Este era un hombre que leyó una novela de crímenes. Estaba tan harto de la vida y de sus semejantes que pensó él mismo en cometer crímenes. Mató a un abuelo mientras paseaba y dejó la sota de copas encima de su cadáver. Luego mató a su mujer y dejó una peonza encima de su cadáver. Este hombre siguió viviendo en el mismo pueblo mientras cometía sus crímenes. Mató después a la tendera del pueblo y dejó un libro de bolsillo encima del cadáver. Hasta que le pillaron y le preguntaron por qué dejaba objetos encima de los cadáveres. Dijo que era para dar pistas a la policía de sus andanzas criminales. Cuando llegó a la cárcel, tenía una fama bien ganada de criminal en serie y todos los presos le temían. Él confesaba que todos los asesinatos que cometió fueron por puro aburrimiento. Le preguntaron que si en la cárcel se aburría y dijo que un montón. Todos los presos pensaron en ser su próxima víctima y en efecto, en la cárcel empezaron a darse muertes misteriosas mediante envenenamientos, cuchilladas certeras... El aburrimiento estaba actuando de nuevo.
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