El verano está pasando tranquilo. Sin emoción pero tranquilo. Sin insomnios, sin obsesiones. Mi hermana no actúa en mi contra y eso es bueno y se nota. Yo suelo darme una vuelta por Majadahonda por la mañana, charlo con los de Colón, como y me echo siesta. Luego doy otra vuelta por ahí y a las 7 de la tarde suelo estar en casa. En casa no hago nada especial. Últimamente me estoy documentando para hacer una novela y en eso paso el tiempo, en internet mirando cosas. A las 8 de la tarde meriendo y ceno. Veo el telediario a ver qué ha pasado (pero por el de la primera nunca pasa nada, así que veo el de antena 3), se me hacen las 10 de la noche y me acuesto. Así todos los días. Así no tengo insomnio porque tengo la hora cogida. Otra cosa será en el pueblo, aunque procuraré seguir el mismo ritmo que aquí. Dice mi padre que nos iremos para eso del día 12 de julio para el pueblo. Me vendrá bien charlar un poco con gente y saludar a gente que merece la pena en el pueblo. También me he de librar de algunos soberbios que se creen algo. La vida son dos ratos y uno es aburrido.
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