La vida es un ir pasando por todo lo que venga aunque lo que venga es el caos. Sobresaltos en la vida hay para dar y tomar. Hay que estar prevenido, alerta para que esos sobresaltos nos sobresalten menos. Me acuerdo ahora de las mañanas de estar en una plaza de Oporto, medio dormido, medio deprimido, con una sensación mental bastante penosa hasta que el día se iba levantando y la vida cobraba una dimensión más amable.
La vida también nos ofrece un mundo de sensaciones iguales que nos deparan tranquilidad. El hacer todos los días más o menos lo mismo lo que hace es que te sumerge en un estado de inacción y de previsión de todo lo que va a pasar a continuación ese mismo día así que te relajas de tal modo que te aburres y las horas pasan lentas tumbado en la cama o viendo la tele.
Pero la vida también es una lucha constante por hacer cosas que tú crees que debes hacer, que conforman una vocación que tú siempre has tenido: puede ser escribir novelas, como es mi caso, pero puede ser otra actividad creativa. Ahí es donde se demuestra la energía y constancia y emotividad de la persona para romper esa rutina y ese divagar que es la vida para crear algo con sentido.
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