Hoy me he levantado a las seis y media, he desayunado y estoy bien. He leído las noticias con fruición. Me he levantado porque he tenido un sueño curioso: mi madre estaba embarazada y yo la acompañaba junto con mi padre. Llegábamos a un lugar de gente bien y yo me ponía a jugar a las cartas con un tahúr llamado Isabelsendrín y me hacía trampas y demoraba la partida. Intentaba engañarme pero yo caía simpático a una mujeres que estaban charlando. Cuando parecía que la partida acababa en enfrentamiento, me despertaba. Ha amanecido mientras estaba con el ordenador y tengo tiempo por delante para fregar el piso, limpiar el cuarto de baño, escribir mi novela y bañarme y hacer una paella. También iré por pan y me tomaré un café en una terraza. El otro día oí "documentos" de radio nacional. Hablaban de la leyenda negra española. Hablaban de la Inquisición y del trato que dimos los españoles a los indígenas de América. También de Felipe II y su carácter y la muerte de su hijo. También de Franco. Todo eso hay que olvidarlo si no está ya olvidado. Yo creo que el clima ayuda a estar bien. El año pasado lo recuerdo agobiante por el calor que tuve que soportar. Este año la primavera no ha sido un adelanto del verano. Me siento mejor. Ojalá junio sea como este mayo que ha venido: suave y mecido por una brisita que enmudece la carne y la sujeta como a un niño en el aire.
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