Hoy, en Colón, hemos estado hablando de una estrella del fútbol que cobra millones de euros al año. Yo he dicho que ese tipo de personas, igual que persiguen dinero y éxito constantemente, el éxito y el dinero les persigue a ellos el resto de su vida como un fantasma con el que tienen que vivir y saber vivir. Los negocios de ese hombre le reportan dinero pero sus gastos también son considerables. Se acostumbran a un nivel de vida del que es difícil descabalgar y por dinero venden su vergüenza y su intimidad todos los días. Hacen su primer contrato millonario que les supone inversiones y gastos al mismo tiempo y así los contratos son cada vez más abultados, para que su codicia sea aplacada. Este tipo de persona, cada vez que come, son 500 pavos o más y sus reuniones sociales se miden por miles o decenas de miles de euros. Su mujer está en el candelero mientras también esté en el candelero su marido y así van, amasando dinero día tras día. Se les ve seguros de sí mismos, de su potencial, pero cómo acaben sus carreras será crucial para ver si llegan al final de sus vidas corriendo encima del gasto inmenso que suponen ellos y su familia.
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