viernes, 10 de agosto de 2018

Estamos ya a 10 de agosto. El tiempo pasa volando. El verano va dando a su fin. Yo soy una persona que siempre está pensando en aprovechar el tiempo, en que el tiempo sea productivo y por eso no me gustan las horas muertas. Hacer algo, en mi caso, es escribir algo bueno, que me satisfaga luego al  leerlo. Todo lo relacionado con ser un escritor me conviene. El otro día, después de comer empecé una historia en un cuaderno y estuve como una o dos horas escribiendo. Luego, me sentí satisfecho de mí mismo y ya dejé pasar las horas más tranquilo. Pero no he podido volver a hacerlo. Debió ser un arranque creativo. En otro orden de cosas, este martes pasado nos encontramos con un buen amigo y estuvimos de charla con él y ayer también nos encontramos Paco y yo con otro amigo y nos entretuvimos mucho contándonos historias y cosas ocurrentes.
Agosto no va tan mal como otros años en que yo me ponía nervioso porque no había gente ni nada que hacer. Majadahonda se ha quedado desierta. Todo el mundo está de vacaciones pero tiene algo de atractivo pasear por las calles sin habitantes y las terrazas solitarias y la ciudad sin ruidos y sin coches.

Se acostumbra uno a todo.

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