He llegado a la conclusión de que mis novelas no valen mucho. He ido a ver a mi madre porque ayer le dolía una muela. Mi padre no la lleva al dentista Hoy le dolía menos. Es una muela destrozada del tiempo, un raigón oscuro y cariado. Se la deberían de sacar. Mi padre, sin embargo, se ha ido al banco. He comprado el pan y la que lo servía me ha dicho: "te veo". Yo le he preguntado: "¿Me vigilas?" Y ella ha dicho: "Eso, eso". Y ¿para qué me vigilará la del pan? No he querido preguntar más. Nos vigilan en este mundo desde dispositivos móviles. Nos vigilan las élites políticas a ver a quién vamos a votar. Nos vigila Dios, en último grado, a ver qué hacemos con nuestras vidas.
Es penoso vivir a veces cuando uno no acepta la manera de vivir que lleva. Quisiera yo vivir de acuerdo a cómo pensaba yo vivir cuando tenía 20 años, años en los cuales yo era feliz y despreocupado de todo.
Pero no. La vida nos pone en nuestro sitio.
Si no amas la vida, por lo menos, tenla algo de cariño.
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