miércoles, 12 de marzo de 2014

Y si los días fueran los de ayer ¡tan bonitos!
hechos un poco de río y otro poco de camino
y de un dulce manillar que trotaba como un caballo sencillo.
¡Cuánto me alegraría!
No pensaría yo que esta carga de años latosa y cansina
fuera en vano, como lo ha sido.
Iría yo como en un libro de cuentos antiguo
en el que un loro verde se escapaba junto a un limpio caballo
y sus bandidos.
Y era tan triste pensar una tarde que todo se iba
o que todo se ha ido
y no volverá, como vuelven las golondrinas en los poemas que cansan los oídos.
Y no volverán las tardes de pesca, la vuelta en bici, la charla en la plaza, esa edad sin tino que es recuerdo apenas.


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