El día está fresco, atrás quedaron los insufribles calores. El caminante camina, el abogado ayuda al necesitado de justicia, el bebedor busca un bar y bebe, el fumador se enciende un cigarro y fuma, los camareros sirven de buena o mala gana los cafés, el pájaro pía sin saber nada de abogados, camareros, bebedores y fumadores; la vida transita el lunes con devoción de horas llenas de trabajo: el taxista acude al llamado del cliente y le lleva quizás al aeropuerto, quizás al centro de salud; los médicos examinan llagas, síntomas, dolores, penurias mentales de viejos y jóvenes; el deprimido quiere morir, de nada le sirve la vida pero sus familiares o amigos le animan a que dé un paseo, a que mire la vida de otra manera. Hay 300.000 deprimidos en España, leí el otro día en el periódico; puede ser verdad o falsedad, ahí cada uno que juzgue por su experiencia aunque esa cantidad nadie que no sea médico o algo así la puede contrastar: bueno, el escritor escribe historias, el poeta hace versos y el canario gorjea en su jaula. La vida pasa y la gente muere. Los vivos van derechos a la vida y piensan en la muerte: unos piensan mucho en la muerte y otros poco, pero todos piensan en la muerte mientras están vivos.
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