Anuncian nieve para el fin de semana. La nieve, a la vez que es bonita, es más fría que los demonios. Así, nos estaremos en casita, espoleando nuestra creatividad. Haremos ese plato invernal de tantas calorías que no tuvimos tiempo de hacer mientras salíamos y entrábamos de casa a ver a la vecina, charlaremos junto a la calefacción y nos quedaremos embobados viendo como caen los copos blancos sobre la ciudad o el campo.
Sacaremos libros que descansaban en la vitrina para leerlos o escribiremos a una tía que vive lejos, para saber qué es de ella.
Nos daremos a las confidencias porque tanto tiempo juntos los secretos mueren y diremos cosas de las que nos arrepentiremos haberlas dicho.
Dormiremos como lirones arrullados por el silencio de la nieve al caer y al despertarnos, una pereza muy grande nos invadirá hasta que tomemos el primer café de la mañana.
Ya llega la nieve, ese color blanco que nos duerme mientras dura.
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