He leído en mi libro de Psicología que es muy difícil encontrar el equilibrio neuronal de uno mismo. Hay neuronas que actúan ante estímulos como una mujer muy bella y sexy. Hay neuronas que te hacen fumar un cigarro cada diez minutos. Hay otras neuronas que son adictas a otras drogas más fuertes, como el alcohol y la cocaína. Hay neuronas que te hacen odiar al que no piensa como tú.
Pero está la razón. ¿Y dónde está la razón? En la membrana cortical del córtex. Y ahí ya no hay excusas.
Todos pensamos un poco y tenemos un mecanismo de autocontrol o regulación de la conducta que nos dice: no matarás, no robarás, honrarás a tu padre y a tu madre y no desearás a la mujer del prójimo. Hasta ahí, bien todo.
Pero hay otro mecanismo que se llama el sistema límbico que es el que tienen los lagartos. Y ese sistema nos hace odiar a los que follan mientras nosotros no follamos, a los que tienen dinero mientras nosotros no lo tenemos, a los que tienen amigos mientras nosotros no los tenemos y así hasta el infinito.
Pero luego hay otro sistema muy complejo, el cerebro en su conjunto, que tiene unas ramificaciones y unas sinapsis y unos receptores y el cerebelo y el bulbo raquídeo y la duramadre.
Pero eso no es todo porque tenemos piernas y brazos y ojos que ven imágenes y oídos que oyen ruidos y canciones y un sistema gustativo y olfativo que nos indican que somos seres sensoriales.
Y hay más: tenemos un corazón. Que late y late sin tregua de ninguna clase y al que damos unos disgustos de la ostia porque nos enamoramos y no de la o del adecuado.
Y hay más: tenemos picha y ellas, coño, que se juntan en verano y en otoño con una frecuencia inusitada en un mamífero. Pues ya lo dijo Juan Ruiz, que esa locura la queremos hacer a cada rato.
Y hay más: tenemos una sociedad y una política que nos gobierna o nos desgobierna según el caso.
Y tenemos guerras, la de Siria, por ejemplo, donde están luchando los terroristas del ISIS, los turcos, los americanos, los kurdos, los sirios y los rebeldes sirios y los rusos en un maremágnum bestial y la Tierra no descansará hasta que esos que están en guerra firmen la paz.
El hombre es el ser más complejo que creó Dios. Así nos va.
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