidad que me rodea. En fin, el mal tiempo y el hecho de que yo no conduzco me abocan a estos días de agobio y de tedio sumo.
Si te deprimes, haz cosas.
Si te deprimes, haz cosas.
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