Ayer por la noche no se oía ni una rata por la calle. Las voces de las terrazas no existían. La gente debía de estar en casa metida. Con el rollo de lo de Franco y los bandazos de este gobierno, creo que la gente estaba mosca. Yo me fui a acostar pronto. Franco es como un fantasma que van a sacar a pasear, sin saber qué resultado tendrá. A la gente no le gusta que se juegue con la historia. La gente da la historia por terminada pero llega un gobierno que quiere revivir la historia ya pasada porque lo pone en una ley que la hizo un inútil político. A la gente no le gustan los huesos de hace cuarenta o cincuenta años pero ellos, dale que dale, a buscar huesos por los cementerios y a hablar mal de la dictadura, a decir que todos somos víctimas de esto y de aquello, a hablar de crímenes políticos, de leyes injustas, de muertos; venga a hablar de muertos. Les gusta hablar de muertos antiguos, de fantasmas. Este gobierno es bastante siniestro: muertos por todos los lados, restos óseos, cementerios, calaveras, abuelos sin enterrar que vuelven a enterrar. Qué asco de muertos y qué asco de gobierno.
Si te gustan los muertos de hace tiempo y quieres hacer justicia con ellos, tienes un gran trabajo por delante.
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