Para mí, el fin de la pandemia vendrá marcado cuando pueda ir a la biblioteca y pueda elegir un libro. Perderme por los anaqueles repletos de títulos e ir mirándolos, leer el empiece de ellos y, si me gusta y me engancha la obra, el libro, ir al despacho donde está el bibliotecario y tomarlo prestado, llevarlo a casa y disfrutar de su lectura. He estado comprando libros en una librería de aquí y del otro pueblo pero no me gusta tanto la experiencia como brujulear entre la multitud de títulos que guarda una biblioteca, aunque sean antiguos. Y es que ahora salen muchos títulos de actualidad, pero muchos son aburridos o no tienen el sello de calidad que el tiempo hace que tengan los libros. He comprado y leído libros o raros o que no me han convencido tanto como me convencen cuando en la biblioteca los miro, leo la cubierta, leo el principio, veo de qué va y un poco el estilo, etc. En una librería no puedes hacer eso porque no hay espacio físico y es más comercial que una biblioteca, no están para que te tires la mañana mirando y leyendo. La verdad, es que yo no tardo mucho para elegir dos libros que me traigo a casa cada vez que voy. Suelo tardar unos 20 minutos o media hora hasta que me decido. Luego, en casa, me doy prisa por acabarlos para ir por otros. O sea, que si abren las bibliotecas, yo doy por acabado esto de la pandemia.
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