He cambiado el plan de ir a charlar al bar de cosas estúpidas por quedarme en casa leyendo. Ya me he leído un libro, "En la carretera", que va de dos amigos que se recorren el continente americano de Nueva York a San Francisco en tres ocasiones. Luego van a México. Y ahora me estoy leyendo "Las uvas de la ira" que también va de una aventura americana.
He descubierto que si leo con asiduidad, mi mente no está tan dispersa haciéndose preguntas bobas sobre la vida y mi destino. Lleno mi cabeza con historias y no me preocupo de la mía propia. Me he dado cuenta que mi cabeza está más serena desde que me quedo en mi casa durante tres o cuatro horas leyendo. Antes, mi vida era despertarme, desayunar y salir a la calle a charlar cosas tontas con la gente. Después comía y me volvía a ir con las cosas tontas y la charla inmunda que me enfangaba en la inacción. Por lo menos ahora leo y me lo paso bien pasando páginas de aventuras o rollos literarios. Espero seguir así y sólo salir de casa cuando lo necesite.
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