Este chico se compró un piso, un mercedes, una moto y se fue de vacaciones con una chica. Y, encima, gastaba a manos llenas. Sus padres tuvieron que vender la tienda y los dos, ponerse a trabajar para poder sobrevivir. Ya no quisieron ver nunca más a su hijo. Su hijo acabó endeudado y se vio en la calle. Se puso a trabajar de camarero, pasados ya los festejos de la hipoteca millonaria. La familia se fue al carajo, ya no se veían. La ruina fue para los tres por dar manga ancha al hijo único. Eran tiempos de crisis, claro. Pero gastar y gastar no es cosa de tiempos de crisis. Gastar y gastar es cosa de gente que no asienta la cabeza.
La ruina de un familia
puede venir por diversos sitios.
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