Las horas de la siesta son muy lentas y largas y yo tengo algo que contar que me ha sucedido hoy. He estado con una persona esta mañana que estaba cargada de una emoción muy negativa. No de venganza ni de vergüenza, pero sí de decaimiento ante otras personas que han actuado mal con esa persona. Pero lo malo del caso es que luego he ido con los amigos habituales y estaban como en un velorio: ninguno hablaba. Entre estos y la persona que me había hablado de lo mala que es la gente, de lo feo que es el mundo y lo mal que estaba ella, he entrado en una pequeña depresión. Comiendo con mis padres (pues mi padre ayer hizo un montón de cocido y querían acabarlo) me he dado cuenta de que a mi padre le tiembla el pulso cuando sirve la sopa y hay que ayudarle. También he ayudado a cocer la sopa, mi madre no ha comido casi nada y yo no puedo hacer nada pues dice que no tiene hambre. No sé. Yo no soy un cuidador experto en ancianos. Mi hermana está en el pueblo. Me he puesto más deprimido si cabe. Vaya mañana de gente decaída y triste. Me pongo malo pensando que mi madre no come pero no puedo hacer nada. En fin, demasiadas cosas malas para una mañana de domingo.
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