Estamos en pleno puente del día del padre. Se nota en Majadahonda en que hay mucha menos gente. A mí no me gustan los puentes porque rompen la rutina. Dentro de unos días, si no ya mismo, los políticos dirán unas cosas y otras, se insultarán, se amenazarán, etc., etc., etc. A mí los políticos me dan un poco de asco. Se corrompen, son fanáticos de una idea que quieren imponer, son gente muy dura de sentimientos con tal de que sus propósitos se cumplan. Los hay más llevaderos; o sea, son esos políticos que entienden la política como un servicio a los ciudadanos, pero de esos hay pocos, muy pocos. Bueno, veremos a verdaderos magos de la demagogia diciendo más mentiras que mean, veremos confesiones, medias verdades, cifras, estadísticas, slogans, argumentos copiados de otros políticos más antiguos, alusiones a grandes hombres, y mujeres, a pequeños hombres y mujeres, todo para hacernos creer que cada candidato es el mejor, el que dirigirá el gobierno a la prosperidad, el que hará que los ricos paguen más impuestos, el que hará que los niños escolarizados sean todos iguales ante la educación, el que hará que no haya más desahucios, el que conseguirá la felicidad de cada uno de nosotros. Pero todo conlleva una mentira, es lo que hay que averiguar.
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