Siempre me han gustado los cuentos, supongo que cada cultura tendrá los suyos. Leí hace tiempo que los cuentos son parte del inconsciente colectivo y una manera sencilla de educar a las generaciones salientes. Con ellos se pretende insuflar de unos valores universales, tradicionales y necesarios para que los niños vayan entrenándose en los roles adecuados para ir integrándose en la sociedad. En estos tiempos en que los adultos vamos del cuento de la lechera con vanos sueños en la cabeza, al cuento de la soberbia liebre que por su presunción llega más tarde que la tortuga a la meta, pasando por lo pinochos que estamos hechos(cuentos y mentiras a todo trapo), hasta las princesas que fueron y ya su ajado rostro las señala como destronadas, podemos ser dormilones como Blancanieves, mirando la hora preocupados con una agenda que no existe como la cenicienta, acabar como Caperucita por despistados, cuántos cuentos, cuánta fantasía, elogio a los infantes por poner oído a todo lo que les pasa a los adultos, de esa manera nunca se sentirán desinformados.
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