Mientras comía en un bar restaurante junto a mi hermano, he oído a un tertuliano decir: "17 tarjetas para un solo virus". La verdad es que es del género gilipollas el sistema sanitario español. Un sistema por cada autonomía. Además, en esta crisis pandémica que hay, el presidente no ha sido capaz de dirigir una política única para toda España. Unos dan el toque de queda a las 11:00; otros quieren a las 8:00 y no les dejan. Hay asuntos de cajón que pasan por tribunales por cuestiones legales absurdas. Lo primero para el presidente no es la nación sino no manchar su "marketing político", no empañar su imagen lidiando con el virus; para eso están las autonomías. Sánchez espera la foto final de una España que puede al virus; mientras tanto, no se moja para nada. Las apariciones que tuvo en televisión son penosas: no decía nada nuevo y todo lo que decía eran vaciedades. En esta ocasión, en la tercera ola y Filomena ni se le ha visto el pelo. Es un artista del escapismo, de no comprometerse con nada que pueda suponer desgaste político. Así pasa: las medidas que toman las comunidades autónomas, si son del color político contrario no gustan porque son buenas. O sea, que del virus Sánchez ha hecho política incluso, no es que se haya apartado a un lado, es que lo ha usado para su propio beneficio político.
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