Veo a mi periquito comer las semillas del comedero. Luego deja de comer y se sube al palo y mira con insistencia a la ventana desde donde ve otros pájaros. Entonces envía una serie de píos para comunicarse con el exterior. Todos los seres vivos necesitan alimentarse pero también comunicarse, relacionarse como sea, sentir que no están solos. Yo también necesito saber que no estoy solo pero a otro nivel que mi periquito. Yo me sentiría feliz si conociera a otros que están escribiendo novelas como yo. Lo que hago es estar comunicándome en un foro de literatura con estos seres a los que les gusta la literatura. Pero no es suficiente. Yo debería conocer físicamente a un escritor pero no sé cómo hacerlo. Así contrastaría mi propio trabajo con el suyo como hacían los escritores de otras épocas en los cafés. Mi novela no sería un mensaje en medio del mar y yo un naúfrago que todas las tardes escribe sin saber de otros naúfragos. En fin, es difícil ser uno lo que sea cuando solo lo eres tú.
En la soledad está el genio y el perdido.
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