jueves, 23 de agosto de 2018

Hoy he hecho lo de siempre, que no es poco. La gente que viene de vacaciones pasa por el morro de los demás la morenez de su piel y el deseo de dar envidia. "No lo hemos pasado tan bien como pensáis" y todo eso. Yo he estado leyendo artículos de política en el periódico y en el móvil. Ahí es nada lo que está cayendo. Cuando un inútil llega al poder, ese poder se vuelve oscuro y preocupante. Pero bueno. Dejémoslo. He sacado de la biblioteca "La voluntad" de Azorín y voy a ver si me la leo. Ya la leí una vez. Azorín, en los tiempos de crisis que vivía España en su época y en los tiempos de crisis que se vinieron después, supo contar cómo eran los pueblos y las gentes españolas. A Azorín, esa masa cretinizada como la que hay ahora, le debía llamar mucho la atención pero contaba las cosas como eran, dándole una nota de color y piedad.
Cuando Azorín, mucha gente iba a misa, iba de negro, iba con respeto a los sitios. Luego llegó la guerra y toda la barbarie salió a relucir. Ahora quieren revisar la guerra y la dictadura a ver qué sale. La gente no quiere eso. La gente quiere vivir en paz y comer tranquila unos garbanzos.
Pero no la quieren dejar en paz. Los agitadores quieren el río revuelto. Mal rayo les parta.

A lo mejor, un día, en España, no se pueda hacer lo de siempre.

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