Vaya mal asunto con el calor: hay que ir a pasear a partir de las 6 en adelante. El cambio climático hace que haya temperaturas infernales ya en junio. Por Majadahonda no se ve gente: seguro que están en sus casas a la fresquera, como hago yo. Tengo que ir a la farmacia y a cambiar los libros. Menudo rollo de libros he cogido. Pero no todo es malo si nuestro pensamiento no lo cree así. Desde luego, yo soy un privilegiado comparado con otros que lo pasan peor. Hoy no voy a pasear y me voy a tirar un buen rato eligiendo los libros que coja para leer, ya que, de una buena elección, depende de si ese libro me va a tener las horas ocupadas o lo maldeciré porque es infumable. Los escritos que tengo yo para pasar el rato no me convencen mucho. De dos sí sé qué inventar pero uno se ha quedado en vía muerta. Cuando vayamos al pueblo, llevaré también lectura. Mis quintos no salen por los bares en mi pueblo y hay gente que viene de Madrid y que apenas se la ve ni por la plaza: es una forma de vida: no mezclarse con la gente del pueblo, quedarse en casa leyendo o mirando las moscas pasar. Es verdad, la gente no quiere conversaciones estúpidas o chistes fáciles con que pasar el tiempo. Se queda en casa.
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