Este parón navideño ha causado en mí una inactividad, una actitud pasiva que me ha hecho pensar y repensar mi vida. Pero mi vida no está para ser pensada. No cabe la menor reflexión sobre mi vida plana y aburrida. Mi vida es para vivirla pobremente pues no hay en ella muchas cosas de las que enorgullecerse. Me refiero a mi vida actual. Al pensar yo en mi vida estos días, he caído en una especie de depresión pequeña, en un malestar porque no me satisfacía el modo de vida que llevo. Pero bueno, todo ha servido para llegar a la conclusión de que debo escribir más y mejor. Debo ser más constante en mi escritura pues he concluido que si algo tiene valor en mi vida actual es la posible literatura que yo pueda producir.
No he he hecho la comida en muchos días y eso me ha tenido inactivo y torpe. La casa está sucia. Tanto entrar y salir, tanto comer en casa de mis padres ha causado que ahora me dé mucha pereza hacer la comida. La tengo que hacer hoy y ya me está entrando la pereza. La reflexión es buena si de lo que se reflexiona merece la pena.
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