Prosa poética número 1: las anunciadas golondrinas de vientre blanco y frac escueto ya han hecho su alegre aparición doblando las esquinas de los consabidos edificios. Un chirrido legendario suena cuando vuelan su vuelo acelerado, dando al aire el amistoso giro de la calor y el limpio azul.
Si las golondrinas parecen pasárselo bien y sólo vuelan de un lado a otro como movidas por la energía de la felicidad, seamos como las golondrinas, esbeltas y fugaces en el aire como la propia felicidad.
Las campanas tocan, las golondrinas chirrían, el cielo no se parte en dos nunca, la ventana está de más porque la calle entra en casa.
Y los amigos ríen compartiendo una cerveza y las crisis se aparca a un lado mientras el verano hace crujir la tarde bendecida por el frescor de la decadencia del sol.
Estamos en marzo aun pero el verano ya luce el próximo junio en las páginas futuras de alguna novela por hacer.
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