No hay que sentirse nunca descorazonado. Hay que buscar algo que nos motiva, que nos guste, que tenga un sentido para nosotros, aunque sea eso simplemente, montar en tren o jugar al ajedrez o andar con un perro amigo. A la vida no hay que demonizarla, cargarla de todo mal. Siempre hay un atisbo de algo que podamos hacer para alejar de nosotros toda señal de depresión. La vida no debe ser un instrumento de tortura siempre. Ya digo en el blog de después que venimos al mundo a defendernos, pero siempre hay que hacer una brecha en la vida y distraernos, amar la vida, quererla aunque sea un poquito.
La vida es dura, sí,
pero ablandarla está en nuestras manos.
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