Después de unos días intensos, que me han sacado de la rutina a patadas, después de no dormir, ver psiquiatras, ver a mi madre y a mi padre, ver al resto de mi familia, ver a mi hermano constantemente, constantemente, me he tumbado en la cama y he echado unos berridos como un becerro. Ahora estoy mejor pues lo malo lo he echado fuera de una vez.
A ver si descanso esta noche por fin y todas las cosas empiezan a funcionar como una rutina, como un lluvia o como un deshielo.
Por fin he sacado la emoción fuera y me he quedado como si saliera de un castillo muy amurallado, lleno de fieras dentro.
Yo he juzgado porque no tenía más remedio que hacerlo para entender lo que me estaba pasando pero ese juicio que he hecho de las personas me va a servir para saber quién es quién en este mundo que me ha rodeado con saña este tiempo.
Las debilidades de los demás las pagan otros pero hay que arrostrar esas debilidades y apartar de una vez la cizaña que no me dejaba ver el trigo.
Hay gente que no volveré a ver más que para saludarla. Hay otra gente que con sus gestos y sus palabras me han ayudado mucho. Hay otra gente, hay otra gente.
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