Ha venido tiempo de verano. Daba gusto ver tanta gente en la calle. Parece que ya tiene perras que gastar en los bolsillos. Estuve con unas amigas charlando y alucino con la seguridad que tiene la gente en sí misma. Yo estoy un tanto inseguro con respecto a esa gente. Hablan de sus vidas y de sus obras con la certeza de que todo está bien, de que dan los pasos adecuados mientras yo dudo y temo cualquier cosa que vaya a hacer en el futuro. La seguridad de uno mismo viene dada por el propio carácter de uno. Un carácter fuerte no se deja vencer por las adversidades ni por las dudas porque simplemente, no se tienen. Hacía mucho que no veía a esas amigas pero me han valido de contraste para ver cómo la gente tira para adelante sin cuestionarse a cada paso si esto está mal o bien. Simplemente, hacen cosas que se revelan eficaces en su presente y en el futuro inmediato. Si dudáramos en exceso, todo se vendría abajo. No hay que dudar, hay que hacer cosas. Para eso hemos venido al mundo, para hacer cosas. Bueno. Lo mío es dudar y preguntar para deshacer dudas. Nunca seré lo que se dice un tío lanzado.
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