Viva el tranxilium que me quita las ansias.
Viva todo aquel psiquiatra
que nos deja la mente
como la voz de Frank Sinatra.
Vivan los hospitales
que cuidan al enfermo.
Viva la vida sin locura,
sin ansiedad ni tormento.
Viva aquel psiquiatra asturiano
que el día de urgencias
curó a mi hermano.
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