Hace un tiempo que leí "Eugenia Grandet" del gran Balzac. Es el tema de la avaricia llevada a extremos pero hay que leerla para hacerse una idea. Todos hemos conocido en nuestras vidas a esas personas que no se toman un café porque les gusta más sentir en sus bolsillos esa moneda que la felicidad de compartir algo caliente con los demás o ellos solos. Esta gente se emociona cuando habla de dinero, de cosas baratas, de ahorrar, de lo que gana, de lo que le cuesta cualquier cosa, etc. Dan un poco de repugnancia pues el dinero forma parte de sus vidas como un tirano que no les deja separarse ni un momento de su pensamiento. Están enamorados del dinero por encima casi de las personas o por encima de ellas. Por dinero pierden amistades, dejan de tener vida social, se vuelven huraños, no piensan más que en el trabajo y el sueldo que reporta, van contando cada moneda que ganan para morir y dejarlo todo aquí y no haber disfrutado de la vida porque el dinero se lo impidió. Su amigo el dinero se convierte en su peor enemigo pues no les da la felicidad. Una vez, una mujer dijo que ella no pagaba en el desierto 50 euros por un vaso de agua aunque se estuviera muriendo de sed, que era mucho dinero. Es la metáfora perfecta del avariento: muerto de sed en el desierto pero bien agarrado a los 50 euros.
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