Si estás desocupado por efecto de alguna plaga que ha venido últimamente, como el paro o la falta de trabajo, no te mantengas ajeno al mundo de la solidaridad: hay mil sitios a los que puedes acudir para ayudar a los demás. Puedes ayudar a niños sordos, a ancianos, a enfermos mentales y a un sin fin de desfavorecidos como tú o que están peor que tú. Es mejor que ayudes a gente peor que tú. A ti lo que te falta es un horario. Levántate a las 7 de la mañana, coge el autobús y dirígete al sitio donde haces falta, donde tu solidaridad se verá recompensada con las sonrisas de esos pobrecitos a los que no quiere nadie y están olvidados de la administración. Gente como tú, a la que nadie da trabajo, es la que necesita la nación; gente como tú, que está tirada en la cama hasta las once, es la que levantará la nación a base de dosis de solidaridad que tú, sin saberlo llevas dentro. No te desocupes tanto. Haz algo. Ayuda y esa sonrisa de agradecimiento te hará ser otra persona. Ocúpate de los demás y un niño sordo de Argüelles se ocupará de ti sonriéndote amablemente. Hazlo. No lo pienses. Una sonrisa te está aguardando para endulzar tu desocupación.
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